«Venezuela ha alcanzado un punto de inflexión para su pueblo y el Hemisferio Occidental. La crisis en Venezuela no es solo un irritante regional. Su gobierno socialista se ha convertido en un peligro para sus vecinos y para nuestra propia seguridad nacional», escribe Marco Rubio en un artículo para CNN.
Sostiene que Estados Unidos y sus socios han condenado repetidamente al régimen de Maduro y exigido el fin de la crisis, «ahora debemos seguir nuestras palabras con acciones decisivas. Es hora de que las naciones democráticas de la región trabajen juntas y aceleren la salida de Maduro del poder».
A juicio de Marco Rubio la crisis en Venezuela se ha convertido en un complejo desafío regional, por lo que Estados Unidos debería persuadir a sus vecinos de ideas afines a que apoyen una solución regional destinada a aumentar la presión sobre el régimen de Maduro, aliviar la terrible crisis humanitaria del país y sentar las bases para los esfuerzos internacionales por reconstruir una Venezuela libre y democrática después de Maduro.
«Ya es hora de que las democracias del Hemisferio Occidental respalden nuestras palabras de apoyo al sufrimiento del pueblo venezolano con una acción decisiva y colectiva».
Régimen desestabilizador
Marco Rubio considera que el régimen del Nicolás Maduro amenaza los intereses de Estados Unidos. «Si bien el régimen de Maduro ha negado tales cargos, es un estado patrocinador del tráfico de drogas».
Estados Unidos ha sancionado al vicepresidente del país, llamándolo «capo de la droga», y los sobrinos de la primera dama fueron condenados el año pasado a 18 años de prisión por cargos de narcotráfico en Estados Unidos. El régimen proporciona un puerto seguro para las organizaciones terroristas extranjeras como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) y ELN (Ejército de Liberación Nacional). «Ha atacado el orden democrático regional y se alía activamente con los enemigos de Estados Unidos, incluida la dictadura cubana, Rusia, así como Irán y Hezbollah», apunta.
Para Marco Rubio los efectos indirectos de las acciones autoritarias del régimen de Maduro están socavando los esfuerzos de Estados Unidos y sus socios regionales para promover la democracia, los derechos humanos y la estabilidad en el Hemisferio Occidental. «El gobierno corrupto de la dictadura venezolana, la mala gestión económica y la represión violenta de la disidencia popular han provocado una grave crisis humanitaria de proporciones históricas. A su vez, el flujo desestabilizador de millones de migrantes venezolanos ha puesto a prueba los recursos de países vecinos como Colombia y Brasil».
Recordó que en la Cumbre de las Américas en Lima-Perú, «la crisis en Venezuela dominó casi todas las discusiones entre nuestros aliados». A su vez, Estados Unidos emitió una declaración conjunta con el llamado «Grupo Lima» integrada por 16 vecinos regionales para rechazar el plan de Maduro de una simulada votación presidencial el 20 de mayo. «Juntos, llamamos inequívocamente a elecciones libres e instamos a la dictadura venezolana a liberar a todos los prisioneros políticos».
Plan de acción
Para el senador estadounidense en un mundo ideal, la Organización de Estados Americanos (OEA), proporcionaría el foro para coordinar la acción multilateral en Venezuela. «Pero una pequeña minoría de los estados miembros de la OEA se mantienen alineados económica o ideológicamente con Maduro y están haciendo todo lo posible para evitar que la organización cumpla la promesa en su carta constitutiva de proteger la paz, la justicia y la solidaridad».
«Como alternativa, insto a los Estados Unidos a persuadir a las naciones del Grupo Lima y otros vecinos de ideas afines para que celebren reuniones con nuestros respectivos ministros de finanzas y exteriores en mayo, y tracen un camino regional para Venezuela basado en tres elementos centrales».
1.- Estados Unidos debería trabajar con los países del Grupo Lima para coordinar sus sanciones a nivel nacional, con esfuerzos cada vez mayores para atacar los elementos delictivos del régimen de Maduro, su acceso a la banca internacional, el financiamiento a esas personas, empresas ficticias y otras entidades que está utilizando para evadir la presión financiera extranjera.
«El objetivo es maximizar el dolor que sienten los funcionarios gubernamentales corruptos, opresivos e ilegítimos en Venezuela que están socavando la democracia y los derechos humanos, así como a los actores que los mantienen en el poder».
2.- Debemos coordinar nuestros esfuerzos para aliviar la creciente crisis humanitaria de Venezuela. Como millones de venezolanos han huido del país para escapar del hambre, las privaciones y la violencia, los estados vecinos han soportado cargas desproporcionadas y necesitan asistencia extranjera, incluida la ayuda continua para programas de emigrantes.
«Es fundamental que también aclaremos a los venezolanos que la comida, la medicina y la ayuda humanitaria internacional están listas para ser entregadas en su país, pero su dictadura cínicamente no lo permitirá. El régimen de Maduro debe enfrentar una creciente presión internacional para permitir la asistencia humanitaria dentro de las fronteras de Venezuela y permitir que sea distribuida por organizaciones benéficas y no gubernamentales creíbles».
3.- Debemos estar listos para ayudar a reconstruir una Venezuela libre y democrática después de que Maduro abandone el poder. Necesitamos un equivalente multilateral del Plan Marshall, la iniciativa estadounidense para reconstruir Europa después del final de la Segunda Guerra Mundial, para Venezuela después de Maduro.
«Este plan debe incluir la inversión del Banco Interamericano de Desarrollo, al que Estados Unidos contribuye, y de otras organizaciones económicas internacionales alineadas con nuestros intereses».
Rubio considera que Estados Unidos y sus socios regionales debes estar preparados para ayudar al pueblo venezolano a restaurar sus instituciones y procesos democráticos.
En su opinión, dado los esfuerzos del régimen de Maduro para evitar que los líderes de la oposición vayan al exterior a criticar a la dictadura y obtener apoyo internacional, Estados Unidos y sus socios regionales deben trabajar para permitir a todos los miembros legítimamente elegidos de la Asamblea Nacional del país, la posibilidad de viajar libremente e incluso proporcionarles visas y permitirles el uso del pasaporte caduco u otras alternativas. «También significa cooperar con los tribunales constitucionales legítimos de Venezuela que Maduro ha socavado».
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