La mayoría de los estadounidenses están estresados, privados de sueño y con sobrepeso. En consecuencia, padecen enfermedades relacionadas con el estilo de vida que pueden prevenirse en gran medida, como enfermedades cardíacas, cáncer, derrames cerebrales y diabetes.
Sin embargo, los tratamientos para estas afecciones son simples, agradables y, a menudo, gratuitos, aunque a veces requieren que vaya en contra del hábito común.
El sobrepeso o la obesidad son un problema para el 50 por ciento de los adultos que padecen presión arterial alta, el 10 por ciento que padece diabetes y el 35 por ciento con prediabetes. Los costos de atención médica pública y personal derivados de estas afecciones son inasequibles y están aumentando. Aproximadamente el 90 por ciento de los casi 4 billones de dólares que gastan los estadounidenses anualmente en atención médica en los Estados Unidos (que incluye 1.5 de dólares en dinero público), se destina para enfermedades crónicas y afecciones de salud mental. Pero hay nuevos “medicamentos” de estilo de vida que son gratuitos y que los médicos podrían recetar a todos sus pacientes.
La medicina del estilo de vida es la aplicación clínica de comportamientos saludables para prevenir, tratar y revertir enfermedades. Más que nunca, la investigación subraya que las»píldoras» que el médico actual debería recetar a los pacientes son los seis dominios de la medicina del estilo de vida: alimentación integral basada en plantas, actividad física regular, sueño reparador, manejo del estrés, reducción o eliminación de adicciones y psicología positiva con conexión social.
Somos un médico de medicina preventiva de atención primaria y un inmunólogo computacional, ambos comprometidos con la aplicación de investigaciones de vanguardia para informar la práctica clínica de la medicina del estilo de vida. Nuestros hallazgos y recomendaciones se publicaron recientemente en Frontiers in Medicine. A continuación destacamos los puntos clave para llevar a casa cada una de las áreas.
Alimentación integral basada en plantas
Las dietas con un alto contenido de frutas, verduras y cereales integrales y un bajo contenido de productos animales y alimentos altamente procesados se han asociado con la prevención de muchas enfermedades. Se ha demostrado que estas dietas mejoran la salud e incluso revierten las enfermedades cardiovasculares, metabólicas, cerebrales, hormonales, renales y autoinmunes comunes, así como el 35 por ciento de todos los cánceres.
Creemos que la investigación futura debería incluir ensayos más amplios o nuevos métodos de investigación con énfasis en la calidad de la dieta. Esto incluiría más datos sobre la composición de micronutrientes y las fuentes de proteínas de los alimentos de origen vegetal frente a los de origen animal, no solo la proporción de grasas, carbohidratos y proteínas. Dichos ensayos deben incluir a niños, ya que muchos trastornos de adultos se siembran desde la infancia o en el útero.
Actividad física regular
Durante décadas, las pautas de los cirujanos generales enfatizaron que la actividad física aeróbica diaria de moderada a vigorosa tiene beneficios para la salud, tanto inmediatos como a largo plazo. Por ejemplo, la razón por la que envejecemos y la velocidad a la que lo hacemos —la edad cronológica frente a la edad biológica— está determinada por múltiples procesos moleculares que están directamente influenciados por la actividad física. Los científicos ahora están adquiriendo una mejor comprensión de los cambios celulares y moleculares que induce el ejercicio para reducir el riesgo de enfermedades.
Las prioridades de investigación para científicos y médicos incluyen obtener una comprensión más profunda del tipo, la intensidad y la frecuencia de la actividad, y una mejor comprensión de las alteraciones moleculares y celulares que ocurren con el ejercicio.
Sueño reparador
El sueño ayuda a las células, los órganos y todo el cuerpo a funcionar mejor. Un sueño regular e ininterrumpido de siete horas por noche para los adultos, de 8 a 10 horas para los adolescentes y de 10 o más para los niños, es necesario para gozar de buena salud.
