El régimen comunista chino ha estado monitoreando lo que la gente dice en línea durante años, intentando manipular a la opinión pública y bloquear cualquier tipo de información que considere perjudicial para su imagen, incluidas las cuestiones relacionadas con la religión. Todas las plataformas de redes sociales chinas, siendo WeChat la más popular, son constantemente vigiladas, y los grupos que reúnen a personas de fe en ellas son especialmente reprimidos, ya que las autoridades buscan arrestar a la mayor cantidad de personas posible de una sola vez.
Investigadas por haberse unido a un grupo en línea
En agosto de 2019, la policía llamó a una miembro de una iglesia de las Tres Autonomías (La Iglesia protestante unida, establecida en el año 1954 y estrictamente controlada por el Partido Comunista Chino (PCCh), el cual designa a sus líderes y pastores) procedente de la provincia norteña de Shanxi que estaba fuera por negocios y le exigió que volviera a casa de inmediato. Tan pronto como regresó ese mismo día, una docena de policías allanaron su hogar y la arrestaron, acusándola de pertenecer a un grupo de WeChat creado por la Iglesia de Bo’ai. Debido a que la Iglesia es oriunda de Estados Unidos, se la considera parte de las «fuerzas de infiltración extranjeras», afirmaron los agentes, añadiendo que la policía había estado vigilando a 56 grupos de WeChat afiliados a la Iglesia de Bo’ai, y que todos sus miembros serían investigados.
La mujer le dijo a la policía que no era miembro de la Iglesia y que se había unido al grupo por curiosidad, pero aún así fue presionada para revelar las identidades de los miembros de la congregación. La misma se vio obligada a firmar una declaración de arrepentimiento, prometiendo no unirse a dicha «organización criminal». Los agentes de policía también registraron las residencias en las que vivió mientras viajaba por trabajo. Debido a estas investigaciones, la mujer fue despedida de su trabajo.
La Iglesia de Bo’ai es una de las 30 iglesias extranjeras en China listadas para su eliminación después de que el Departamento de Trabajo del Frente Unido y el Ministerio de Seguridad Pública adoptaran el Plan de trabajo de la operación especial para investigar y lidiar con la infiltración cristiana extranjera según la ley en el año 2019. Según el documento, las operaciones represivas contra estos grupos religiosos habían sido planificadas para los meses de junio y agosto del año pasado, mientras que el monitoreo y análisis de las cuentas de redes sociales administradas por estos grupos habían sido incluidos entre las principales tareas del proceso de investigación.
Una creyente de una iglesia de Sola Fide procedente de la provincia de Shanxi le dijo a Bitter Winter que la policía también la había investigado en el mes de agosto por haberse unido a un grupo de WeChat relacionado con la Iglesia de Bo’ai. Los oficiales le preguntaron repetidamente si estaba en contacto con los otros miembros del grupo, alegando erróneamente que la Iglesia era un xie jiao («Enseñanzas heterodoxas» y los movimientos religiosos que las autoridades consideran peligrosos y no «precisamente» religiosos, además de hostiles al PCCh). En realidad, la Iglesia de Bo’ai no se encuentra enumerada en la lista de organizaciones xie jiao creada por el PCCh –siendo las mismas grupos religiosos prohibidos, cuya afiliación es castigada con prisión–.
La policía monitorea a los grupos cristianos existentes en las universidades
Las autoridades chinas también investigan las cuentas de redes sociales administradas por grupos con afiliaciones religiosas en facultades y universidades. En noviembre de 2018, la universidad convocó a aproximadamente 50 miembros de un grupo cristiano de WeChat pertenecientes a una universidad emplazada en la provincia oriental de Shandong, luego de que la policía de Internet informara que habían examinado sus actividades en línea.
«No sabemos cómo la policía pudo descubrir nuestro grupo, ya que no realizábamos publicaciones religiosas de manera abierta, ni nos comunicábamos de manera frecuente», le dijo una de las estudiantes del grupo a Bitter Winter. La misma añadió que la administradora del grupo, miembro de una iglesia doméstica de Sola Fide, fue posteriormente presionada para que revelara información sobre su iglesia y sobre otros cristianos en la universidad. La administración de la universidad llegó a cancelar su beca, amenazándola con expulsarla a menos que renunciara a su fe.
Un profesor universitario del grupo también fue sometido a una serie de medidas disciplinarias: la universidad revocó su título de “excelente director” y rechazó su solicitud para obtener una beca de emprendimiento.
«Antes de esta experiencia, solo había escuchado de boca de mis compañeros de clase sobre las persecuciones religiosas llevadas a cabo por el Gobierno», afirmó otro estudiante que había formado parte del grupo. “Habiéndolo experimentado en carne propia, me di cuenta de la gravedad del asunto, es mucho más duro de lo que había imaginado. Desde entonces, varias iglesias que se hallaban emplazadas en mi ciudad natal han sido clausuradas».
Tras los eventos, todos los estudiantes de la universidad tuvieron que asistir a clases antireligiosas especiales durante un plazo de tres semanas.
Posteriormente, la policía descubrió un grupo de WeChat perteneciente a una universidad emplazada en la provincia central de Henán que estaba relacionado con el de Shandong. Todos los miembros del grupo fueron denunciados ante la universidad, y también fueron convocados y presionados para que abandonaran sus creencias religiosas. Uno de los estudiantes recordó que el director de la universidad lo hizo acceder al grupo de WeChat desde su teléfono y le preguntó sobre cada uno de los miembros del mismo.
Este artículo fue publicado originalmente en Bitter Winter, una publicación sobre libertad religiosa y derechos humanos en China.
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