Investigadores australianos han aconsejado a los pacientes con dolor agudo de cuello y espalda que eviten el uso de opiáceos tras descubrir que estos fármacos comúnmente recetados no eran más eficaces que un placebo en el tratamiento del dolor agudo.
Investigadores de la Universidad de Sídney dirigieron un ensayo sobre analgésicos opiáceos para investigar la seguridad y eficacia del uso de un ciclo corto de opiáceos para el tratamiento del dolor lumbar o cervical inespecífico, según un artículo publicado en The Lancet.
El ensayo «Analgesia con opiáceos para el dolor lumbar agudo y el dolor de cuello» (OPAL, por sus siglas en inglés) incluyó a 347 participantes adultos que declararon tener 12 semanas o menos de dolor lumbar, dolor de cuello, o ambos, con una gravedad del dolor al menos moderada.
Los participantes fueron divididos en dos grupos:
-Un grupo opiáceo que recibía hasta 20 miligramos diarios de oxicodona.
-Un grupo de control que recibía un placebo idéntico.
El resultado primario medido fue la severidad del dolor a las seis semanas utilizando la escala de Inventario Breve del Dolor de 10 puntos, una herramienta ampliamente utilizada para evaluar la severidad del dolor y su impacto en el funcionamiento.
Además, ambos grupos recibieron las mismas pautas de cuidados, como reafirmar un pronóstico positivo, mantenerse activos y evitar el reposo en cama. Se realizó un seguimiento de los participantes durante 52 semanas.
Según los investigadores, éste fue el primer «ensayo ciego, controlado con placebo y multicéntrico» de un opiáceo que se utilizó para evaluar los efectos del tratamiento del dolor lumbar inespecífico.
Resultados del estudio
-A las seis semanas, los del grupo de opiáceos no presentaban mejor alivio del dolor que los del grupo placebo.
-El grupo placebo tuvo mejores resultados de calidad de vida y dolor en el seguimiento a largo plazo.
-Los participantes del grupo de los opiáceos tuvieron un mayor riesgo de abuso de opiáceos en la semana 52 que los del grupo placebo.
Las reacciones adversas notificadas por los grupos de opiáceos y placebo incluyeron náuseas, estreñimiento y mareos en un 35% y un 31%, respectivamente.
La investigadora principal, la profesora Christine Lin, de la Escuela de Salud Pública de Sídney, declaró en un comunicado de prensa que el estudio no mostraba ningún beneficio para la prescripción de opiáceos en el tratamiento del dolor agudo de espalda o cuello.
«De hecho, podría causar daños a largo plazo incluso con sólo un tratamiento breve», afirmó.
«Los opioides no deben recomendarse para el dolor agudo de espalda y cuello y punto. Ni siquiera cuando no se puedan prescribir otros tratamientos farmacológicos o éstos no hayan resultado eficaces para un paciente», afirmó la Sra. Lin.
Este hallazgo exige un cambio en el uso frecuente de opiáceos para estas dolencias, concluyeron los investigadores.
El aumento de las prescripciones de opiáceos
«Desde la década de 1990, cuando empezó a crecer la cantidad de opioides recetados a los pacientes, también ha aumentado el número de sobredosis y muertes por opioides recetados. A pesar de que la cantidad de opioides recetados y vendidos para el dolor ha aumentado, la cantidad de dolor que los estadounidenses declaran padecer no ha cambiado de forma similar», según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).
En 2021, los datos de los CDC muestran que 45 personas murieron cada día por una sobredosis de opioides recetados, lo que supone un total de casi 17,000 muertes.
Aunque se ha descubierto que la prescripción excesiva por parte de los médicos contribuye en gran medida a la sobredosis de opiáceos con receta, Richard Lawhern, del Consejo Americano de Ciencia y Salud, sostiene que no es así, sino que es el resultado del crecimiento de un pequeño número de «fábricas de pastillas» operadas por médicos y farmacéuticos, que atendían a clientes sin cita previa que fingían su dolor para comprar opiáceos para su reventa en la calle.
Sin embargo, la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés), una organización mundial que promueve la investigación, el tratamiento y la educación sobre el dolor, apoya el uso y la disponibilidad de opiáceos a todas las edades para el alivio del dolor intenso durante acontecimientos dolorosos de corta duración y al final de la vida.
La IASP afirma: «Aunque los opiáceos pueden ser altamente adictivos, la adicción a los opiáceos rara vez surge cuando éstos se utilizan para el tratamiento a corto plazo del dolor, excepto entre unos pocos individuos muy susceptibles».
La organización añade que, en algunos casos, no hay sustituto de los opioides para lograr un alivio satisfactorio del dolor, pero recomienda precaución a la hora de prescribir opioides para el dolor crónico.
Limitar la prescripción de opiáceos
El Dr. Akhil Chhatre, director de rehabilitación de la columna vertebral en Johns Hopkins Medicine, dijo que hace dos años eliminó por completo los opioides recetados para el dolor subagudo y crónico.
