El líder estatal republicano del Senado de Michigan acusó a los funcionarios en un centro de votación de Detroit de usar tácticas «condenables» el día de las elecciones, y pidió una auditoría completa e independiente del recuento de votos.
Aric Nesbitt, presidente provisional del Senado de Michigan, dijo que su esposa estaba en el centro de votación el 3 de noviembre. Citando el relato de su esposa, Nesbitt dijo que los trabajadores electorales se negaban a contar las boletas cuando los observadores electorales republicanos estaban vigilando el proceso, y solo contaban las boletas cuando los demócratas estaban presentes.
Además, afirmó que wlloa permitieron que tres veces más demócratas que republicanos vieran las urnas.
«Cada vez que ellos retiraban a un abogado republicano, o a un observador electoral republicano, los trabajadores electorales aplaudían», dijo Nesbitt a Just The News, describiendo el escenario. «Los sacaban de la sala por cosas como ajustarse la mascarilla o rozarse accidentalmente con otras personas».
Más de dos semanas después del día de las elecciones, Nesbitt dijo que los funcionarios republicanos no han recibido mucha información. «Mis colegas y yo pedimos una auditoría completa del proceso para tratar de averiguar qué fue lo que realmente salió mal», dijo.
El condado de Wayne aún no ha respondido a una solicitud de comentarios sobre las afirmaciones de Nesbitt.
En un intento por resaltar las presuntas irregularidades en el estado, Nesbitt reposteó una carta de la senadora estatal republicana de Michigan, Lana Theis, que solicitaba una auditoría independiente de los resultados de las elecciones estatales.
“Hay denuncias de intimidación ilegal y oficial contra los opositores y observadores electorales legítimos” en Michigan, escribió Theis a la oficina de la secretaria de Estado, agregando que más de 100 ciudadanos de Michigan han emitido declaraciones juradas sobre lo que presenciaron.
Esto se produjo cuando dos miembros de la Junta de Escrutinios del Condado de Wayne, ambos republicanos, afirmaron haber sido presionados, acosados y amenazados luego de decir que no votarían para certificar los resultados de las elecciones del condado. Ambos luego votaron para certificar los resultados, pero luego firmaron declaraciones juradas para rescindir sus votos.
La instigación llamó la atención del presidente Donald Trump. Monica Palmer, una republicana de la Junta de Escrutinios del condado de Wayne, dijo que el presidente la llamó para «chequear que estuviera a salvo luego de escuchar las amenazas y los ‘doxings’ que habían ocurrido», según el Washington Post.
La secretaria de Estado de Michigan, Jocelyn Benson, dijo que no vio evidencia de fraude electoral que pudiera anular los resultados de las elecciones. El jefe de la Comisión Federal de Elecciones, Trey Trainor, puso en duda las afirmaciones oficiales de que no hubo fraude, diciendo que él cree que «hubo fraude» en los estados clave.
Mientras tanto, Benson acusó a Palmer y al otro republicano de jugar a «políticas partidistas y causar confusión, lo cual, de nuevo, es una especie de norma que hemos visto durante estas elecciones».
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