Una organización independiente de investigación publicó este lunes un informe donde señala algunas formas en que los inmigrantes han logrado esquivar a las fuerzas militares de México en su intento por cruzar la frontera de Estados Unidos.
De acuerdo con Todd Bensman, de Center for Immigration Studies (CIS), la Administración Biden cuenta con que México ayude a detener la ola de inmigrantes que intentan llegar a Estados Unidos. Sin embargo, el despliegue de militares en las fronteras sur y norte del país no son suficientes sin las políticas de deportación aplicadas por Trump.
México ha desplegado 8,815 militares en las fronteras norte y sur del país, 30 puestos de revisión migratoria con tecnología no intrusiva, 347 puntos de control migratorio como parte del plan de migración. Pero el informe muestra cinco formas en que los inmigrantes han logrado esquivar a los militares mexicanos, evitando de esa manera ser deportados.
La primera de ellas es la «visa humanitaria», un documento emitido por la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), de acuerdo con el informe. La página del órgano señala que: «Cualquier extranjero que encontrándose en territorio nacional, tiene derecho a solicitar que le sea reconocida la condición de refugiado».
Un hondureño llamado Danny Valentín Zavala Flores, mostró su documento y dijo que con el podía pasar los puesto militares de control destinados a detener a los inmigrantes ilegales.
«Simplemente se lo mostré a los soldados cuando me enfrentaron, y me dejaron pasar», dijo al CIS, después de que lo detuviera la Patrulla Fronteriza de EE.UU. y lo deportara.
La CSI señaló que «encontró fácilmente a varios que afirmaban haber hecho precisamente eso» y que descubrió que había otro tipo de permisos de viaje emitido por el Instituto Nacional de Migración (INM).
Dennys Alberto Torrez Gómez, de Honduras, obtuvo este tipo de permiso bajo la condición de refugiado y el permiso para viajar específicamente a Piedras Negras, en el estado mexicano de Chihuahua, desde donde intentó cruzar, pero fue detenido por la patrulla fronteriza de EE.UU..
Le dijo al CIS que decidió salir de su país «porque sentimos que el nuevo presidente nos iba a ayudar» y que seguiría intentando cruzar debido a que las autoridades mexicanas no podían deportarlo.
La segunda forma relatada por los entrevistados es a través de sobornos a los militares. Cuatro inmigrantes contaron al CIS que los soldados mexicanos subían a los autobuses y les exigían un soborno para dejarlos continuar. Los entrevistados describieron sobornos que iban de los 250 a los 1000 pesos por persona.
El hondureño Olbi Orian Dormorel dijo que siempre que los inmigrantes se acercaban a los soldados había «algunos que querían quitarte el dinero», mientras que otros les daban agua o comida y los dejaban avanzar.
Otros inmigrantes contaron al CIS que subieron al techo de un tren de carga que los llevaba al centro de México para así evitar los retenes de la Guardia Nacional y del INM. «Los militares no paran los trenes», dijo Ronnie López, de Honduras.
De forma similar, algunos viajan haciendo autostop hasta llegar cerca de un puesto de control donde se optan por alejarse de la carretera, caminar en medio de los árboles y la maleza y regresar a la ruta después de pasar el puesto de control.
«Nos acercábamos sigilosamente a ellos y luego los rodeábamos», dijo Hugo Orlando Castillo, de Guatemala. «Cada vez que veíamos un puesto de control, lo esquivábamos».
Por último, también los inmigrantes han optado por tomar vuelos hacia ciudades lejanas a los controles de la Guardia Nacional, como la Ciudad de México. El CIS halló un boleto de un vuelo de ida y vuelta, procedente de Medellín, en un montón de ropa amontonada en el lado texano del Río Grande.
El informe señala que el despliegue militar en México fue muy eficaz para detener y dispersar caravanas que se formaron el año pasado procedentes de Centroamérica. Sin embargo, había algunas debilidades en esta medida que aún eran aprovechadas por los traficantes de personas, conocidos como «polleros», las cuales podían ser subsanadas mediante las políticas implementadas durante la Administración Trump, como el programa «Permanecer en México.
Pero ahora que el presidente Joe Biden ha revocado o suspendidos varias de estas «han dejado el ya problemático despliegue militar mexicano para que se enfrente solo a una poderosa ola creciente de inmigración desde Centroamérica, y más aún, de personas entusiasmadas, decididas y fuertemente incitadas a romper esa ya imperfecta operación militar».
«Si el gobierno de Biden planea confiar enteramente en la capacidad de México para detener la ola que conjuró, ninguna cantidad de dinero en efectivo de ayuda para el desarrollo y vacunas Covid-19 por parte de Estados Unidos va a tapar los agujeros cada vez más grandes en el cordón del sur de México».
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