Más allá de la memoria histórica y de las políticas indigenistas, ¿es posible la reconciliación?  

Por VERÓNICA ALSINA
14 de octubre de 2023 6:14 PM Actualizado: 14 de octubre de 2023 8:02 PM

El 12 de octubre hubiese sido el “Día de la Raza” pero en México es el “Día de la Nación Pluricultural” desde 2020 por decreto presidencial. Anteayer todavía existía la estación de metrobús “Glorieta de Colón” en CDMX, hoy la misma estación se llama “Amajac”. Estas políticas con tinte indigenista se están dando en toda América Latina. Académicos analizan su trasfondo.

“Al erradicar los símbolos colonialistas, honramos la dignidad de nuestras raíces y la lucha de resistencia de nuestros antepasados contra la opresión”, expresó Martí Batrés, el jefe de gobierno de la CDMX, durante la ceremonia de renombramiento de la estación «Glorieta de Colón» de la línea 4 y 7 del metrobús, por el nombre de «Amajac», “en honor a la gobernante huasteca cuya escultura se encuentra en el perímetro de la Glorieta”, detalló Batrés.

La imagen de la joven de Amajac fue colocada el pasado 23 de julio en ese perímetro, «en atención a las propuestas de colectivos de mujeres indígenas de reemplazar la figura de este personaje con un símbolo anticolonialista», especifica un comunicado oficial.

Estas políticas de “reivindicación de la memoria histórica de las comunidades indígenas”, están siendo cuestionadas por intelectuales, argumentando que utilizan la historia como un instrumento ideológico en la que se mezcla confusamente el pasado y el presente. Así lo explicó la Dra. Guadalupe Jiménez Codinach, historiadora mexicana, en una entrevista para El País:

“¿Sabes qué es degollar a una estatua de Colón o de Cervantes? Es ignorancia y soberbia. Esas son realidades que tienen luces y sombras, y si usted no tiene suficientes conocimientos no se atreva. ¿Sabes que hacen los gobiernos? Se atreven. Con todo respeto a los gobernantes, no saben”.

Para el Dr. Marcelo Gullo, escritor y analista argentino, estas medidas tienen implicancias geopolíticas que resurgen después de la caída de la Unión Soviética (URSS), en la década de los 90. El entonces mandatario cubano Fidel Castro, con “lucidez extraordinaria”, relata el autor, convocó al Foro de Sao Paulo y a todos los presentes —entre ellos Lula Da Silva, Evo Morales e integrantes de las FARC—, les dijo:

“Señores, la URSS se terminó. Esto quiere decir que nuestro sujeto histórico, que era el proletariado, no existe más. Con esto del proletariado no vamos a convencer a nadie. Entonces, necesitamos un nuevo sujeto histórico”, explicó el Dr. Gullo durante una conferencia impartida para la Fundación Cultural Ángel Guerrera y la Universidad de San Pablo, hace cuatro meses en España.

Y sigue. Es en el Foro de Sao Paulo, donde surgió la idea de que “hay que reflotar al indigenismo”, el nuevo sujeto histórico, asociada a la noción de que “son los pueblos originarios, son las masas indígenas explotadas hace 500 años por la llegada de España, que frustró el desarrollo de América”.

Fidel Castro, continúa el Dr. Gullo, retomó el pensamiento de Antonio Gramsci, “el más grande de los marxistas italianos”. Gramsci sostenía que la superestructura —la cultura— es la que determina la economía, la estructura; y no al revés, como planteaba Karl Marx. “Y por lo tanto, quien consigue la hegemonía cultural, en 30-40 años se queda con la hegemonía política”. A partir de entonces, se reinstala la leyenda negra española en colegios y universidades, exaltando las injusticias cometidas contra los pueblos indígenas durante la conquista. Por supuesto, aclara el investigador, que hubo injusticias pero “toda mentira para que funcione tiene que tener un contenido de verdad”.

Nadie niega la difícil realidad que han atravesado los pueblos indígenas. Sin ir más lejos, ayer comenzó el encuentro del Mecanismo para el Acceso a la Verdad y el Esclarecimiento Histórico (MEH) en el sur de México, para investigar las violaciones a derechos humanos del Ejército contra indígenas durante la «guerra sucia» entre las décadas de 1960 y 1990. No se niegan esas realidades, pero no necesariamente se remontan al descubrimiento de América, explica la Dra. Jiménez Codinach:

“El peor momento para las comunidades indígenas es a partir de las reformas liberales. No culpo a los liberales de pensar así, pero estaban equivocados muchos de ellos. Más de la mitad [de la población en esa época] vivía una vida comunal. Y llega una ley, como la de desamortización [de bienes eclesiásticos] de 1856, que dice ‘señores, se acabó, nada de bienes comunales’. Si vas al Archivo General de la Nación, verás que en los tres siglos [de virreinato] los indígenas siempre ganaban los pleitos de tierra. Después los van a despojar”.

El problema que detecta el Dr. Gullo “del triunfo hegemónico de este pensamiento negro legendario” que se ha ido instalando, es que se ha constituido en una especie de doctrina, que “nos inhabilita para reencontrarnos con nosotros mismos”. ¿Por qué? Porque divide, porque buscar conformar estados fragmentados, convirtiéndonos en “pedacitos insignificantes del mercado mundial”.

De todas formas hay esperanza. Es posible la reconciliación según la historiadora Jiménez Codinach:

“Hay un modo de reconciliación si dejas de lado tu ira, tu orgullo y tu resentimiento. Vamos a hablarnos: ¿qué piensas?, ¿qué quieres?, ¿por qué sientes que odias a lo hispánico?, ¿y tú por qué odias o desprecias lo indígena? En México, cuando se llegó al consenso se logró avanzar. Es lo que pasa con la independencia: 11 años de guerra civil y cuando se ponen de acuerdo logran la independencia”.

Si acaso se encuentra en la Ciudad de México a punto de tomar el metrobús por Avenida Paseo de la Reforma, en la estación de la línea 4 y 7, va a poder ver la estatua de la joven Amajac, donde meses atrás había otra figura en el mismo pedestal, el «antimonumento» la de las Mujeres que Luchan. Y aún más allá, por el 2020, todavía se erguía Cristóbal Colón en su glorieta, un monumento de estilo neoclásico, acompañado por las esculturas de Fray Bartolomé de las Casas, Fray Juan Pérez Marchena, Fray Diego de Deza y Fray Pedro de Gante, obra del escultor francés Charles Cordier, inaugurada en 1877.


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