Max Jerez cuenta cómo es ser un prisionero político en Nicaragua: «humanamente muerto”

Por Alicia Marquez
16 de febrero de 2023 4:12 PM Actualizado: 17 de febrero de 2023 6:57 PM

El líder estudiantil nicaragüense Max Jerez, quien recientemente fue desterrado junto con 221 prisioneros políticos hacia Estados Unidos, relató lo que vivió como prisionero político en Nicaragua.

Max Jerez, miembro de la Alianza Ciudadana y presidente nacional de la Alianza Universitaria Nicaragüense (AUN), fue detenido el 5 de julio de 2021 junto al el líder estudiantil Lesther Alemán y otros cuatro opositores al régimen de Daniel Ortega. Jerez estuvo prisionero en la temida cárcel de El Chipote en Managua.

La “restricción de todos los derechos—eso es lo que significa ser un preso político en Nicaragua”, dijo Jerez en una entrevista reciente con The Epoch Times. «Desde el momento de la detención, cuando uno es detenido por razones políticas, se violenta todo tipo de procedimiento judicial”.

El líder estudiantil explicó que ni siquiera existen garantías mínimas que protegen a los detenidos antes o durante una investigación.

Señaló que se les impedía el derecho a la debida defensa. “Se permitió que tuviéramos abogados, pero nunca se nos permitió entrevistas o conversaciones privadas con ellos. Las únicas veces que pudimos hablar con nuestros abogados fue durante el juicio algunos minutos y durante las audiencias”, explicó.

Policías antimotines montan guardia frente al Complejo Policial Evaristo Vásquez, conocido como «El Chipote», donde también permaneció detenido el precandidato presidencial nicaragüense Juan Sebastián Chamorro, en Managua, el 30 de junio de 2021. (STR/AFP vía Getty Images)

Jerez además mencionó que bajo el régimen de Ortega los prisioneros políticos enfrentan condiciones muy hostiles.

“En la cárcel hay procesos de aislamiento, de maltrato psicológico y una serie de restricciones que atentan contra la humanidad de las personas”, dijo, agregando que muchos de esos prisioneros políticos sufren largo tiempo encarcelados injustamente con “procesos judiciales absurdos”.

“En mi caso fui sometido, al igual que muchos de mis hermanos presos políticos, a celda de castigo—donde te mantenían aislado de la comunicación con el exterior—muy limitada comunicación, muy pocos encuentros o casi nunca podías ver a tus familiares”, señaló.

En ese sentido, Jerez afirmó que fueron escasas las veces que le permitieron ver a sus familiares en los 19 meses que estuvo preso en la cárcel del Chipote. También dijo que a él y a sus compañeros se les impedía tener acceso a la lectura o a la escritura.

“Era simplemente existir en la prisión y era una sensación de estar humanamente muerto”, dijo. “Es decir, estabas presente en la cárcel, pero no tenías ningún tipo de distracción o algún tipo de condición humana más allá de la alimentación y artículos de higiene personal”.

(Cortesía de Max Jerez)

Jerez agregó que desde que fue detenido, lo llevaron a una celda de castigo donde lo mantuvieron durante varios meses recluido sin una causa razonable.

Describió la celda de castigo como un espacio cerrado de dos metros cuadrados, “sin ningún tipo de ventilación, ni posibilidad de ver el exterior. Son cuatro paredes, una puerta sellada y solamente hay una ventanilla que se abre en el momento de la comida o el ingreso de medicamentos”.

Dijo que se les impedía hablar con otros prisioneros que se encontraban en otras celdas.

“Solo se podía hablar muy, muy ligeramente con los que estaban en nuestra propia celda. [Había] mucha insistencia en el silencio y mantener callado a todo el mundo”, dijo.

El régimen de aislamiento y la falta de comunicación con el exterior “fueron cosas que afectaron a muchos de las personas que estábamos presos en la cárcel del Chipote por la dictadura de Daniel Ortega”.

En circunstancias hostiles como las que vivieron los prisioneros políticos en el Chipote, Jerez mencionó que algo que los mantenía conscientes y con ímpetu de continuar adelante “era el ánimo que nos transmitíamos de vez en cuando entre todos los prisioneros», cuando tenían oportunidad, «nos dábamos mensajes de ánimo o nos hacíamos señales de fuerza”.

“Y en general, nos manteníamos con un espíritu bastante alto”, afirmó. En los 19 meses que estuvo preso, Jerez dijo, «nunca vi una persona con el espíritu abatido”.

Jerez afirma que tal vez esa fue la razón de que el régimen de Ortega decidiera desterrarlos de Nicaragua.

“No pudieron derrotarnos en ese sentido, no pudieron acabar con nosotros. Y por tanto, creo que esa es la causa principal de nuestro destierro, que Ortega tuvo que tomar decisiones drásticas, ante el fracaso de su intento de quebrarnos moralmente durante todo este presidio al que nos sometió injustamente”, expresó.

(Cortesía de Max Jerez)

El líder estudiantil afirmó que continuará sumando esfuerzos a favor de la libertad y los derechos humanos de todos los nicaragüenses en donde sea que se encuentre, y confía en que “¡pronto los nicaragüenses vamos a ser libres!”.

Recientemente, la activista nicaragüense en el exilio, Irlanda Jerez, comentó en una entrevista que en diciembre percibieron un cambio en el régimen carcelario hacia los prisioneros políticos, hablando sobre un posible acuerdo entre el régimen de Daniel Ortega y el gobierno de EE. UU., antes de que ocurriera la liberación de más de doscientos prisioneros políticos del país.

El líder estudiantil confirmó haber notado un cambio desde diciembre de 2022.

“Antes de nuestra liberación hubo determinadas señales o cambios en el régimen carcelario que nos hacían pensar en una posible salida”, dijo. Que incluían: “visitas más flexibles con los familiares, menos restricciones en el tema de la comunicación o el ingreso de paquetería que nos llevaban nuestras familias. Un ligero cambio en el trato hacia los detenidos era una cosa que era pequeña pero diferente”, afirmó.

Siga a Alicia Márquez en Twitter: @AliceMqzM


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