Se dice que los maestros de izquierdas de todo Estados Unidos están enseñando a los estudiantes a «desaprender», o que los están adoctrinando, sobre el Día de Acción de Gracias.
Están enseñando que la fiesta del pavo asado que celebran cada año, recordando historias inspiradoras de los primeros días de la nación, está basada en un «mito» creado para sentirse bien.
En lugar de enfatizar la historia tradicional de la buena voluntad y de la cooperación con los nativos americanos, los peregrinos ahora son acusados de ser invasores no deseados que usaron la violencia brutal para subordinarlos y oprimirlos.
Se está concienciando a los estadounidenses de que esa versión tradicional «es un mito, y de que nos damos cuenta de que hay una perspectiva realmente diferente que hay que tener en cuenta», dijo Jacob Tsotigh, especialista en educación tribal de la Asociación Nacional de Educación Indígena, a Education Week.
«Hay cada vez menos» maestros de educación primaria que enseñen a los estudiantes la historia de los primeros colonos americanos compartiendo comida con los nativos americanos, dijo, añadiendo que las tribus en ese momento no veían a los colonos como invasores, porque sus números iniciales eran pequeños.
En un informe de PBS de 2018 titulado «Teaching the Real Lessons of Thanksgiving» (Enseñando las verdaderas lecciones del Día de Acción de Gracias), la narradora Judy Woodruff dijo: «El Día de Acción de Gracias a menudo es visto como un día festivo arquetípico para sentirse bien, pero muchos argumentan que la forma en que se enseña en las escuelas perpetúa los mitos, además de ser irrespetuosa con los nativos americanos».
La historia tradicional del Día de Acción de Gracias «deja fuera el contexto de las relaciones entre ellos y los primeros inmigrantes… cómo los colonos trajeron enfermedades, por ejemplo, que diezmaron a las tribus nativas o información sobre las masacres de los nativos que siguieron», dijo.
Por supuesto, este relato deja de lado el hecho de que en aquel entonces se sabía poco sobre las enfermedades infecciosas y que los colonos no traían consigo enfermedades, a sabiendas, como medio para librar una guerra biológica deliberada contra los pueblos aborígenes. No podían saber que el sistema inmunológico de los nativos americanos no era capaz de contrarrestar enfermedades que eran comunes en Europa.
El mito del Día de Acción de Gracias, que Claire Bugos describe en la revista Smithsonian Magazine, es que «los indios amistosos…. dan la bienvenida a los peregrinos a América, les enseñan cómo vivir en este nuevo lugar, se sientan a cenar con ellos y luego desaparecen. Entregan los Estados Unidos a los blancos para que puedan crear una gran nación dedicada a la libertad, a la oportunidad y al cristianismo para que el resto del mundo se beneficie. Esa es la historia: se trata de que los nativos cedan al colonialismo. Es incruenta y en muchos sentidos una extensión de la ideología del Destino Manifiesto».
El proceso de «desaprendizaje», como lo llaman algunos educadores, se ve reforzado por el proyecto de Education Week «Citizen Z: Teaching Civics in a Divided Nation» (Ciudadano Z: Enseñanza de la educación cívica en una nación dividida), que, según afirma, «ha estado explorando la evolución de la comprensión cultural del Día de Acción de Gracias tomando como muestra el aula de la [educación] primaria».
El proyecto Tolerance.org del Southern Poverty Law Center alienta a los maestros a evitar la enseñanza «socialmente irresponsable» y a resistirse a «la narrativa colonialista del Día de Acción de Gracias». El proyecto ataca la idea misma del Día de Acción de Gracias, burlándose de él como un «feriado a menudo romántico».
El profesor de la Universidad George Washington David J. Silverman escribe en su nuevo libro, «This Land Is Their Land», que «deconstruye los hechos en torno al feriado de Acción de Gracias», y que «los triunfos de la América blanca» fueron «cargados sobre la espalda de los pueblos nativos».
Silverman rebautiza al Día de Acción de Gracias como un «Día Nacional de Luto» que perpetúa ideas que son «hirientes tanto para los nativos modernos como para los estadounidenses en general».
Superar el socialismo
Los conservadores dicen que la perspectiva radical y revisionista del Día de Acción de Gracias, que trata a los colonos como villanos racistas que participan en una especie de guerra de clases, está calando en la cultura de la nación.
Los conservadores se han quejado durante mucho tiempo de una guerra contra la Navidad, una fiesta religiosa, pero ahora dicen que el esfuerzo de la izquierda por derribar las instituciones de la nación se ha ramificado en una guerra contra el Día de Acción de Gracias, una observancia en gran medida secular con fuertes connotaciones religiosas que rinde homenaje, desde los primeros días antes de la fundación de la república, a historias inspiradoras de perseverancia, cooperación mutuamente beneficiosa y supervivencia.
La crítica radical al Día de Acción de Gracias está siendo contrarrestada por algunos conservadores. A modo de ejemplo, el autor y presentador de radio Rush Limbaugh practica cada año el relato de la «verdadera historia de Acción de Gracias«. En el relato de Limbaugh, el Día de Acción de Gracias implica que los primeros estadounidenses superan un sistema socioeconómico, el socialismo, que estaba condenado desde el principio al fracaso.
El Día de Acción de Gracias no es, como algunos libros de historia han enseñado, simplemente «un feriado por el cual los peregrinos dieron gracias a los indios por salvar sus vidas», dijo Limbaugh.
«La acción de gracias, en verdad, es una expresión devota de gratitud a Dios por su supervivencia, que dependía de muchas cosas después de su llegada (…) además de la ayuda de los indios».
El Pacto del Mayflower, que los primeros colonos de Nueva Inglaterra adoptaron, exigía la propiedad colectiva de los recursos de la comunidad, escribió Limbaugh. El nuevo gobernador de la colonia rápidamente se dio cuenta de que el sistema no estaba funcionando, ya que no se cumplían las cuotas de alimentos y los colonos se morían de hambre, dijo.
«Mucho antes de que Karl Marx naciera, los peregrinos habían descubierto y experimentado con lo que solo podía describirse como socialismo. ¿Y qué pasó? ¡No funcionó!»
Pronto, como dice Limbaugh, el gobernador «desató» el poder de los mercados al dar a cada familia un terreno para trabajar y guardar las ganancias. La producción se disparó, y los colonos se salvaron, escribió.
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