Madres viajan a la frontera de Texas para pedir mejor seguridad antes de la llegada de la caravana

Por Charlotte Cuthbertson - La Gran Época
19 de noviembre de 2018 6:08 PM Actualizado: 08 de julio de 2019 3:37 PM

McALLEN, Texas – No satisfechas con observar desde lejos, un grupo de madres se dirigió a la frontera entre Estados Unidos y México para ver de primera mano las nuevas medidas de seguridad fronteriza que se están implementando con la ayuda del Ejército de EE. UU.

El viaje a McAllen, Texas, fue organizado por Madres por Estados Unidos (MFA), una organización sin fines de lucro fundada en 2004 por Amas de Casa por Estados Unidos.

«Proteger nuestras fronteras es algo de gran preocupación para las madres de ambos lados de la frontera», dijo la presidente de la organización, Kimberly Fletcher, en un comunicado. «Nadie está cubriendo la opinión de las mamás en las noticias. Nadie está preguntando a las madres qué piensan de la ‘caravana’ o cómo afecta a las mujeres y a los niños del otro lado de la frontera”.

Varias caravanas de miles de migrantes están viajando a través de México con la esperanza de ingresar a Estados Unidos y solicitar asilo. Al menos el 75 por ciento de los integrantes de la caravana son hombres, muchos de los cuales probablemente no cumplan los requisitos para el asilo y puedan intentar meterse ilegalmente.

Mary Ann Mendoza, cuyo hijo fue asesinado por un extranjero ilegal en Mesa, Arizona, fue invitada a McAllen, junto con varias madres que viven cerca de la frontera y lidian con los efectos de la inmigración ilegal todos los días.

Mary Ann Mendoza, cuyo hijo, el Sargento Brandon Mendoza, fue asesinado por un extranjero ilegal, posa junto al Río Grande, que forma la frontera entre EE. UU. y México en Hidalgo, Texas. 5 de noviembre de 2018. (Samira Bouaou/La Gran Época)

«Lo que pasa con las madres que se reunieron este fin de semana, no es solo sobre la pérdida de vidas, sino de los sobrevivientes de los crímenes de los extranjeros ilegales y sobre cómo evitar que esto suceda a otro ciudadano estadounidense», dijo Mendoza el 5 de noviembre.

Su hijo Brandon Mendoza era sargento del Departamento de Policía de Mesa cuando fue asesinado en un choque frontal con un extranjero ilegal que estaba ebrio, drogado con metanfetamina y conducía a alta velocidad. Tenía 32 años.

El extranjero ilegal que mató a Brandon, Raul Silva-Corona, fue condenado por delitos en Colorado en 1994, pero no se presentó ante el tribunal y terminó en Arizona.

«Eso es lo que me incitó a esta comenzar esta lucha», dijo Mendoza. «Tenemos que detener esta invasión continua; esta repetida invasión de criminales conocidos que siguen regresando a nuestro país».

Mendoza dijo que a menudo tiene que responder a los críticos que dicen que su hijo podría haber sido asesinado con la misma facilidad por un ciudadano estadounidense.

«Podría haberlo sido, pero no lo fue», dijo. “Fue asesinado por un criminal ilegal al que se le permitió quedarse en nuestro país y cometer más crímenes. La cantidad aceptable de crímenes cometidos por extranjeros ilegales en Estados Unidos es cero. Cero. No me importa qué estadísticas me arrojen […] el único número aceptable de delitos cometidos por ilegales es cero».

Mendoza pasó algún tiempo en la frontera de Arizona, donde cientos de millas de la frontera entre Estados Unidos y México están separadas por una cerca de alambre de púas, pero se sorprendió al ver que un río, el Río Grande, era la única barrera entre los dos países en Texas.

«Quiero decir que esta pequeña área de alambre de púas es la primera vez que vemos que algo se ha asegurado», dijo, señalando el cable de púas que había sido instalado por el ejército estadounidense el día anterior.

Sosteniendo una imagen de ella junto a la lápida de su hijo, la Sra. Mendoza manifestó su pesar. «Solo quiero que mis compatriotas estadounidenses sepan que así se siente una separación permanente. Nunca podré abrazar a mi hijo, nunca podré decirle «Te amo» […] No puedo llamarlo por teléfono. Estoy permanentemente separada de él, y el cementerio es el único lugar que tengo para ir a visitarlo».

«No quiero que una familia estadounidense más se vea afectada de la manera en que lo ha sido mi familia o mi comunidad».

