El profesor Mark Crispin ha estado impartiendo clases de propaganda en la Universidad de Nueva York durante más de 20 años, un tema muy popular que siempre excede la participación por parte de los estudiantes al máximo permitido.
Crispin siempre se había identificado a sí mismo como de izquierda, no como comunista, sino como parte de la izquierda del campus, la izquierda contracultural de los años 60 que estuvo fuertemente influenciada por el movimiento antiguerra y el movimiento de los derechos civiles.
En su opinión, la izquierda en ese entonces fue blanco de ciertos organismos con intenciones ocultas, y posteriormente se dividió, señalando además que la izquierda a la que él formaba parte era completamente diferente a la actual.
“Cuando miro hacia atrás y veo en lo que creíamos en ese entonces, no puedo evitar sentirme conmocionado—repelido por lo que la llamada izquierda se ha convertido hoy. Las dos izquierdas no tienen nada en común», dijo Crispin a The Epoch Times, «la izquierda de hoy es la extrema derecha».
“Cuando era niño, la extrema derecha realmente tenía un poco de desconfianza y temor a la clase trabajadora. Querían que se mantuvieran alejados de la política, no les gustaban los sindicatos. Bueno, ¿Quiénes son los deplorables? Esa es la clase trabajadora. La constante demonización a la base de Trump es esencialmente un ataque —un ataque de élite— a la clase trabajadora y su negativa a seguir el guión que les dicta la prensa liberal».
«Así que son constantemente descartados y atacados como nazis, como de extrema derecha, supremacistas blancos».
Según el profesor—quien fue cancelado por algunos de sus colegas y algunos estudiantes y luego exonerado—este procedimiento no se aplica a los negros.
“La izquierda fetichiza a los negros. La izquierda piensa que los negros están automáticamente de su lado, especialmente si esos negros suscriben las mismas opiniones políticas que tienen los demócratas».
“El hecho es que, dejando a un lado la actitud extraña de la llamada izquierda hacia los negros, no tienen ningún interés por la clase trabajadora, no tienen nada [más que] desprecio por ellos, y eso me parece otro síntoma de que son de extrema derecha».
Crispin no idealiza la izquierda universitaria que quedó de los años 60, reconociendo que había muchas cosas malas en ella. Sin embargo, afirma que fueron objeto de un ataque concertado y altamente sofisticado de las grandes fundaciones liberales, «Ford y Rockefeller especialmente», que comenzaron a favorecer proyectos de investigación centrados en la raza y el género.
“Creo que esa es una razón clave por la que la izquierda académica se convirtió en una multitud tribalista”, continuó, “porque convenía [a sus] intereses profesionales que [te] convirtieras en un devoto de las políticas de identidad. Lo que esas fundaciones liberales no querían que estudiaras era economía política o de clases. No querían que la izquierda siguiera haciendo eso».
«Black Lives Matter es una marca»
Según el profesor, estas fundaciones encaminaron artificialmente el movimiento por los derechos civiles hacia una operación completamente obsesionada con la raza y la identidad.
“Eso es lo que tenemos ahora. Eso es lo que es Black Lives Matter, Black Lives Matter es básicamente una marca. No veo que hagan nada, por ejemplo, sobre el impacto de los cierres en la salud de los negros», dijo Crispin. «¿Por qué Black Lives Matter no ha dicho nada sobre lo que el Dr. Fauci les hizo a todos esos huérfanos negros durante los años del SIDA?»
“Se pondrán a profesar sobre los generales confederados—con las estatuas que los conmemoran en los campus y en los ayuntamientos, y gritarán y gritarán y exigirán que se saque la estatua de Thomas Jefferson del Ayuntamiento de Nueva York. ¿En serio? Esa historia antigua los pone de los nervios. ¿Qué pasa con lo que hizo el Dr. Fauci, a los huérfanos negros, a los niños, hace unas décadas, y todavía está aquí, sigue siendo nuestro zar de la salud, cierto? ¿Por qué Black Lives Matter no está gritando sobre él?»
“La cuestión es que Black Lives Matter y todo el movimiento de la teoría crítica de la raza constituyen un gigantesco retroceso. Porque ahora tenemos en los campus universitarios de todo el país, comedores separados y ceremonias de graduación separadas. Para alguien como yo, que viene de los años 60, que recuerda la lucha por los derechos civiles y simpatizaba profundamente con ella —y creía en ella— esto es impactante, simplemente alucinante. De repente, ahora, hay una nueva reafirmación del racismo, que también conlleva esta noción de que todos los blancos son supremacistas blancos, que es una idea profundamente racista».
The Epoch Times se puso en contacto con Black Lives Matter para solicitar comentarios.
Únase a nuestro canal de Telegram para recibir las últimas noticias al instante haciendo click aquí
Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando
¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.