El artista japonés Taki Katei (1830-1901) vivió en uno de los períodos más fascinantes de la historia japonesa: cuando Japón apenas se estaba abriendo a Occidente. Durante ese tiempo, muchos artistas integraron elementos de arte occidental en sus obras, pero Taki se mantuvo fiel a las tradiciones del arte japonés.
Creció en una época en que el arte de Japón era rico en tradiciones. Los artistas tomaron prestado particularmente de las tradiciones de la pintura clásica china, pero también siguieron la tradición de estudiar de la vida: personas, animales y plantas.
Taki comenzó a aprender estas tradiciones cuando tenía solo 6 años. A los 20 años, viajó a Nagasaki para estar más cerca de la cultura china. En ese momento, Nagasaki era el único puerto abierto en Japón, y el comercio estaba restringido a los Países Bajos, Corea y China. Aquí, Taki pudo mezclarse con artistas y literatos chinos que le enseñaron sobre su cultura de primera mano.
Luego, durante 15 años, viajó por Japón aprendiendo prácticas artísticas tradicionales y construyendo una cartera de obras y una buena reputación como artista. En 1866, estableció una escuela de arte en su casa en Tokio para transmitir el arte tradicional japonés.
En 1868, Japón estaba en crisis. El shogun Tokugawa «gran general» del período Edo (1603-1867) fue derrocado, poniendo fin al sistema feudal de Japón. El emperador de Japón reemplazó al shogun, convirtiéndose en el gobernante supremo, y reinó como el emperador Meiji del «gobierno iluminado».
Así comenzó un tiempo de inmensa transición para Japón, ya que el país se abrió al mundo, y la tradición en gran medida quedó en segundo lugar después de la occidentalización. Japón dio la bienvenida a las locomotoras de vapor y a los estilos occidentales de arquitectura y vestimenta, por ejemplo.
Taki, sin embargo, se mantuvo fiel a su cultura tradicional y práctica artística. Perteneció a la Asociación de Arte de Japón, un grupo de artistas que buscaban defender y promover la forma establecida de la pintura japonesa.
Las pinturas japonesas, al igual que en el arte clásico chino, utilizaron la naturaleza para retratar el significado. Por ejemplo, la peonía rebosante de sus múltiples capas de pétalos densos representa la riqueza y la prosperidad, y un ciervo representa la longevidad. Los ciervos son vistos como mensajeros sagrados en el sistema de creencias sintoístas. Según la leyenda, un kami (deidad) cabalgaba a lomos de un ciervo en el santuario Kasugataisha en Nara, al sur de Japón.
Taki y sus estudiantes usaron este lenguaje del arte de Asia Oriental, un lenguaje transmitido no por la palabra escrita o hablada, sino por el lenguaje del simbolismo. Taki honró esta tradición a lo largo de su vida.
Los grandes artistas conversan con nuestros corazones sin pronunciar una palabra. Animan los momentos más grandes y trágicos de la vida, desde campos de batalla que parecen desgarradoramente reales hasta júbilos divinos que hacen cantar nuestras almas. Pero rara vez celebramos la forma en que estos artistas vivieron en el mundo: los valores por los que vivieron, cómo superaron los desafíos o cómo trataron a sus semejantes. Sin embargo, estas historias son tan inspiradoras como las obras de arte que hicieron estos artistas.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí.
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.
