El sector del cannabis en California está en caída libre, y algunas municipalidades del norte del Estado están planeando una reducción significativa de los ingresos fiscales como consecuencia del desplome de los precios al por mayor.
Antes vendida por más de 4000 dólares por libra, los compradores a granel ahora compran las cosechas frescas por entre 300 y 500 dólares, según los expertos, y algunos cultivadores han declarado haber liquidado sus cosechas por menos de 200 dólares la libra por miedo a quedarse con el producto.
El precio representa una fuerte caída con respecto a los últimos años, según expertos del sector.
«Ha sido un declive constante desde que llegamos aquí en 2010, pero con la aprobación de la Propuesta 64 en 2016, los precios se aceleraron hacia abajo rápidamente», dijo Rachel Greene, una cultivadora desde hace mucho tiempo con experiencia en los programas de cannabis de los condados de Mendocino y Humboldt, a The Epoch Times. «Fue una combinación de mucha gente entrando en el juego y el viejo modelo de guerra corporativa de operar con pérdidas para ahogar a la competencia».
La Proposición 64 —conocida como Ley de Uso para Adultos de la Marihuana— fue aprobada por los votantes e hizo legal la venta recreativa, creando el principio de un marco regulador para gestionar el sector.
Los negocios familiares legítimos e ilegítimos se vieron gravemente afectados por el desplome de los beneficios y la venta de una mercancía que antes era fácil de mover, según los agricultores.
«Solía pagar a los recortadores 300 dólares para cortar cada libra, y ahora ni siquiera puedo venderlas por eso», dijo a The Epoch Times un lugareño del condado de Mendocino que pidió ser llamado Jack, por temor a represalias. «Este era un negocio que beneficiaba a las familias de todas las montañas de aquí, y ahora hay cultivadores y sus ayudantes buscando trabajo. Nadie sabe qué hacer».
Los agricultores denuncian una «tormenta perfecta» de condiciones, con la inflación provocando que el coste de hacer negocios haya aumentado significativamente en los últimos dos años, mientras que el mercado saturado de California ha dejado a muchos cultivadores con pocas opciones.
«El año pasado hubo un montón de kilos de abono aquí, y muchas esperanzas y sueños se esfumaron con el desplome», afirma Jack. «Todos estamos asombrados por lo rápido que ha sucedido, y no sólo nos afecta a nosotros. Mira todos los escaparates vacíos. Éramos el alma de esta economía».
Pérdida de ingresos fiscales
La caída en picado de los precios está afectando no sólo al mercado del cannabis, ya que las regiones rurales del estado han pasado a depender de la industria para apoyar a los comercios y de los impuestos generados por el aumento de los flujos de efectivo en la zona.
La ciudad de Ukiah, cabecera del condado de Mendocino, se prepara para una caída estimada de 1 millón de dólares en los ingresos fiscales, en parte debido al debilitamiento de la industria del cannabis.
Los ingresos crecieron de forma constante año tras año hasta experimentar una caída el año pasado, con la temporada de compras más concurrida —los tres últimos meses del año— dando como resultado un descenso de casi el diez por ciento en comparación con 2021, según los registros de la ciudad. Sin embargo, los registros no especifican cuántos ingresos fiscales estaban relacionados con el cannabis.
«Esto no hace que los impactos sean menos reales, ya que estamos viendo las disminuciones en numerosos tipos de negocios, pero son difíciles de medir», dijo Shannon Riley, subgerente de la ciudad de Ukiah, a The Epoch Times.
Las ventas de artículos de jardinería descendieron casi un 13% en Ukiah el año pasado, y los impuestos sobre las ventas recaudados en general bajaron casi un 6% en 2022 en comparación con el año anterior, según HdL Companies, una empresa que presta servicios de auditoría, operaciones y gestión de ingresos a organismos públicos.
El estado experimentó un crecimiento del 4 por ciento en los ingresos generales por impuestos sobre las ventas durante el mismo período.
En comparación con otras ciudades del norte de California que se enfrentan a un descenso de los ingresos fiscales, Ukiah se encuentra en una posición única en la zona, actuando como centro neurálgico para las comunidades circundantes, con instalaciones médicas y tiendas disponibles para miles de residentes que no viven en la ciudad, según el subdirector de la ciudad.
«Ukiah está muy bien preparada para este tipo de ajuste y seguirá adelante con importantes proyectos de infraestructuras, mejoras en las calles, programas y eventos recreativos, etc.», afirmó Riley.
A otras zonas no les ha ido tan bien: pequeñas ciudades del norte de California que vivieron un momento de auge y caída con la pérdida de la industria maderera atraviesan ahora circunstancias similares.
Del auge a la crisis
Conocido como el Triángulo Esmeralda por la renombrada producción de cannabis de la región, los condados de Mendocino, Humboldt y Trinity crecieron en población y en actividad económica tras la aprobación de la Proposición 215 en 1996, la primera en la nación que permitía el uso medicinal de la planta.
Aunque los datos del censo muestran un modesto crecimiento en cada condado —aproximadamente el 11% en Mendocino y Humboldt y más del 20% en Trinity— en los 27 años transcurridos desde la legalización, los residentes afirman que esas cifras no reflejan el número real de personas que se han trasladado.
