Los medios de comunicación estatales chinos siguen restando importancia al número de casos de COVID-19 en el país e intentan asegurar al público que la situación está bajo control.
El 2 de enero, el país informó de solo tres nuevas muertes por COVID-19, después de haber informado de tan solo un nuevo deceso el día anterior.
De acuerdo a las últimas cifras publicadas por el régimen chino, el número de muertos en el país desde el inicio de la pandemia asciende ahora a 5253. Sin embargo, las autoridades sanitarias creen que esa cifra es mucho mayor en un país con una población de más de 1400 millones de habitantes.
China abandonó recientemente su operación de pruebas masivas para detectar el virus, lo que ha dificultado el seguimiento de las cifras oficiales de casos.
En un artículo publicado el martes, People’s Daily, el periódico oficial del Partido Comunista Chino (PCCh), citó a varios expertos que afirman que la enfermedad causada por el virus era «relativamente leve» para la mayoría de la población.
«Las enfermedades graves y críticas representan entre el 3 y el 4 por ciento de los pacientes infectados ingresados actualmente en los hospitales designados en Beinjng», declaró al periódico Tong Zhaohui, vicepresidente del Hospital Chaoyang.
La falta de preparación antes de que el régimen chino diera marcha atrás bruscamente a su norma extrema de Cero COVID, en diciembre, provocó que los servicios sanitarios del país queden desbordados, que las morgues trabajen a pleno rendimiento y que haya una escasez crónica de medicamentos en las farmacias, según los informes de prensa.
Celebraciones del Año Nuevo Lunar podrían desencadenar un aumento de casos
El cambio de normas se produjo después de que estallaran protestas masivas en todo el país contra las medidas extremas del PCCh.
Más del 80 % de los habitantes de la provincia suroccidental de Sichuan están infectados, según las autoridades sanitarias locales.
Los hospitales se encuentran desbordados en todo el país y en algunos casos, los médicos están viéndose obligados a dar prioridad al tratamiento de pacientes sin latido o que han dejado de respirar, según CBS News.
Un informe publicado el 29 de diciembre por la empresa de registros de datos sanitarios Airfinity, con sede en el Reino Unido, estima que probablemente unas 9000 personas mueren cada día en China a causa de COVID-19.
La muertes acumuladas en China desde el 1 de diciembre han alcanzado probablemente la cifra de 100,000 víctimas fatales, con 18.6 millones de infecciones, según Airfinity. La empresa de datos sanitarios prevé que las infecciones por COVID-19 en China alcancen su primer punto máximo el 13 de enero, alcanzando 3.7 millones de casos al día.
Es probable que la situación empeore en medio de las celebraciones del Año Nuevo Lunar a fines de este mes, dijo el lunes a MSNBC el Dr. Ezekiel Emanuel, vicerrector de iniciativas globales de la Universidad de Pensilvania.
El Dr. Emanuel destacó que la nueva variante XBB.1.5 de COVID-19 se está propagando rápidamente en Estados Unidos y puede «evadir y superar» a las otras subvariantes del virus mientras evita los anticuerpos obtenidos de infecciones o vacunas anteriores.
China reabre fronteras
Se espera que XBB.1.5 sea pronto la cepa dominante en todo el mundo, particularmente en China, donde se cree que habrá una gran cantidad de muertes debido a la baja inmunidad entre la población, agregó el Dr. Emanuel.
A pesar de la cantidad de nuevos casos, China anunció la semana pasada que reabrirá sus fronteras el 8 de enero, lo que llevó a muchos países a establecer requisitos de pruebas de detección del virus negativas para todas las llegadas del país asiático. Entre los que están aplicando estas medidas están Estados Unidos, el Reino Unido, Australia y Canadá. , Francia, India, Italia, Japón, Corea del Sur, España, Malasia y Qatar.
Marruecos prohibió todas las llegadas desde China, independientemente de su nacionalidad, mientras que Bélgica dijo que analizará las aguas residuales de los aviones de China para detectar nuevas variantes de COVID-19.
En un comunicado de prensa del 28 de diciembre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU., dijeron que los pasajeros deberán presentar un resultado negativo de COVID-19 o una prueba de recuperación antes de abordar un vuelo de China con destino a Estados Unidos.
Los CDC dijeron que la medida tiene como objetivo «ralentizar la propagación de COVID-19 en Estados Unidos durante el aumento de casos de COVID-19 en la República Popular China [RPC] dada la falta de datos de secuencia genómica viral y epidemiológica adecuados y transparentes en los reportes de la República Popular China”.
La Organización Mundial de la Salud pidió el viernes a los funcionarios de salud de China que compartan regularmente información específica y en tiempo real sobre la situación de COVID-19 e invitó a los científicos chinos a presentar datos detallados sobre la secuenciación viral en una reunión que se realizará el 3 de enero.
Con información de Reuters.
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