Los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) de EE. UU. publicaron datos actualizados que muestran que los ingresos hospitalarios por COVID-19 siguen disminuyendo en todo el país, después de que se registrara un repunte de casos durante el verano.
Hasta la semana que finalizó el 30 de septiembre, las hospitalizaciones han descendido un 6%, las visitas a los servicios de urgencias un 14.5% y los casos un 1.2%, según los CDC. Las muertes han aumentado un 3.8%, pero las autoridades sanitarias llevan mucho tiempo diciendo que los fallecimientos suelen ir por detrás de las hospitalizaciones y el número de casos.
Desde hace varias semanas, los ingresos hospitalarios disminuyen semanalmente. En julio, sin embargo, las hospitalizaciones por COVID-19 habían aumentado, aunque los datos históricos de los CDC sugieren que eran relativamente bajas en comparación con años anteriores.
La variante EG.5, que ha sido apodada Eris, ha representado alrededor del 24.5% de todos los casos de COVID-19, según el rastreador de variantes de la agencia sanitaria federal. Se estima que la variante FL.1.5.1, conocida como Fornax, es responsable de alrededor del 13.7 por ciento de las infecciones, según las cifras de los CDC.
Durante el final del verano y durante un aumento de las hospitalizaciones, algunos funcionarios de salud sugirieron que no parece ser tan malo como los aumentos anteriores del virus.
«Mirando ese gráfico [de] hospitalizaciones, aunque está en una tendencia al alza, sigue siendo más bajo de lo que era el año pasado por estas fechas», dijo entonces a ABC News el Dr. John Segreti, epidemiólogo y director médico de control y prevención de infecciones del Centro Médico de la Universidad Rush de Chicago. «El hecho de que las cifras estén subiendo con bastante lentitud, creo que es una buena señal».
La Dra. Shira Doron, jefa de control de infecciones de Tufts Medicine, dijo que el reciente «repunte no es una oleada; ni siquiera es una ola». «Lo que estamos viendo es una trayectoria ascendente muy gradual y pequeña de casos y hospitalizaciones, sin que se produzcan realmente muertes, lo que es una gran noticia», añadió.
«Amenaza para la salud pública»
A pesar del descenso de las hospitalizaciones durante varias semanas consecutivas, los CDC publicaron un informe el 6 de octubre en el que afirmaban que el COVID-19 sigue siendo una «amenaza para la salud pública» para los estadounidenses de edad avanzada y volvían a hacer un llamamiento a la población para que se pusiera la vacuna de refuerzo actualizada contra el COVID-19. Los adultos mayores, dijo, constituyen la mayoría de las hospitalizaciones en los Estados Unidos en los últimos días, aunque esto ha sido consistente con las tendencias históricas.
A mediados de julio, alrededor de siete de cada 100,000 personas de 65 años o más fueron hospitalizadas con COVID-19, dijeron los CDC. Pero a mediados de agosto, según la agencia, 16.4 de cada 100,000 adultos de 65 años o más fueron hospitalizados con la infección viral.
En general, de enero a agosto de 2023, los adultos de 65 años o más «representaron el 62.9% de todas las hospitalizaciones asociadas al COVID-19», dijo antes de sugerir que las personas mayores reciban la «vacuna bivalente contra el COVID-19 recomendada».
Además de vacunarse, también deberían adoptar «medidas para reducir el riesgo de contraer el COVID-19» y recibir «tratamiento antivírico ambulatorio inmediato tras un resultado positivo en la prueba del SARS-CoV-2», añadió.
La segunda tasa de hospitalización más alta se registró entre las personas de 50 a 64 años, con alrededor de una de cada 100,000, señaló.
Desde que se lanzaron las vacunas originales contra el COVID-19 hace varios años, la aceptación de las vacunas de refuerzo ha descendido constantemente. Después de que los CDC y la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés) aprobaran las últimas vacunas, los datos del Departamento de Salud y Servicios Humanos muestran que sólo el 1% de todos los estadounidenses optaron por vacunarse en septiembre.
Sin embargo, seis revistas médicas rechazaron un artículo clave sobre las vacunas contra el COVID-19 y la inflamación del corazón, una afección que provocan las vacunas, según documentos revisados por The Epoch Times. La revista de los CDC, Morbidity and Mortality Weekly Report, fue una de las que rechazó el trabajo, que estimaba que se evitarían más hospitalizaciones por COVID-19 que casos de inflamación cardiaca, o miocarditis, causada.
Otro reporte de The Epoch Times, publicado el miércoles, reveló que la FDA recibió los resultados de dos estudios sobre inflamación cardiaca subclínica tras la vacunación contra el COVID-19 de Moderna, pero no los hará públicos por ahora.
Actualización del mandato
Desde agosto, algunos hospitales han empezado a aplicar el mandato de utilizar mascarillas —al menos para el personal— alegando un aumento del COVID-19 y otras infecciones respiratorias como el VRS o la gripe.
En particular, varios condados del norte de California emitieron una norma que obliga al uso de mascarillas a todo el personal sanitario a partir del 1 de noviembre y hasta el 30 de abril de 2024. Los condados de Contra Costa, Sonoma, Alameda y San Mateo ordenaron en septiembre el uso de mascarillas independientemente del estado de vacunación en hospitales y otros centros asistenciales, a partir del 1 de noviembre y hasta el 30 de abril de 2024.
El condado californiano de San Luis Obispo emitió un mandato similar hace varios días, exigiendo al personal que lleve mascarilla o se vacune.
Varios hospitales del norte del estado de Nueva York, Massachusetts y California también aplicaron un mandato en las últimas semanas, mientras que al menos una escuela de Maryland hizo obligatorias las mascarillas para una clase de jardín de infancia. En cuanto a los mandatos de vacunación, varias docenas de universidades y colegios de EE. UU. aún los mantienen intactos, según un informe reciente.
Con información de Zachary Stieber.
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