El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, de 78 años, trabajó este lunes «con normalidad» en su residencia oficial tras un accidente doméstico que sufrió el pasado sábado, que le obligó a cancelar su asistencia a la cumbre del foro BRICS, informó un portavoz del Gobierno.
«Quiero transmitir un mensaje de tranquilidad», dijo a periodistas el ministro de Relaciones Institucionales, Alexandre Padilha, tras reunirse con Lula en el Palacio de la Alvorada, residencia oficial de la Presidencia en Brasilia.
El ministro explicó que Lula se encuentra «bien» y «trabaja con normalidad», aunque algunas de sus actividades han sido restringidas por los médicos debido a un golpe que sufrió en la nuca tras caerse el pasado sábado.
Padilha reiteró que el viaje de Lula a la ciudad rusa de Kazán para asistir a la cumbre del grupo creado por Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica fue «cancelado por determinación médica, para evitar un viaje tan largo».
Sin embargo, como ya habían adelantado los médicos, el presidente brasileño está en condiciones de continuar trabajando, con algunos cuidados, lo que ha hecho este lunes en su residencia oficial, donde recibió a varios de los miembros de su gabinete.
Según Padilha, Lula será sometido este martes a nuevos exámenes, planificados dentro del «protocolo de atención» que ha sido determinado por los médicos.
La misma noche del sábado, tras sufrir la caída, el mandatario fue atendido en el Hospital Sírio-Libanês de Brasilia, donde se constató que tenía un pequeño corte en la nuca, que requirió de cinco puntos de sutura.
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