Migingo: así es la vida en una de las islas más hacinadas del mundo y que es disputada por 2 países

Por Bio Bio
16 de abril de 2019 9:41 PM Actualizado: 16 de abril de 2019 9:41 PM

Migingo es el nombre que le dieron autoridades keniatas y ugandesas a un trozo de tierra que está situado al medio del lago Victoria en África. A simple vista, puede parecer que este lugar, empobrecido y con un evidente hacinamiento, no es de interés para ninguna persona, pero lo cierto es que ha tenido en vilo a estos dos países por dos décadas.

El tamaño de esta isla es de apenas 4000 metros cuadrados, lo que equivale a la mitad de un estadio de fútbol. Allí habita una comunidad de 131 personas, quienes tienen prohibido integrar a más habitantes por un tema de espacio.

A simple vista se observa que la calidad de vida en la isla es mala, pero el lugar representa un punto estratégico para la pesca de un producto muy bien remunerado en África: la Perca del Nilo.

De acuerdo a un reportaje del medio RT Noticias, la extracción de este producto le significa a las familias una renta que va de 200 a 250 dólares por semana, lo que constituye casi 3 veces el sueldo mínimo en países africanos.

Se ve una bandera de Kenia en la base de la policía marítima de ese país en la isla de Usingo, con vistas a la isla Migingo, densamente poblada por residentes que pescan principalmente percas del Nilo en el lago Victoria, en la frontera entre Uganda y Kenia. (YASUYOSHI CHIBA/AFP/Getty Images)

Las casas en Migingo son construidas a base de zinc, lo que las hace resistentes a la lluvia y les permite a los residentes ampliarse en caso de existir condiciones.

En el lugar existen cinco bares que venden bebidas alcohólicas, un salón de belleza, una farmacia, tres hostales para turistas y cuatro prostíbulos, donde incluso es aceptado que trabajen esposas de pescadores mientras ellos estén en sus funciones.

Hasta junio de 2018 existió una escuela primaria en Migingo, pero esta fue cerrada por autoridades de Uganda, quienes indicaron que aquella era una forma arbitraria de Kenia para proclamarse dueño de la zona.

Lo mismo ocurrió con una guardería infantil que estuvo en la isla hacia noviembre del año pasado, la cual tuvo que ser clausurada para evitar tensiones entre los dos países.

El turismo es otro aspecto que genera debate dentro del lugar, ya que si bien existen hospedajes sobre el islote, sus habitantes no quieren que existan instancias que permitan que la población se agrande.

De acuerdo al diario español El País, dentro de este territorio está permitido que los “extranjeros” se queden solamente un día, por lo que a más tardar a las 22:00 horas deben regresar a su país.

Migingo tiene apenas un cuarto de hectárea de extensión, y sus residentes están hacinados en una mezcolanza de casas de hierro corrugado, con aparentemente pocos bares, burdeles y un pequeño puerto del que jactarse. Foto tomada el 5 de octubre de 2018. (YASUYOSHI CHIBA/AFP/Getty Images)

Junto con esto, los habitantes tienen prohibido anexar nuevas personas a la comunidad de Migingo, la razón de esto es “cuidar la pesca y economía local”.

Foco de tensión entre dos países

Un reportaje del diario inglés The Guardian reveló que, pese a ser un pequeño territorio, Migingo es considerado como un área estratégica para Kenia y Uganda, los cuales se la han disputado durante 19 años.

El islote estaba deshabitado hacia el año 2000. En ese entonces, nadie había dudado que le pertenecía a Kenia y que ese país tenía a su cargo la administración.

Los pescadores arrojan las percas del Nilo en una caja de almacenamiento en la isla Migingo el 5 de octubre de 2018, que está densamente poblada por residentes que pescan principalmente percas del Nilo en el Lago Victoria, en la frontera entre Uganda y Kenia. (YASUYOSHI CHIBA/AFP/Getty Images)

No obstante, autoridades de Uganda comenzaron a demostrar interés en el islote debido a que estaba deshabitado. En ese entonces, según el citado medio, desde aquella nación intentaron hacerse con la propiedad arguyendo que desde su vecino país no mostraban interés.

