La premio Nobel Malala Yousafzai afirmó hoy en Sao Paulo que el «voto consciente» es el arma más poderosa para «cambiar» y mejorar un país y consideró que la educación de las niñas debe ser una prioridad para los candidatos, cuando faltan tres meses para las elecciones presidenciales de Brasil.
«El poder está en sus manos y ese poder es el voto. Así que usen este poder para votar y elegir quienes creen que los representan bien», afirmó la joven ganadora Premio Nobel de la Paz en 2014, en un debate sobre la educación y el empoderamiento de las mujeres en la capital paulista.
Al lado de activistas y educadoras brasileñas, Malala, de 20 años, consideró que la educación de las niñas a largo plazo es «la mejor inversión» posible y debe ser una «prioridad máxima» en las campañas de los candidatos que aspiran a la Presidencia de Brasil, que escogerá su nuevo mandatario en octubre próximo.
«La educación no se trata simplemente de aprender a leer o escribir, tiene que ver con el empoderamiento y la emancipación de la mujer», dijo Malala a unas 800 personas que llenaron el auditorio del Parque Ibirapuera.
Malala, uno de las personas más conocidas e influyentes en la actualidad por su firme lucha a favor de los derechos de las mujeres, anunció que «muy pronto» pondrá en marcha en Brasil un proyecto «personal» para fomentar la educación de las niñas, aunque no ofreció detalles sobre la iniciativa.
Según la activista, se estima que ese derecho básico es negado a unas 1,5 millones de mujeres en el país suramericano.
En su discurso, Malala, quien fue tiroteada por los talibanes a los 15 años por su deseo y defensa del derecho de ir a la escuela, reiteró que no puede haber espacio para el odio o la venganza: «cuando uno está centrado en la rabia, pierde la energía del mensaje que hay en sus palabras», recalcó la activista,
«Cuando entregas tu mensaje de una manera pacífica, hay mucho poder en ella. Aunque la respuesta no venga de manera rápida, hay poder allí», expresó Malala bajo la ovación del público.
La Nobel se mostró optimista con relación al futuro, pues consideró que «a lo largo de los últimos 100 años», el mundo vio «significativos» avances, aunque hay «mucho más trabajo» por delante.
En los momentos en los que se siente «frustrada», Malala contó que son «las miles de chicas» que viven en situación de vulnerabilidad las que le dan «energía» e «inspiración» para seguir con su lucha.
«El número de niñas y mujeres sufriendo se contabiliza en la cifra de los millones» por lo que «¿si ellas no pierden la esperanza, quiénes somos nosotros para perderla?», planteó la activista.
Finalmente, a las nuevas generaciones, muchas veces «frustradas y desencantadas» por «la política y situación económica de Brasil», Malala dejó un sencillo pero poderoso recado: «no se callen. Su voz, su lucha tiene el poder de hacer el cambio».
«Yo no esperé a que alguien hablara por mí, así que no se queden esperando a que alguien hable por ustedes. Ustedes tienen que elevar siempre sus voces y garantizar que la educación de las niñas sea una prioridad máxima en estas elecciones», instó.
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