Miles de personas marcharon este sábado hasta la entrada de la Secretaría Presidencial, en Colombo, para exigir la renuncia del presidente esrilanqués, Gotabaya Rajapaksa, en medio de una profunda crisis de liquidez y la escasez de productos básicos.
Los manifestantes, principalmente jóvenes y estudiantes universitarios, recorrieron el corazón de la capital de Sri Lanka alzando pancartas y banderas nacionales, al tiempo que corearon consignas pidiendo la renuncia del presidente, y de su hermano mayor, el expresidente y ahora primer ministro, Mahinda Rajapaksa.
“Todos los miembros de la familia Rajapaksa deberían irse a casa. Le han hecho más daño que bien a la gente”, dijo a Efe Ananda Gajanayake, un trabajador informático que participó en la marcha.
“A lo largo de toda mi vida, han sido en su mayoría Rajapaksas quienes han manipulado nuestras vidas para su propio beneficio. Incluso si se van, deben explicar cómo obtuvieron su riqueza”, añadió.
Distintos sectores y manifestantes han subrayado el hecho de que por primera vez representaciones de la mayoría de las religiones y etnias del país se han reunido por una causa común.
La protesta de hoy se produce después de que el presidente Rajapaksa se negara a dimitir pese de la creciente presión de la oposición, que le acusa de fracasar en la gestión de la crisis económica.
“No puedo encontrar medicamentos para mis padres porque este Gobierno no tiene dólares para importar medicamentos”, dijo a Efe Anura Ruwan, un empleado bancario de 28 años.
Barricadas y funcionarios de seguridad se instalaron en la entrada de la Secretaría presidencial a medida que se intensificaba la protesta para impedir el paso de los manifestantes.
La manifestación de hoy, junto a otras protestas que han tenido lugar durante las últimas semanas, revelan el descontento del país contra la familia Rajapaksa que, hasta ahora, era vista por buena parte de los ciudadanos de la isla como héroes nacionales.
El hermano mayor del presidente y actual primer ministro, estuvo al frente del Estado de 2004 a 2015 cuando las fuerzas del país derrotaron a las guerrilla separatistas de los Tigres Tamiles.
Millones de habitantes de Sri Lanka, en su mayoría budistas cingaleses, lo reverenciaron por haber liberado al país de una guerra de 26 años.
Sin embargo, la grave crisis económica del país, muy endeudado, y con las reservas internacionales por debajo de mínimos, hizo mermar la popularidad del clan Rajapaksa, cuya familia, hijos, sobrinos, y hermanos, ocupaba al menos cinco carteras en el Gobierno.
La severa escasez de dólares ha resultado en la reducción drástica de las importaciones de gas, combustible, alimentos, y medicamentos. Con limitadas reservas de combustible los ciudadanos enfrentan cortes eléctricos de hasta 12 horas diarias.
Bajo el Gobierno de Rajapaksa, el Banco Central redujo las tasas de interés a un mínimo histórico e imprimió dinero en exceso mientras se reducían los impuestos, lo que condujo a una pérdida anual de alrededor de 3300 millones de dólares de ingresos al tesoro.
“Nunca he protestado en mi vida, pero me uní hoy por la arrogancia y el ego de Rajapaksa, que está arruinando este país”, dijo a Efe Chithra, también presente en la manifestación.
“Todos los Rajapaksas han envenenado la unión nacional y nuestras vidas”, agregó.
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