Uno de los principales organizadores de las protestas estudiantiles en Bangladesh pidió el martes que el Nobel de la Paz Muhammad Yunus sea nombrado jefe de un nuevo gobierno interino, luego de la renuncia y la huida del país de la primera ministra, Sheikh Hasina, tras semanas de disturbios letales.
En un video publicado en redes sociales, el organizador, Nahid Islam, dijo que los líderes de la protesta estudiantil ya habían hablado con Yunus, quien accedió a asumir el cargo teniendo en cuenta la situación actual. El presidente del país, que no gobierna, y el máximo comandante del ejército anunciaron el lunes que pronto se formará un gobierno interino.
Yunus, quien calificó la renuncia de Hasina como el “segundo Día de la Liberación”, enfrentó una serie de acusaciones de corrupción y fue juzgado durante el mandato de la ex primera ministra. Fue reconocido con el Nobel en 2006 como pionero de los microcréditos, y afirma que las acusaciones en su contra estaban motivadas por la venganza.
Según Islam, los estudiantes anunciarán más nombres para el gobierno y apuntó que será dificil que los actuales dirigentes ignoren sus opciones.
Hasina abandonó el cargo y la nación el lunes tras semanas de protestas contra un sistema de cuotas en los empleos públicos, que se tornaron violentas y se convirtieron en un desafío más amplio a sus 15 años de gobierno. Miles de manifestantes asaltaron su residencia oficial y otros edificios ligados a su partido y a su familia.
Su marcha amenazaba con crear aún más inestabilidad en este país del sudeste asiático que sufre ya una serie de crisis, desde una elevada tasa de desempleo y la corrupción. Por motivos de seguridad, el principal aeropuerto de la capital, Daca, suspendió sus operaciones.
Las calles de la ciudad parecían más tranquilas el martes, sin reportes de más violencia. Los jubilosos manifestantes seguían abarrotando la residencia de la derrocada líder. Algunos se tomaban fotos con los soldados que protegían el inmueble, donde un día antes los enojados asaltantes se llevaron muebles, cuadros y hasta las macetas y gallinas.
Las operaciones en el aeropuerto internacional Hazrat Shahjalal se reanudaron el martes tras ocho horas suspendidas. La violencia antes y después de la renuncia de Hasina dejó al menos 109 muertos y cientos de heridos, según informaciones publicadas por al prensa local, que no pudieron ser confirmadas de forma independiente. Al parecer, más de una docena de personas habrían muerto cuando los manifestantes prendieron fuego a un hotel propiedad de un dirigente del partido de la exmandataria en la ciudad suroccidental de Jashore. La violencia registrada en Savar, justo a las afueras de Daca, dejó al menos 25 fallecidos, según los reportes. Otras 10 personas murieron en el vecindario de Uttara, en la capital.
En el distrito suroccidental de Satkhira, un total de 596 presos y detenidos escaparon de la cárcel tras un ataque a las instalaciones, dijo la agencia noticiosa United News of Bangladesh. La fuga se produjo el lunes en la noche en medio del caos que sacudía el país, cuando comisarías y agentes fueron atacados en todo el territorio, agregó.
Los policías de Daca abandonaron en su mayoría las comisarías y se reunieron en los cuarteles centrales por miedo a ataques luego de que varias fueron incendiadas o vandalizadas.
El jefe del ejército, el general Waker-uz-Zamam, anunció que tomaba temporalmente el control del país y los soldados trataron de frenar los crecientes disturbios. Mohammed Shahabuddin, el presidente del país, anunció el lunes en la noche, tras reunirse con Waker-uz-Zamam y con políticos de la oposición, que el Parlamento se disolvería y se formará un nuevo gobierno nacional lo antes posible, lo que derivará en nuevas elecciones.
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