Si usted fuera a casi cualquier hogar estadounidense en las décadas de 1980 y 1990, con seguridad podría encontrar dos bebidas: Coca-Cola y leche. Estos dos grandes protagonistas dominaban el mercado en aquel momento y ahora se encuentran en grandes dificultades debido a los argumentos nutricionales y medioambientales.
Por un lado, cada vez más personas evitan los refrescos debido al exceso de azúcares que tienen, mientras que muchas personas evitan la leche debido a los impactos sobre el bienestar animal y el planeta.
Pero aunque puede que no estemos bebiendo tanto como antes, hay una buena razón para comprarlos, al menos en pequeñas cantidades, para un gran experimento que muestra mucho sobre la salud y la química.
El principio es simple pero extraño. ¿Qué pasaría si se combina Coca-Cola y leche, o por extensión, productos lácteos como queso o yogurt? Bueno, la respuesta es mucho, mucho más aterradora de lo que se pueda imaginar. Mientras que mucha gente puede haber disfrutado de una Coca-Cola con helado, la clásica fuente de soda flotante, la mezcla de los dos en forma líquida muestra algo que probablemente atormentará a la mayoría de la gente.
Como casi todo el mundo sabe, la Coca-Cola es altamente ácida. Según la Asociación Dental Americana, el pH medio de una Coca-Cola clásica es de 2.37, que no está muy alejado del vinagre, y está clasificado como «extremadamente erosivo» para los dientes. Esto puede no ser una gran sorpresa, ya que la Coca-Cola es usada para eliminar el óxido del motor de su auto.
En cuanto a la leche, es mucho menos ácida, casi neutra en pH. Mientras que la Coca-Cola está llena de azúcares, la leche está llena de proteínas. Químicamente todo esto significa que cuando se mezcla una sustancia ácida con una sustancia llena de proteínas, se obtiene la cuajada. Lo mismo que le sucede a la leche que ha pasado su fecha de caducidad y se ha agriado.
Para probar este principio como un experimento químico divertido o como una lección de precaución sobre la combinación de refrescos ácidos con lácteos, necesitará una botella de Coca-Cola y una botella de leche.
Etapa 1: Tire un poco de Coca-Cola para hacer espacio para un poco de leche. Verter la leche en la Coca-Cola, llenando la botella hasta el borde. Vuelva a enroscar la tapa. Entonces mire como sucede la magia.
Etapa 2: La Coca Cola se volverá turbia y de color marrón a medida que la leche se propaga a través de ella. Entonces, empezará a ver la parte más rara. A medida que los ácidos se adhieren a las proteínas, caen al fondo de la botella, formando lo que en química se llama un «precipitado». Tal vez la transformación más extraña que se ha producido es que el líquido entre la parte superior e inferior se vuelve completamente claro.
Etapa 3: En la parte superior de la botella hay una capa de espuma que flota alrededor. Mirar todo el proceso es definitivamente suficiente para que se lo piense dos veces la próxima vez que beba uno tras otro en rápida sucesión. Para ser justos con la Coca-Cola, usted podría hacer el mismo experimento con cualquier otra bebida que sea altamente ácida, incluyendo muchas bebidas de frutas que usted se imagina que son mucho más saludables.
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