Los tratamientos transgéneros para menores «no están comprobados», dice ante el juez el último testigo

Por Janice Hisle
02 de diciembre de 2022 2:49 PM Actualizado: 02 de diciembre de 2022 2:49 PM

LITTLE ROCK, Arkansas— Cuando un investigador comienza desde una conclusión y luego busca datos que la respalden, «es un peligro para toda la ciencia», dijo ante un juez federal el Dr. Paul Hruz, un médico-científico de St. Louis.

Sin embargo, el médico indicó que ha visto este inquietante patrón repetirse en los últimos años, cuando examinó los estudios que pretendían demostrar los beneficios de las hormonas y las cirugías como tratamientos para los jóvenes con problemas de género.

«Es erróneo decir que hemos identificado una solución eficaz que maximiza los beneficios y minimiza los riesgos», declaró Hruz el 1 de diciembre ante la Corte de Distrito de EE. UU. para el Distrito Este de Arkansas.

«Quedan grandes, grandes interrogantes», dijo el médico criticando la escasa calidad de la investigación sobre los tratamientos médicos de transición de género para menores, y planteando la preocupación por el riesgo de daños.

Hruz, endocrinólogo e investigador pediátrico, también calificó los procedimientos de «altamente experimentales» y «sin comprobar».

El médico fue el último testigo en declarar durante un juicio que está poniendo a prueba la primera ley del país que prohíbe las hormonas y las cirugías para la «transición de género» de los menores.

Juez enfrenta una gran decisión

La Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) presentó una demanda para anular la ley de 2021 de Arkansas, alegando que es inconstitucional.

La ACLU de Arkansas denunció la ley como parte de un «ataque de odio» a los jóvenes LGBT que buscan la «atención médicamente necesaria».

Por su parte la Oficina del Fiscal General de Arkansas está defendiendo la Ley para Salvar a los Adolescentes de la Experimentación (SAFE), afirmando que el estado tiene un interés imperioso en proteger a los niños vulnerables de las intervenciones médicas que pueden causar un daño permanente, incluyendo problemas de salud continuos y esterilidad.

No se han fijado fechas para que los abogados presenten los escritos finales, las últimas piezas del rompecabezas que el juez James Moody Jr. deberá considerar antes de emitir su fallo. Su decisión podría influir en la forma en que otros estados y tribunales respondan a controversias en torno a una legislación similar.

Moody examinará dos semanas de testimonios que comenzaron con los testigos convocados por la ACLU a mediados de octubre. Tras un receso de un mes, el juicio se reanudó el 28 de noviembre con testigos que declararon a favor de la Ley SAFE.

Los tratamientos «interrumpen» el desarrollo de la salud

Durante el último día de testimonio, el 1 de diciembre, Dylan Jacobs, procurador general adjunto de la Oficina del Fiscal General de Arkansas, interrogó sistemáticamente a Hruz para que compartiera sus amplios conocimientos sobre el tratamiento de la «disforia de género», o angustia relacionada con el género, entre los adolescentes.

Basándose en sus 25 años como endocrinólogo pediátrico, junto con 10 años de intensa investigación sobre la disforia de género, Hruz dijo que nunca recetaría bloqueadores de la pubertad u hormonas de sexo cruzado sin estudios científicos sólidos que demuestren que hacen más bien que mal.

Los endocrinólogos se dedican a «restaurar el cuerpo a su estado natural de salud» corrigiendo los desequilibrios o deficiencias hormonales, indicó a continuación.

Por lo tanto, Hruz se opone a utilizar hormonas para la disforia de género y a alterar un el normal funcionamiento de un sistema endocrino sano.

6000 diferencias basadas en el sexo

Jacobs señaló que los testigos de la ACLU describieron los bloqueadores de la pubertad como un inofensivo «botón de pausa». No es así, indicó Hruz.

Los bloqueadores de la pubertad impiden los cambios específicos del sexo, incluidos los fácilmente observables, como el desarrollo de las mamas en las niñas y el desarrollo de los testículos en los niños. Pero en el interior del cuerpo, también se producen muchos otros cambios durante la adolescencia. El impacto de interferir con esos cambios sigue siendo en gran medida desconocido, lo que es preocupante, dijo Hruz.

«Es imposible retroceder en el tiempo. Por lo tanto, una vez que se ha bloqueado la pubertad (…) uno no puede recuperar el tiempo cuando este proceso físico se ha interrumpido», declaró el médico.

También dijo que estudios creíbles demuestran que, si se les deja tranquilos, muchos jóvenes que se identifican como transexuales probablemente volverán a su sexo biológico. Pero si se les pone bloqueadores de la pubertad, el 98 % de los jóvenes pasarán a tomar hormonas para el otro sexo.

Inundar el cuerpo de una persona con hormonas del sexo opuesto puede causar innumerables efectos desconocidos, indicó el médico, señalando que hay más de 6000 diferencias genéticas específicas del sexo entre hombres y mujeres.

Además, no está claro cómo los efectos combinados de los bloqueadores de la pubertad y las hormonas del sexo opuesto podrían afectar a los jóvenes a largo plazo, dijo Hruz.

Respuestas rápidas

Con un ejemplo tras otro, el médico endocrinólogo enumeró los problemas específicos de los estudios que afirman que las hormonas o las cirugías benefician a los jóvenes con disforia de género.

«A pesar de las afirmaciones que se hacen sobre la eficacia del enfoque afirmativo, las pruebas son insuficientes para llegar a esa conclusión», dijo el médico.

Con un nivel de detalle casi enciclopédico, Hruz respondió con tanta rapidez que el taquígrafo del tribunal tenía que esforzarse por seguir el ritmo. Moody le pidió repetidamente que hablara más despacio.

En un momento dado, el juez se sintió tan frustrado que amenazó con impedir que el testigo siguiera declarando a menos que Jacobs encontrara una forma de hacer que el médico redujera la velocidad de sus declaraciones.

Hruz moderó su ritmo, pero siguió hablando con autoridad mientras declaraba durante más de tres horas bajo el interrogatorio de Jacobs.

Por lo general, cuando se consideran las opciones de tratamiento médico, «cuanto mayor es el riesgo, menor es la calidad de las pruebas, mayor es la precaución», indicó el médico.

Sin embargo, en el caso de los cuidados de afirmación del género, señaló que ese principio parece no aplicarse.

Él no recuerda haber visto ningún otro tratamiento médico que se recomiende con tanta insistencia a pesar de la escasa calidad de las pruebas.

Otra característica «única» de este debate es que la existencia de la disforia de género depende de la identidad y los deseos declarados por el propio paciente, dijo Hruz. Aquí no hay forma de «comprobar la exactitud de esa condición», aclaró.

Pocas preguntas de la ACLU

Chase Strangio, abogado de la ACLU, optó por no rebatir a Hruz en sus afirmaciones sobre la ciencia que rodea la atención de la afirmación de género. En su lugar, Strangio dedicó unos 10 minutos a hacer preguntas que se centraron principalmente en el mismo médico.

Hruz reconoció que nunca había diagnosticado a un paciente con disforia de género, ni había tratado a uno por esa condición.

Strangio también señaló las conexiones de Hruz con publicaciones o grupos cristianos, católicos y conservadores.

En una serie de otros casos judiciales, el médico firmó como partidario de escritos de los que aparentemente no era autor. Cuando se le preguntó por algunos pasajes concretos de esos escritos, Hruz respondió que probablemente habría utilizado otras palabras.

En un ejemplo, Hruz se ofreció a «discutir la ciencia que apoya esa declaración».

«No, gracias», respondió Strangio.


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