No obstante, Kenia respondió a la “provocación” enviando pescadores de las costas más cercanas a Migingo. Si bien esta situación calmó el ambiente por unas semanas, posteriormente los trabajadores indicaron que habían sido desalojados por la fuerza por la policía ugandesa.

Esto provocó que Kenia decidiera desplegar sus fuerzas armadas en Migingo, lo que hizo temer que en aquel lugar se produjera la “guerra más pequeña de la historia”.

La tensión política y militar se mantuvo en la zona hasta 2009, ya que ambos países querían quedarse con las riquezas que proveía la pesca de la Perca del Nilo, por lo que deseaban cobrar impuestos a los trabajadores allí presentes.

La isla, densamente poblada, tiene apenas un cuarto de hectárea de extensión, y sus residentes están hacinados en una mezcolanza de casas de hierro corrugado, con aparentemente pocos bares, burdeles y un pequeño puerto del que jactarse. (YASUYOSHI CHIBA/AFP/Getty Images)

Aquel año, agentes de la ONU y las iglesias oficiales de ambos países instaron a las autoridades a buscar una solución pacífica y mediante el diálogo conjunto, por lo que se creó una comisión entre los estados.

Este equipo de abogados y técnicos ha estado estudiando la propiedad de la isla desde 2010, pero se ha quedado entrampado descifrando un documento británico de 1926, que sería clave para llegar a una determinación.

Por otra parte, la situación de los recursos marinos tampoco ayuda mucho, ya que los dos países tienen injerencia directa en el desarrollo de la perca.

“Las aguas profundas donde pescamos están más en el lado de Uganda, pero las aguas donde los peces se reproducen más están en el lado de Kenia, por lo que tenemos que trabajar juntos”, explicaron autoridades de los dos países.

¿Y qué dicen los residentes de Migingo?

Una mujer sostiene a su bebé en la isla Migingo el 5 de octubre de 2018, densamente poblada por residentes que pescan principalmente percas del Nilo en el lago Victoria, en la frontera entre Uganda y Kenia. (YASUYOSHI CHIBA/AFP/Getty Images)

Si bien la propiedad de Migingo sigue siendo un tema de discusión, quienes allí habitan se sienten lejanos a las tensiones políticas y solo apuestan por trabajar en la pesca.

De acuerdo a un reportaje del medio español La Vanguardia, los primeros pescadores que llegaron a la zona fueron Dalmas Tembo y George Kibebe, quienes nacieron en territorio keniano.

Desde un comienzo, fueron estos dos hombres quienes invitaron a sus familias y amistades más cercanas a poblar la zona, la cual actualmente se compone de 131 habitantes.

Si bien actualmente el dominio administrativo le corresponde a Kenia y Uganda, Tembo y Kibebe conformaron lo que se denomina un “Senado Honorario”, siendo los dos únicos miembros de la organización, la cual no es reconocida por los países antes mencionados.

La isla de Migingo, un afloramiento rocoso redondeado cubierto de chozas metálicas, se eleva sobre las aguas del lago Victoria como una tortuga chapada en hierro. (YASUYOSHI CHIBA/AFP/Getty Images)

Debido a la fructífera pesca que se da en el lugar, los habitantes de Migingo deben pagar impuestos mucho mayores a Kenia y Uganda por sus ingresos, situación que podría cambiar cuando se otorgue un fallo sobre la propiedad del lugar.

En la actualidad, desde el interior no niegan el interés de convertirse en un estado autónomo y tener su propia forma de gobierno, aunque reconocen que eso resulta imposible debido a un tema territorial.

 

***

Historias de convicción

Trabajó para la mafia y fue un adicto durante décadas, al fin se libera con ayuda de la meditación

Cómo puede usted ayudarnos a seguir informando

¿Por qué necesitamos su ayuda para financiar nuestra cobertura informativa en Estados Unidos y en todo el mundo? Porque somos una organización de noticias independiente, libre de la influencia de cualquier gobierno, corporación o partido político. Desde el día que empezamos, hemos enfrentado presiones para silenciarnos, sobre todo del Partido Comunista Chino. Pero no nos doblegaremos. Dependemos de su generosa contribución para seguir ejerciendo un periodismo tradicional. Juntos, podemos seguir difundiendo la verdad.