Después de la muerte de al menos 12 personas tras una enorme explosión de gas en la ciudad de Shiyan, en el centro de China, el 13 de junio, el líder chino Xi Jinping ordenó reforzar el gobierno de la zona donde ocurrió el desastre. Sin embargo, omitió ordenarle a los funcionarios locales que aceleraran el rescate de las personas que aún estaban atrapadas debajo de los edificios derrumbados.
La explosión ocurrió alrededor de las 6:40 a.m. del domingo y destruyó un concurrido mercado en el distrito de Zhangwan de la ciudad de Shiyan, provincia de Hubei, mientras los lugareños compraban para el próximo Festival del Bote del Dragón. Al menos 12 personas murieron y otras 138 resultaron heridas, 37 de ellas en estado grave, anunciaron las autoridades esa tarde. Muchos más todavía están enterrados bajo los escombros.
Xi luego ordenó a través de la cadena estatal CCTV que el régimen debe «investigar la causa del accidente», «hacer que los funcionarios rindan cuentas», «fortalecer la perspicacia política [de los funcionarios]», «prevenir más accidentes graves», “mantener la estabilidad de la sociedad” y “crear un buen ambiente para la celebración del centenario del Partido”, refiriéndose al Partido Comunista Chino (PCCh).
«Mantener la estabilidad» es un eufemismo para mantener el poder del PCCh. “Hacer responsables a los funcionarios” es un método de gestión que utiliza el PCCh para crear incentivos con el fin de que los funcionarios oculten la verdadera magnitud de un desastre e incidente. Un funcionario será despedido si el número de muertos en un desastre o incidente es alto.
La explosión de Shiyan ocurrió el segundo día después de que la ciudad designó a Huang Jianxiong como nuevo alcalde.
«La orden de Xi demuestra que le preocupa más perder el poder que salvar la vida de la gente», declaró el 13 de junio a The Epoch Times el comentarista de asuntos chinos afincado en Estados Unidos, Tang Jingyuan.
En el mismo programa de CCTV, Li Keqiang dijo que le preocupaba que China presenciara más incidentes de seguridad dados los numerosos accidentes fatales que se reportan en todo el país en los últimos tiempos. Pidió a las autoridades locales que aceleren sus esfuerzos de rescate y que todo el país examine los posibles riesgos para la seguridad.
Xi subrayó, además, en un anuncio realizado el 13 de junio, que los funcionarios que ocupen puestos de responsabilidad tendrán que rendir cuentas por cualquier incidente futuro, dando a entender que los funcionarios se enfrentarán a consecuencias políticas como la pérdida de su rango, al tiempo que ordenó a las autoridades locales que refuercen su control sobre la población.
Explosión trágica
Los residentes cercanos al mercado donde se produjo la explosión de gas le dijeron a The Epoch Times, el domingo, que el vecindario estaba lleno de escombros de casas arrasadas y que se podían ver cadáveres después de la explosión. Dijeron que a la gente no se le permitía volver a sus casas y que el régimen había bloqueado las calles afectadas.
Dijeron que creían que todavía había personas enterradas entre los escombros.
“[Vi y escuché que] personas heridas están siendo tratadas en diferentes hospitales. Los cadáveres fueron recogidos [y enviados a la funeraria] directamente. Todavía había una gran cantidad de personas esperando ser rescatadas [cuando nos vimos obligados a irnos del sitio]”, dijo Li, una residente que vive al lado del mercado quien no quiso dar su nombre completo.
“El mercado tiene tres pisos. Los dos pisos sobre el suelo son restaurantes, tiendas y comercios. El piso subterráneo es un mercado húmedo”, le dijo a The Epoch Times Wang, propietario de un restaurante de estofado en el mercado. “Toda la calle voló por los aires. ¡Fue muy atemorizante!»