Aunque no se ha estudiado lo suficiente, hay pruebas de que el sueño de alta calidad puede reducir la inflamación, la disfunción inmunológica, el estrés oxidativo y la modificación epigenética del ADN, todos los cuales están asociados o causan enfermedades crónicas.
Por lo tanto, la investigación de los mecanismos biológicos que sustentan las propiedades restauradoras del sueño podría conducir a enfoques ambientales o poblacionales y políticos para alinear mejor nuestros patrones naturales de sueño con las demandas de la vida diaria.
Manejo del estrés
Aunque algo de estrés es beneficioso, el estrés prolongado o extremo puede agotar al cerebro y al cuerpo. El estrés crónico aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares, enfermedades del intestino irritable, obesidad, depresión, asma, artritis, enfermedades autoinmunes, enfermedades cardiovasculares, cáncer, diabetes, trastornos neurológicos y obesidad.
Se necesita más investigación para comprender mejor cómo funcionan estas terapias.
Reducción y eliminación de adicciones
Muchos factores sociales, económicos y ambientales han impulsado el aumento nacional del abuso de sustancias en general y, lo más trágico, la epidemia de opioides.
Los médicos y los investigadores están comenzando a comprender la fisiología y psicología subyacentes de la adicción.
Sin embargo, el continuo estigma y el acceso inconexo o inexistente a los servicios siguen siendo un desafío. Los médicos y los científicos deben explorar cómo predecir quién es más vulnerable a la adicción y encontrar formas de prevenirla. Se debe priorizar el tratamiento que incorpore una atención integral enfocada a todas las necesidades del paciente.
Psicología positiva y conexión social
Mantener una mentalidad positiva a través de la práctica de la gratitud y el perdón tiene un impacto significativo en el bienestar psicológico y subjetivo, que a su vez está asociado con beneficios para la salud física.
La conectividad social, es decir, la cantidad y calidad de nuestras relaciones, tiene quizás los beneficios para la salud más poderosos.
Por el contrario, el aislamiento social —como vivir solo, tener una pequeña red social, participar en pocas actividades sociales y sentirse solo— se asocia con una mayor mortalidad, mayor morbilidad, menor función del sistema inmunológico, depresión y deterioro cognitivo.
Se necesitan más estudios para descubrir cómo la biología y la química de un individuo cambian para mejorar a través de más interacciones sociales.
El papel de la inflamación en las enfermedades relacionadas con el estilo de vida
La respuesta inflamatoria es compleja. Hemos estado utilizando el aprendizaje automático y modelos informáticos para comprender, predecir, tratar y reprogramar la inflamación, para retener los elementos curativos y minimizar los perjudiciales más crónicos. Los científicos están desentrañando nuevos mecanismos que explican cómo el estrés crónico puede activar y desactivar los genes.
Superando desafíos y barreras
Nosotros y algunos otros estudiosos de la medicina del estilo de vida ahora estamos discutiendo cómo podemos aprovechar todos estos enfoques para mejorar los estudios clínicos sobre los impactos de las intervenciones en el estilo de vida.
Al mismo tiempo, nosotros y nuestros colegas nos damos cuenta de que existen desafíos y barreras ambientales que impiden que muchas personas adopten estas correcciones de estilo de vida.
La aplicación de medicamentos para el estilo de vida es particularmente importante ahora porque los estilos de vida poco saludables han causado una pandemia de enfermedades crónicas prevenibles que ahora está agravando la pandemia de COVID-19, que aflige de manera desproporcionada a las personas con estas afecciones.
Pídale a su médico que le “recete” estas seis “píldoras” para una vida mejor y más larga. Después de todo, son gratis, funcionan mejor o tan bien como los medicamentos y no tienen efectos secundarios.
es profesor de cirugía en la Universidad de Pittsburgh y es el director médico senior de salud y productividad y Plan de salud y socios de trabajo de UPMC en la Universidad de Pittsburgh. Este artículo se publicó por primera vez en The Conversation.
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