McALLEN, Texas—Los inmigrantes ilegales que cruzan la frontera están entrando en Estados Unidos con pulseras relacionadas con la organización o cártel de contrabando al que pagaron para cruzar el río, según nuevos informes y la confirmación de los agentes de la Patrulla Fronteriza.
Las pulseras han sido vistas en inmigrantes ilegales en el Valle del Río Grande, en el sur de Texas, así como desechadas en el suelo más allá del río. Algunos inmigrantes ilegales fueron encontrados con pulseras de dos colores diferentes.
El sistema «básicamente esboza un proceso que los contrabandistas están utilizando para saber quién pagó, quién no, de modo que puedan empezar a moverlos, porque tienen a mucha gente detrás», según Jaeson Jones, excapitán del Departamento de Seguridad Pública de Texas.
Las pulseras tienen números, palabras y logotipos. «Hemos visto tortugas, hemos visto cabezas de diablo y pequeñas serpientes», dijo Jones a The Epoch Times. El Cártel del Golfo (CDG) utiliza la palabra «metal» para señalar a cierto líder en el lado mexicano, dijo.
Un muro de bloques de hormigón situado justo al otro lado del Río Grande, en Roma (Texas), lleva las palabras «CDG» y «Metal». Está en la ciudad mexicana llamada Miguel Alemán, que es la línea de frente en una batalla territorial entre el CDG y el Cártel del Noreste, una facción del cártel de Los Zetas.
Epoch Times encontró cinco pulseras de diferentes colores abandonadas cerca de Peñitas, una zona popular de recogida de la Patrulla Fronteriza a unos tres kilómetros más allá del río.
Una tenía escrito «Entrega»; otra tenía «Llegadas»; y otra «Dorado».
Los números de las pulseras están relacionados con el «peso» o impuesto que el individuo pagó al cártel para cruzar. Cada una lleva impreso también un número de identificación personalizado, dijo Jones.
«Es el proceso que los cárteles y los contrabandistas están utilizando para tratar a la gente como una mercancía. Es una situación realmente triste», dijo Jones. «Es simplemente algo que no cesa, y por eso se pelean tanto por esta gente».
En febrero, los agentes de la Patrulla Fronteriza detuvieron a más de 100,000 personas que cruzaban ilegalmente la frontera, la cifra más alta registrada para este mes desde hace 14 años.
El 15 de marzo, cuando le preguntaron si el presidente cree que su administración tiene controlada la frontera sur, la secretaria de Prensa de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo: «Ciertamente la tenemos».
Aumento de precios
El precio para cruzar el Río Grande ha aumentado recientemente, según Jones, que está en contacto regular con los agentes fronterizos.
Los ciudadanos mexicanos están pagando hasta 2500 dólares; los venezolanos, peruanos, ecuatorianos y hondureños pagan 3000 dólares; los chinos, 5000 dólares; y los árabes y rusos, 9000 dólares, según Jones.
Si un individuo no tiene suficiente dinero para pagar, el cártel lo cobrará una vez que esté dentro de Estados Unidos.
«Ellos [los cárteles] se preparan muy bien para someter a la gente a la esclavitud de la deuda», dijo Jones.
Los cárteles recopilan los datos personales de los individuos, como el nombre, el teléfono, la dirección y cualquier documento de identidad, así como los detalles y la verificación de sus contactos en Estados Unidos.
«Tienen a su familia y a su país de origen para exigirles responsabilidades si no pagan. Y eso es la servidumbre por deudas en su máxima expresión. Es una forma de tráfico de personas», dijo.
Jones dijo que aunque Estados Unidos se centra en detener la trata de personas y el contrabando de drogas, el núcleo del problema son los cárteles, a los que recomienda designar como organizaciones terroristas extranjeras.
«No nos centramos en las personas que son el problema central, que son los cárteles. Son dueños de todo el espacio geográfico de México», dijo. «Y si cambiáramos el enfoque como país y realmente persiguiéramos a los cárteles que hoy operan como un gobierno paralelo en México (…) ahí es donde vamos a encontrar el éxito».
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