Más de 160,000 migrantes ilegales han cruzado la selva del Darién este año en su camino a EE.UU.

Por Yeny Sora Robles
29 de mayo de 2024 7:08 PM Actualizado: 29 de mayo de 2024 7:08 PM

Un reporte del Servicio Nacional de Migración de Panamá publicado la semana pasada reveló que en lo que va del año, al menos 159,810 migrantes que viajan de manera ilegal hacia Estados Unidos, cruzaron la peligrosa selva del Darién, ubicada en los límites de Colombia y Panamá.

El informe del 23 de mayo, detalló que de los 159,810 migrantes que la Operación Flujo Controlado de Migrantes había registrado, 102,737 son venezolanos, 11,666 son ecuatorianos, 9638 de Haití, 10,167 de Colombia, 9589 de nacionalidad China, 1483 de India, 371 de Cuba y 14,159 de otras nacionalidades.

«Solo en el mes de mayo de 2024, han llegado unas 20,543 personas, de estos 16,447 son adultos y 4096 son menores de edad», dice el reporte del 23 de mayo.

Los históricos reportados por el Servicio Nacional de Migración de Panamá reflejaron que en enero atravesaron la jungla 36,001 personas, en febrero lo hicieron 37,166 y en marzo otras 36,841.

Migrantes venezolanos llegan a la aldea de Canaán Membrillo, en Panamá, el 13 de octubre de 2022. (LUIS ACOSTA/AFP via Getty Images)

Las cifras también reflejan un considerable incremento del tránsito por la peligrosa selva del Darién durante los últimos años.

En 2019 se registró un total de 22,012 migrantes, en 2020 se registraron 8594, en 2021 se registraron 133,653, en 2022 se registraron 248,284 y en 2023 un récord de 520,085 migrantes.

Las autoridades panameñas además han destinado cientos de autobuses para trasladar a estos migrantes hacia la frontera de Costa Rica para que sigan su rumbo hacia Estados Unidos, un costo que asume el gobierno de Panamá para evitar que se queden más tiempo en su territorio.

Un cruce peligroso

El cruce de la selva del Darién, también conocido como el Tapón del Darién, es uno de los más peligrosos del mundo. Tiene 5000 kilómetros cuadrados de bosques tropicales, montañas escarpadas y ríos caudalosos.

Las personas que recorren el trayecto a pie, de un poco más de 1000 kilómetros, con una duración de 6 a 11 días, se enfrentan a temperaturas de hasta 35°C que puede llevarlos rápidamente a deshidratación y golpes de calor. También pueden verse afectados por enfermedades relacionadas con las picaduras de mosquitos, como el dengue o la malaria, o ataques de animales salvajes.

El incremento de cruce de personas vulnerables también ha convertido a la selva del Darién en un área para que grupos delictivos cometan actos de violencia como abusos sexuales, robos y trata de personas, según un reporte de National Geographic.

Los migrantes llegan a la aldea de Bajo Chiquito, el primer control fronterizo de la provincia de Darién, en Panamá, el 22 de septiembre de 2023. Foto de archivo. LUIS ACOSTA/AFP vía Getty Images)

Al menos cuatro ríos complican el paso de los migrantes que se atreven a embarcarse en esta travesía, debido a que sus corrientes se agudizan en algunos tramos. Los migrantes suelen pasar por estos ríos aferrados a sogas, pero con el mínimo resbalón o paso en falso pueden terminar arrastradas por la corriente, río abajo, especialmente en la temporada de lluvias. El río Turqueza es el más peligroso.

La lluvia también supone un desafío para los migrantes. Debido a que es un área tropical, la lluvia puede extenderse por largos periodos de tiempo, afectando la salud de las personas. También puede hacer que algunos se extravíen en la selva.

Sin embargo, hay que considerar que el arduo camino de los migrantes que se aventuran no termina en Panamá. Después de la selva del Darién sigue un largo recorrido que incluye Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México. Estas naciones exigen visas a algunos ciudadanos, como los venezolanos, lo que los podría llevar a buscar vías ilegales como los «coyotes» o traficantes.

El Servicio Nacional de Migración dio un aviso a las personas que deciden realizar la travesía por la Selva de Darién, de abstenerse de hacerlo para no poner en riesgo sus vidas, ni la de sus seres queridos.

José Raúl Mulino, el nuevo presidente de Panamá anunció en su discurso de toma de posesión el pasado 9 de mayo que espera terminar con la «Odisea del Darién» que «no tiene razón de ser».

“Reitero que Panamá y nuestro Darién no es una ruta de tránsito. No, señor. Esa es nuestra frontera y el concepto de cierre que he esbozado implica también un concepto filosófico que guarda relación con cerrar la frontera”, dijo.

Mulino dijo que buscará ayuda internacional para empezar a regresar a estos migrantes a sus países de origen, “un proceso de repatriación con todo apego a los derechos humanos de todas las personas que están allí”.

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