Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) actualizaron el jueves la guía de aislamiento y cuarentena por COVID-19 frente al aumento de casos de la variante ómicron, reduciendo el número de días requerido a los trabajadores de la salud.
Desde el lunes, la variante ómicron representa al menos el 73 por ciento de los nuevos casos de COVID-19 en Estados Unidos, según los CDC.
Las nuevas orientaciones reducen el tiempo de aislamiento de los trabajadores de la salud con COVID-19 de 10 a 7 días, siempre que sean asintomáticos y puedan presentar una prueba negativa del virus.
Este tiempo de aislamiento podría reducirse aún más si hay escasez de personal, dijeron los CDC.
Los trabajadores sanitarios que están totalmente vacunados y han recibido una vacuna de refuerzo no necesitan estar en cuarentena en su casa tras una exposición de alto riesgo.
Las directrices actualizadas solo se aplican a los trabajadores de la salud y todavía pueden ser modificadas a medida que las autoridades reciban más información sobre la nueva variante. Los CDC dijeron que estas directrices tienen por objeto limitar los efectos de la escasez de personal en los centros médicos y de atención sanitaria que se enfrentan a una gran afluencia de pacientes con COVID-19.
No se modificaron ni actualizaron otras directrices a parte del aislamiento y cuarentena en la actualización del jueves.
«A medida que la comunidad sanitaria se prepara para un aumento previsto de pacientes debido a ómicron, los CDC están actualizando nuestras recomendaciones para reflejar lo que sabemos sobre la infección y la exposición en el contexto de la vacunación y las dosis de refuerzo», dijo la directora de los CDC, la Dra. Rochelle Walensky, en una declaración. «Nuestro objetivo es mantener a salvo al personal sanitario y a los pacientes, además de abordar y evitar una carga excesiva en nuestros centros de salud. Nuestra prioridad sigue siendo la prevención por lo que animo encarecidamente a todo el personal sanitario a que se vacune y se administre la dosis de refuerzo».
La agencia de salud pública también actualizó sus orientaciones para la gestión de contingencias y crisis a fin de mitigar la importante escasez de personal sanitario.
La nueva orientación surgió poco después que la Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (UKHSA) dijera que la nueva variante ómicron del virus tiene hasta un 70 por ciento menos de probabilidades de provocar hospitalización.
Los resultados preliminares sobre la nueva variante mostraron que el riesgo de ingreso hospitalario de un caso identificado con ómicron se reduce en comparación con un caso de la variante delta, según la agencia gubernamental.
Ellos calcularon que un individuo con ómicron tiene hasta un 45 por ciento menos de probabilidades de acudir al servicio de urgencias en comparación con delta y hasta un 70 por ciento menos de probabilidades de ser ingresado en el hospital.
Por su parte, investigadores del Imperial College de Londres observaron que los pacientes con ómicron tenían entre un 20 y un 25 por ciento menos de probabilidades de necesitar atención hospitalaria y entre un 40 y un 45 por ciento menos de ser hospitalizados durante una noche o más en comparación con los que tenían la variante delta.
Sin embargo, los expertos sanitarios siguen investigando la nueva variante, descubierta por primera vez en Sudáfrica. Se cree que ómicron está infectando a más personas que han tenido previamente COVID-19. En Reino Unido se registró un 9.5 por ciento de personas reinfectadas con ómicron, según UKHSA, que basó sus conclusiones en los resultados de las pruebas de detección de flujo lateral o PCR (pdf).
El lunes, el jefe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, dijo que ahora hay «pruebas consistentes» de que ómicron se está propagando más rápidamente que la variante delta y advirtió sobre las reuniones navideñas.
Según la opinión de Ghebreyesus, el 70 por ciento de la población mundial debería estar vacunada a mediados del año 2022 si se quiere vencer la pandemia en el próximo año.
El 21 de diciembre se registró en Texas la que se considera la primera muerte en Estados Unidos relacionada con la nueva variante ómicron.
La víctima de la muerte que se cree está relacionada con ómicron es un hombre de Houston entre 50 y 60 años no vacunado que se había infectado anteriormente con COVID-19, según confirmó Salud Pública del condado de Harris (HCPH).
«El individuo corría un mayor riesgo de sufrir complicaciones graves por COVID-19 debido a su condición de no vacunado y porque tenía condiciones de salud subyacentes», dijeron las autoridades sanitarias.
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