Un residente anónimo le dijo a The Epoch Times: «Es un mercado concurrido. A muchas personas mayores les gusta disfrutar del aire fresco sentándose junto a las tiendas [en el mercado] temprano en la mañana. Mañana (14 de junio) es el Festival del Barco Dragón. Puede imaginarse cuántos compradores había allí (cuando ocurrió la explosión)».
Los entrevistados también le dijeron a The Epoch Times que el régimen había cerrado el vecindario.
Li dijo que el régimen le había pedido a su familia y a sus vecinos que abandonaran el vecindario a las 8:00 a.m. del domingo y no les permitió regresar, ni siquiera para recoger artículos personales de emergencia.
“El régimen invocó la ley marcial en el barrio. Los residentes solo pueden salir y no se les permite entrar”, dijo otro residente anónimo de la calle Yanhu en el distrito de Zhangwan, que está cerca de la explosión.
Li y otros dos entrevistados le dijeron a The Epoch Times que habían escuchado que la explosión fue causada por una fuga en un gasoducto.
The Epoch Times se puso en contacto con las autoridades y las oficinas de los medios de comunicación en la ciudad de Shiyan, así como con el banco de sangre local para solicitar comentarios. Los funcionarios dijeron que no tenían información sobre la situación o que estaban demasiado ocupados para responder preguntas.
The Epoch Times descubrió que, durante el día, los residentes de Shiyan se habían alineado frente al centro de sangre local para donar sangre después de enterarse de que sus compatriotas heridos necesitaban sangre, pero los hospitales estaban sin suministros.
Incidentes de seguridad
El pueblo chino se ha enfrentado a incidentes de seguridad constantes en los últimos años.
A las 10:30 a.m. del domingo, cuatro horas después de la explosión de gas de Shiyan, seis trabajadores murieron en Chengdu, una ciudad en la provincia de Sichuan, suroeste de China, cuando estaban limpiando la tubería de aguas residuales y el estanque de una fábrica de alimentos.
El 12 de junio, al menos a ocho personas murieron y tres quedaron heridas tras una fuga de un producto químico tóxico cuando un camión descargaba formiato de metilo en una instalación de manipulación de productos químicos en la ciudad de Guiyang, en la provincia de Guizhou, en el suroeste de China, según las autoridades locales.
El 10 de junio, 13 mineros quedaron atrapados bajo tierra en una mina de hierro en la ciudad de Qizhou, en la provincia de Shanxi, en el norte de China, tras una significativa filtración de aguas subterráneas en la mina.
En China también han ocurrido ataques de lobos solitarios. Tales ataques se han convertido en un desafío frente a las intensiones del régimen de garantizar la seguridad pública.
El 5 de junio, un hombre de 25 años atacó al azar a transeúntes con un cuchillo en una calle concurrida de la ciudad de Anqing, en la provincia de Anhui, en el este de China. Mató a seis personas e hirió a otras 14, y una quedó en estado grave. El régimen afirmó que el alboroto del hombre fue causado por problemas familiares.
El 29 de mayo, un hombre de 41 años atacó a los transeúntes con un cuchillo, hiriendo a ocho personas y dejando a cuatro en estado crítico. El motivo según lo informado por las autoridades fue que el hombre se vengaba de la sociedad tras tener conflictos con su exmujer.
El 28 de mayo, un hombre de unos 40 años hirió a cinco estudiantes de primaria con un cuchillo en la ciudad de Chenzhou, en la provincia de Hunan, en el sur de China. Al menos un estudiante murió en el hospital. El informe oficial del régimen afirmaba que el hombre tenía problemas mentales y no tenía motivos para llevar a cabo el ataque con cuchillo.
El régimen instaló un sistema Skynet e introdujo un sistema de crédito social a nivel nacional para monitorear a cada individuo, incluidos los extranjeros, con la esperanza de desalentar ese mal comportamiento, que considera como una amenaza para su promesa de estabilidad social. Sin embargo, a pesar de la decisión de sacrificar la privacidad de los ciudadanos utilizando estos métodos de control al estilo orwelliano, no han podido detener los incidentes.
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