«La medicación ideal que debe recetarse depende de la afección o del origen del dolor de cuello o espalda. Por ejemplo, si hay un origen inflamatorio, ofreceríamos esteroides o antiinflamatorios no esteroideos. Si hay un espasmo, entonces consideraríamos un relajante muscular», dijo el Dr. Chhatre a The Epoch Times por correo electrónico.
El Dr. Chhatre añadió que los opiáceos suelen estar indicados para el dolor grave intratable, como el relacionado con el cáncer, o el postoperatorio inmediato.
En Australia parece haber consenso sobre el estudio OPAL, ya que la Comisión Australiana de Seguridad y Calidad en la Asistencia Sanitaria (ACSQHC, por sus siglas en inglés) afirma que los analgésicos opiáceos tienen un papel muy limitado en el tratamiento del dolor lumbar agudo.
«Si se utilizan opiáceos para tratar a personas con dolor agudo intenso, su uso debe limitarse a una duración lo más breve posible, como unos pocos días, y sólo si otras opciones no son eficaces», declaró un portavoz de la ACSQHC a The Epoch Times por correo electrónico.
«Es vital que revisemos a los pacientes para comprobar si el opiáceo está teniendo algún efecto sobre su dolor y apoyar a los pacientes para que dejen de usar analgésicos opiáceos a medida que se recuperan y su dolor se reduce».
Los opioides químicos desensibilizan los mecanismos naturales del dolor
Antes se creía que los opioides químicos interactuaban con los receptores opioides del organismo del mismo modo que los opioides endógenos naturales, que son proteínas producidas en el cuerpo.
Sin embargo, los investigadores han descubierto que los opioides químicos inducen la actividad de estructuras celulares más profundas con mayor rapidez que los opioides endógenos, lo que puede ayudar a explicar sus efectos secundarios no deseados.
Además, los opioides químicos o sintéticos «secuestran» los receptores opioides endógenos que, de otro modo, se estimularían a través del sistema natural de alivio del dolor del organismo.
Los estudios también han demostrado que los opioides químicos desensibilizan los receptores asociados a las encefalinas, dinorfinas y endorfinas de los opioides endógenos, que se consideran «potentes analgésicos peptídicos».
Las encefalinas y las dinorfinas actúan en diferentes partes del sistema nervioso reduciendo la sensación de dolor, mientras que las endorfinas estimulan la sensación de euforia.
Además, las investigaciones han demostrado que el consumo prolongado de opiáceos altera significativamente el sistema opiáceo endógeno, que desempeña un papel importante en la sensibilización a las drogas y la adicción.
Un enfoque integrador del tratamiento del dolor
Los enfoques actuales del tratamiento del dolor agudo de espalda y cuello apuntan hacia un enfoque multidisciplinar que no dependa de los enfoques farmacológicos.
Para quienes sufren un brote agudo de dolor, el Dr. Chhatre recomienda evitar la actividad que lo provocó, modificar las actividades de la vida diaria y avisar al médico de atención primaria si el dolor persiste durante más de dos o tres días.
Se recomienda evitar el reposo en cama, mantenerse activo y utilizar analgésicos sencillos, como antiinflamatorios, o una compresa caliente para el dolor de espalda agudo.
«Las pruebas actuales demuestran que un enfoque activo es más eficaz y menos arriesgado para los pacientes», afirma el ACSQHC.
«Es importante reconocer que para muchas personas con lumbalgia aguda, el objetivo de los analgésicos es permitir la actividad física, no eliminar el dolor».
Además, el dolor de espalda agudo suele durar entre varias horas y siete días en la mayoría de los casos, según el Dr. Chhatre.
Al mismo tiempo, un pequeño porcentaje de personas (el 1 por ciento) que acuden a su médico o profesional sanitario aliado tienen una causa grave de su dolor de espalda que requiere una investigación rápida y un tratamiento específico, señaló el ACSQHC.
Los estudios también han demostrado que los pacientes que acuden primero a fisioterapia o quiropráctica tienen mejores resultados de recuperación y episodios más cortos de atención aguda por lumbalgia. Además, los que recibieron esos tratamientos en las fases iniciales presentaron una menor dependencia del uso de opiáceos.
Potenciar nuestras endorfinas naturales
Las endorfinas se describen como los «analgésicos naturales» del organismo y son liberadas por el hipotálamo y la hipófisis en respuesta al dolor o el estrés.
Las endorfinas, junto con la dopamina, la serotonina y la oxitocina, reciben el apodo de «hormonas del bienestar» debido a las sensaciones de euforia que producen en respuesta a actividades que simulan sentimientos de felicidad, como el ejercicio, la meditación, escuchar música y la risa.
Aunque las sensaciones de los opiáceos endógenos pueden ser menos evidentes que las de los opiáceos químicos, son beneficiosas para la salud y no conllevan los riesgos de la adicción.
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