Cómo un preso político resistió por 17 años la persecución en la Cuba comunista

Por MIMI NGUYEN LY Y JOSHUA PHILIPP
10 de abril de 2021 7:56 PM Actualizado: 14 de abril de 2021 3:12 PM

Tras 17 años de persecución política y encarcelamiento a manos del régimen comunista cubano, y habiendo encontrado finalmente refugio en Estados Unidos, Jorge Luis García Pérez («Antúnez») reflexionó sobre lo que aprendió y lo que le ayudó a resistir la opresión durante un periodo muy difícil de su vida.

Era el 15 de marzo de 1990. Jorge Luis tenía 25 años. Él y otros muchos estaban entusiasmados con las reformas y los acontecimientos que en aquel momento se producían en Europa del Este y que señalaban la caída del comunismo, como la caída del Muro de Berlín en 1989 y el inminente colapso total de la Unión Soviética.

Ese día, Jorge Luis recordó que se encontraba en un local público donde se estaba emitiendo un discurso del dictador cubano Raúl Castro, sobre el próximo IV Congreso del Partido Comunista de Cuba.

«Oportunidad que aproveché yo para declararme abiertamente opositor político», dijo el activista al programa Crossroads de The Epoch Times, en español.

Desde que Fidel Castro llegó al poder en Cuba en 1959, a los ciudadanos se les negaron sistemáticamente las libertades fundamentales como la de expresión, asociación y reunión, movimiento, debido proceso y privacidad. En 1990, nada había cambiado: los derechos civiles y políticos seguían siendo un producto de la imaginación.

«En aquella época era un verdadero desafío al régimen porque prácticamente no existía la oposición militantante propiamente dicha, no existía ese alto número de grupos de derechos humanos no existía el periodismo independiente», explicó Jorge Luis. «Y allí grité consignas a favor de los cambios, a favor de la democracia, a favor del respeto a los derechos humanos. Allí fui golpeado brutalmente y sancionado por el delito de ‘propaganda enemiga oral'».

«Propaganda enemiga oral era una figura delictiva y una verdadera aberración jurídica por la que el régimen condena a las personas que se oponen de una forma escrita o de una forma verbal contra el régimen”, dijo.

Encarcelado por criticar

Los 17 años que siguieron para Jorge Luis estuvieron marcados por un inmenso sufrimiento. Fue condenado muchas veces y estuvo en más de 10 cárceles de toda Cuba.

Durante esos años,“sería objeto visible de torturas, atropellos y malos tratos», recordó Jorge Luis. «en mi cuerpo tengo las huellas, las marcas de estas torturas, mordidas de perros».

«Las cárceles cubanas son laboratorios de tortura y muerte. Los presos políticos tienen que soportar los más sofisticados mecanismos de tortura y acoso. Hay palizas, se les niega la atención médica y hay hambre y enfermedades».

«Contra nosotros se apretaba una saña enfermiza por parte de la dictadura. Allí fui víctima y testigo de los más horripilantes hechos. Vi a los guardias asesinar a varillazos a presos, reventarle la cabeza, literalmente», relató.

«Nunca en mi vida había dejado de comer antes de la prisión. Nunca había recibido golpes. Nunca había hecho una huelga de hambre. Nunca me habían lanzado por las escaleras ni pensé que me tendrían amarrado a una cama durante días o que me iban a privar de beber agua o que iban a saltar arriba con una bota sobre mi cabeza».

También estaba el sufrimiento emocional. «Era muy doloroso ver pasar los días, 17 años, 17 fines de años, 17 días de la madre, 17 navidades y la pérdida de los seres queridos a los que no pude volver a ver», dijo.

Dignidad y determinación

A pesar de las dificultades, Jorge Luis describió sus experiencias como «las más prósperas, las más fructíferas».

«Si volviera a nacer, no dudaría en tomar el mismo camino que me llevó a 17 años de prisión», dijo. «Para mí fue un periodo muy importante de mi vida y no me arrepiento de haberlo afrontado».

A veces, Jorge Luis no sabía cómo iba a salir adelante. «Hubo momentos en realidad pensaba morirme en la cárcel. Pero pensaba que habían objetivos mucho más importantes pero creo que valió la pena».

Él considera que su resistencia y la de otros presos contribuyó a «abrir el camino hacia la libertad», en parte al exponer las crueles condiciones perpetradas por el régimen comunista cubano.

«En los años en que ingresé a prisión prácticamente el mundo no escuchaba, los grande medios de prensa muchos se mostraban silenciosos, muchas cancillerías en el mundo pasaban por alto la situación de Cuba», relató Jorge Luis. «Una satisfacción que siento en estos momentos es que gracias a todo este esfuerzo, al esfuerzo que realizamos, al que realizaron los que estuvieron antes que yo y los que están realizando los demás, ya el mundo conoce de esta difícil situación, ya el mundo conoce que en Cuba hay presos políticos, el mundo sabe la saña y las torturas de las que son objeto estos valientes hombres y mujeres”, dijo.

«A pesar de a lo que éramos sometidos, manteníamos esa fe, esa convicción, esa firmeza. Los ideales por los que nosotros luchábamos valían la pena tanto sacrificio y que había un pueblo que lo iba a agradecer finalmente«, agregó.

Jorge Luis describió la prisión como un campo de batalla cívico y una escuela. «Una escuela donde aprendí más a conocer el ser humano, donde aprendí el valor de la amistad y la lealtad», reflexionó, donde conoció y aprendió de los presos políticos que estaban motivados y no renunciaban a sus principios.

De sus propias experiencias, dijo que aprendió a superar el miedo. «Aprendí que el dolor de la tortura no es el fin de todas las cosas».

«Yo no tendría palabras para explicar en el momento por qué resistí, pero lo atribuyo en sí y creo, a dos palabras, dignidad y hombría», reflexionó Jorge Luis. «Yo creo que la manera que mejor derrota al adversario, a la saña, al odio, es precisamente con esa convicción y esa firmeza».

«El enemigo te odia, te desprecia», continuó. “Yo siempre he pensado en mi interior que ‘a pesar de su fanatismo, él tiene que saber que tienes razón y que eres digno’ (…) Aunque no he podido ver el objetivo por lo que he luchado, al menos tengo la satisfacción de que no pudieron quebrarme».

Al igual que otros que han tenido la experiencia de vivir bajo la Cuba comunista, advirtió a los estadounidenses que puedan sentirse atraídos por los ideales socialistas y comunistas que se informen sobre lo que han vivido países comunistas como Cuba y Venezuela.

«El comunismo tiene una clara definición. Como lo definió el escritor Eudocio Ravines, ‘el comunismo es una estafa'», dijo Jorge Luis, citando al periodista y político peruano. «Pero más que una estafa, es una mentira, un engaño, una mafia. Es manipulación, es monopolio, el control absoluto sobre la vida de la gente».

El disidente cubano instó a los estadounidenses a defender la libertad mientras tengan una oportunidad.

«Al pueblo norteamericano, a la juventud norteamericana, les digo que por favor defiendan la democracia, preserven la libertad, preserven los valores, porque después cuando se pongan en juego se tardará años en recuperarlos».

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