‘Es una pena’

Lynne Ryan se enteró del viaje y viajó desde el oeste de Pensilvania para obtener más información. Ella dijo que se sentía muy versada sobre la situación de la frontera hasta que lo vio por sí misma.

«Escuchas a estas madres que no pueden dejar que sus hijos salgan a jugar afuera, es una pena», dijo. «Pasas por estos vecindarios, y hay cercas alrededor de los patios. […] Tienen perros, cámaras y luces de seguridad».

Ryan dijo que el grupo de madres estaba recorriendo la frontera cerca de una escuela el día anterior, cuando dos hombres se acercaron e intentaron mezclarse con el grupo. Después de que el grupo descubrió que los hombres eran de América Central y acababan de cruzar la frontera ilegalmente, una de las mujeres llamó a la Patrulla Fronteriza, que vino y los detuvo.

«No estoy diciendo que todos los que vienen a nuestro país tienen razones malas, pero si ingresas ilegalmente, mi suposición es que tienes razones malas, de otro modo ingresarías por los puertos legales de entrada», dijo Ryan.

«Abro los brazos alegremente para que la gente venga aquí legalmente. Me encanta el crisol que hace que este país sea genial. Es en lo que nos fundamos. Pero permitir que la criminalidad simplemente […] nade por el río y venga ilegalmente. Esto tiene que parar”.

“La gente ha perdido a sus seres queridos por esto. ¿Cuántas más personas tienen que morir antes de que abordemos esto correctamente?”

La valla que divide la frontera entre EE. UU. y México vista desde Playas de Tijuana, en Tijuana, México, 16 de noviembre de 2018. (Charlotte Cuthbertson/La Gran Época)

Tijuana abrumado

Actualmente alrededor de 2400 migrantes, en su mayoría hondureños de la primera caravana, se han reunido en Tijuana, México. Un gran grupo está acampado en un complejo deportivo municipal cerca de la frontera de Estados Unidos. Varios residentes de Tijuana dijeron el 16 de noviembre que los lugareños se están hartando de la basura que estos dejan en su ciudad y de la violencia causada por algunos migrantes.

El 16 de noviembre, dos mujeres y varios niños cruzaron a través de los barrotes de la valla en Playas de Tijuana, según la policía local.

El grupo caminó hacia los agentes de la Patrulla Fronteriza para ser procesados. Desde entonces, la valla a lo largo de la playa tiene alambre de púa instalado por ingenieros de los Marines de Estados Unidos, para evitar que las personas atraviesen la valla o la escalen.

Grandes grupos organizados

El presidente Donald Trump ha hablado abiertamente sobre la caravana y del hecho de que la mayoría de sus integrantes son hombres.

«¿No es irónico que grandes caravanas de personas estén marchando a nuestra frontera para buscar asilo en Estados Unidos porque temen estar en su país, y sin embargo, ondean orgullosamente […] la bandera de su país?», escribió en una serie de tuits del 16 de noviembre. “¿Puede esto ser posible? ¡Sí, porque todo es un gran fraude, y el contribuyente estadounidense está pagando por ello!”

Trump emitió una proclamación el 9 de noviembre, indicando que cualquier persona que cruce la frontera ilegalmente no podrá solicitar asilo.

Por lo general, las personas cruzan ilegalmente la frontera sudoeste con la intención de evadir a las fuerzas del orden público, y si son atrapados suelen solicitar asilo a pesar de no tener fundamentos para solicitarlo.

En el caso de los menores no acompañados, ellos están exentos de la proclamación, y otras personas que crucen ilegalmente la frontera aún pueden solicitar asilo en una categoría diferente, que requiere mayores pruebas. Trump está tratando de canalizar a los solicitantes de asilo a los puertos de entrada, en lugar de ocupar a los agentes fronterizos con su procesamiento.

«Estados Unidos espera la llegada a la frontera [sur] entre los Estados Unidos y México de un número considerable de extranjeros, principalmente de Centroamérica, que no parecen tener una base legal para ser admitidos en nuestro país», dice la proclamación presidencial.

«Viajan en grupos grandes y organizados a través de México y, según se informa, tienen la intención de ingresar a Estados Unidos ilegalmente o sin la documentación adecuada y pedir asilo, a pesar del hecho de que, según la experiencia anterior, una mayoría significativa no cumplirá los requisitos ni se le otorgará ese beneficio».

Solo un 9 por ciento de los centroamericanos que pasan una evaluación inicial de «miedo creíble» en la frontera, son posteriormente aprobados para recibir asilo por un juez de inmigración.

Sigue a Charlotte en Twitter: @charlottecuthbo

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