La discrepancia radica en el patrón de comportamiento de muchos de los que llegaron a la región para instalar sus explotaciones desde otros estados, pero nunca se registraron para obtener el permiso de conducir de California y regresaron a su estado de origen una vez terminada la cosecha, según los agricultores y las autoridades locales.
Además, de agosto a noviembre, un número considerable de personas viajaba cada año a la zona en busca de trabajo como podadores y peones.
«Parecía que la población se duplicaba, y somos una comunidad pequeña, así que es fácil notar a los recién llegados», dijo Juan Aguilar, de Ukiah, a The Epoch Times. «Durante parte del año, en la temporada de cultivo, y sobre todo en la cosecha, teníamos grandes aglomeraciones en las tiendas de comestibles, gente por todo el pueblo».
Durante el apogeo de la fiebre verde —término utilizado para describir a los miles de personas que acudieron a la región en busca de oportunidades en el sector— los pequeños comercios florecieron en las pequeñas ciudades situadas a lo largo de la autopista 101. En poco tiempo, una gran cantidad de restaurantes y comercios abrieron y cerraron sus puertas con la rápida desaparición de la gallina de los huevos de oro local.
Los precios de la propiedad en la zona parecen estar correlacionados con el precio del cannabis, como demuestra el número de transacciones, el precio por acre de terreno en bruto y las ventas de viviendas en los últimos dos años, según los agentes inmobiliarios del condado de Mendocino.
Se pueden ver carteles de «se vende» en prácticamente todas las calles, incluso en zonas donde antes la demanda superaba con creces a la oferta, y el aumento de propiedades disponibles está deprimiendo los precios.
Cannabis legal frente a ilegal
Aunque el cannabis sigue siendo ilegal a nivel federal, ya que figura en la Lista 1 de estupefacientes sin valor medicinal, 40 estados y el Distrito de Columbia cuentan con disposiciones médicas que permiten su consumo personal.
Las normativas que impiden la distribución interestatal y limitan la publicidad obstaculizan la capacidad de los productores para llegar a los mercados potenciales, según los analistas del sector.
La ley exige que todo el cannabis legal cultivado en California se venda en el estado, y las 20 granjas más grandes son capaces de producir más de 2.6 millones de libras —suficiente para abastecer el mercado legal del Estado Dorado— según estimaciones recientes de HdL.
Más de 3000 empresas poseen actualmente unas 7500 licencias, capaces de cultivar 16 millones de libras al año. Dado que el mercado comercial legal del estado sólo es capaz de consumir el 15% de esta capacidad, se espera que más del 70% de los titulares de licencias experimenten pérdidas netas este año, según los datos de HdL.
Más del 60% del cannabis cultivado en el estado carece de licencia, según las estimaciones de las fuerzas policiales, y sus totales no se incluyen en las estadísticas anteriores, lo que se suma a la profunda sobresaturación del mercado.
Algunos de estos cultivos ilegales son «operaciones masivas dirigidas por cárteles», dijo a The Epoch Times un detective con décadas de experiencia que pidió permanecer en el anonimato por temor a la seguridad de su familia. «Hay dos familias que controlan la mayor parte de la producción aquí arriba, y aunque no hemos visto la violencia que hay en México, sabemos que están aquí».
Con la aparición del cannabis legal en el estado, se hizo más fácil para los cárteles cultivar en California en lugar de México, y sin necesidad de cruzar la frontera internacional para mover sus cultivos, los márgenes de beneficio aumentaron e incentivaron a otros a trasladar sus operaciones al norte de California, según el detective.
«En los últimos años hemos visto una afluencia constante de trabajadores jóvenes de Sinaloa, México», dijo. «Las cosas han cambiado en la comunidad, por no decir otra cosa, y por cada sitio ilegal que desmantelamos, aparecen tres más».
Los impuestos a nivel de condado y estatal se suman a la carga financiera para productores y consumidores, según los expertos.
«Las facturas de uno de mis vecinos ascendían a 55,000 dólares, y lo que le devolvieron después de pagar los impuestos del condado y el estado y las tasas de distribución se acercaba a los 6000 dólares», explica Greene, el agricultor que en su día obtuvo la licencia. «Era asombroso ver lo poco que se llevaba, y era descorazonador para agricultores como nosotros y otros que pensaban que estaban haciendo lo correcto».
Greene y otros manifestaron sentirse defraudados por las políticas diseñadas para regular el mercado.
«Pensábamos que el estado de California nos iba a cubrir las espaldas y nos iba a ayudar a tener éxito», afirmó.
El 2 de mayo se aprobaron en el Comité Judicial de la Asamblea dos proyectos de ley relacionados con el duelo entre los mercados legal e ilegal del cannabis, ambos con el objetivo de ofrecer a los operadores con licencia recursos legales contra los competidores sin licencia.
Estas propuestas se producen cuando las ventas en todo el estado cayeron un 8.2 por ciento el año pasado, con un total de 5300 millones de dólares, la primera caída desde que se abrió el mercado recreativo en 2018, pero este descenso se produce después de un aumento del 68 por ciento en 2020 y otro repunte del 23 por ciento en 2021.
Con las fuerzas del mercado en juego que afectan a productores y comunidades, las arcas del Estado se han beneficiado de la estructura regulatoria. Hasta el cuarto trimestre de 2022, California ha recaudado 4600 millones de dólares en impuestos sobre el cannabis desde 2018, según el Departamento de Administración de Impuestos y Tasas de California.
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