El senador demócrata considerado el más moderado de su partido en la cámara alta dijo esta semana que los sucesos del 6 de enero lo obligaron a trabajar más para unir a los diferentes legisladores.
«El 6 de enero me cambió y fui muy claro con todo el mundo: Nunca pensé en mi vida, nunca leí en los libros de historia que nuestra forma de gobierno haya sido atacada, en nuestra sede de gobierno, que es Washington, D.C., en nuestro Capitolio, por nuestra propia gente», dijo el senador Joe Manchin (D-W.Va.) durante una entrevista con CNN el 8 de abril.
«Ahora, los británicos lo habían hecho, pero no los estadounidenses. Así que algo me dijo: ‘Espera un momento. Haz una pausa. Pulsa el botón de pausa’. Algo anduvo mal. No se puede tener a tanta gente dividida hasta el punto de querer ir a la guerra entre sí», añadió.
El 6 de enero, los alborotadores irrumpieron en el Capitolio de Estados Unidos y se enfrentaron a las fuerzas del orden antes de ser expulsados. Una de las personas, Ashli Babbitt, fue abatida por un agente de la policía del Capitolio.
Los demócratas tienen una escasa mayoría en el Senado donde tanto ellos como los republicanos cuentan con 50 escaños de la cámara alta. La vicepresidenta Kamala Harris puede emitir votos de desempate en su papel de presidenta del Senado.
Manchin ganó poder porque con su oposición puede liquidar una propuesta que no le guste a los republicanos, ya que la Casa Blanca necesita su respaldo para aprobar proyectos de ley partidistas.
Manchin votó a favor del paquete partidista de alivio por COVID-19 —mientras ningún republicano lo hizo— pero dijo que se opondría en gran medida a volver a utilizar la reconciliación presupuestaria para hacer pasar grandes propuestas.
El método de reconciliación, que reduce el umbral en el Senado de 60 a 50 votos, «nunca pretendió ser nuestro foco principal o nuestro vehículo principal para la legislación», dijo Manchin a CNN, pero añadió que hay algún «momento y lugar» para su uso.
También reiteró su oposición a la abolición del filibusterismo (60 votos), que reduciría permanentemente el umbral de votación a una mayoría simple.
«El filibusterismo es una herramienta fundamental para proteger esa contribución y nuestra forma democrática de gobierno. Por eso lo he dicho antes y lo diré de nuevo para eliminar cualquier atisbo de duda: no hay ninguna circunstancia en la que votaré para eliminar o debilitar el filibusterismo. Ha llegado el momento de poner fin a estos juegos políticos y de iniciar una nueva era de bipartidismo en la que encontremos un terreno común en los principales debates políticos a los que se enfrenta nuestra nación», escribió Manchin en un artículo de opinión esta semana.
Otra demócrata, la senadora Kyrsten Sinema (D-Ariz), también desafió los llamados de su partido para eliminar el filibusterismo.
«Cuando hay un lugar que está roto y no funciona, y muchos dirán que el Senado hoy está así, no creo que la solución sea erosionar las reglas», dijo Sinema en una entrevista reciente.
Manchin, quien está en el Congreso desde 2010, tras haber sido gobernador y secretario de Estado de Virginia Occidental, dijo a CNN que ha sido testigo de cómo personas con poder abusan de él.
«He visto a gente que tenía poder y abusaba de él. He visto a gente que buscaba el poder y se destruía a sí misma, y he visto a gente que tiene un momento de tiempo para marcar la diferencia y cambiar las cosas y lo ha utilizado; me gustaría ser ese tercero», dijo.
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