BEIRUT, Líbano – Unos 170 heridos tuvieron que ser hospitalizados y más de 140 atendidos por equipos de la Cruz Roja libanesa después de que el sábado por la noche se produjeran los enfrentamientos más violentos entre manifestantes y fuerzas de seguridad desde que empezó la revuelta popular, el 17 de octubre.
Una fuente de la Cruz Roja confirmó hoy a Efe este último cómputo de heridos tras los choques que se prolongaron hasta después de la medianoche en las inmediaciones del Parlamento libanés, en el centro de Beirut.
Algunos manifestantes lanzaron piedras, bengalas y cócteles molotov, mientras que los efectivos de la Policía emplearon gases lacrimógenos, pelotas de goma y cañones de agua para impedir que se acercaran a la sede del Legislativo.
Cientos de personas bajaron a la calle el sábado para exigir la formación de un nuevo Gobierno después de que en diciembre se le encargara esa tarea a Hasan Diab tras la dimisión de Saad Hariri a finales de octubre.
Este domingo, los activistas y colectivos que participan en la revuelta popular convocaron nuevas marchas para dejar claro que «no hay vuelta atrás» y que no van a ceder en sus demandas y reivindicaciones a pesar de la represión.
Por su parte, Human Rights Watch denunció que los antidisturbios «lanzaron gases lacrimógenos (directamente) a las cabezas de los manifestantes, pelotas de goma a sus ojos y atacaron a personas en hospitales y mezquitas».
«Los eventos de la pasada noche (sábado) demuestran la necesidad urgente de que las autoridades pongan fin a la impunidad de los abusos policiales», agregó la ONG en un comunicado.
Las protestas en el Líbano se han reavivado esta semana tras un período más calmado debido a las fiestas navideñas y a la designación de Diab, pero el deterioro de la situación económica y la falta de avances políticos han dado nuevo oxígeno al movimiento.
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