En la provincia de Jilin, que se encuentra duramente afectada por COVID-19, reclutaron trabajadores migrantes del noreste de China para construir urgentemente unos hospitales de emergencia para la cuarentena, pero grupos completos de ellos se infectaron ya que los pacientes que requerían la cuarentena eran enviados a ocupar los hospitales mientras se terminaban las obras de construcción.
Según los trabajadores, las autoridades locales ocultaron los casos de COVID-19 y no les proporcionaron ningún tipo de atención o asistencia de seguimiento.
Varios obreros de la construcción que trabajan en el hospital móvil de Jilin Dahongtu declararon al diario chino The Epoch Times que cientos de sus compañeros se infectaron y que todos ellos fueron trasladados de un centro de aislamiento a otro sin recibir tratamiento, por lo que se sienten abandonados por las autoridades.
Jilin, después de Shanghai, está registrando el peor brote epidémico de COVID-19 hasta la fecha.
El 1 de abril, Zhang Li, subdirector de la Comisión Provincial de Salud y Sanidad del régimen comunista chino, dijo en una conferencia de prensa que la provincia de Jilin había abierto un total de 22 hospitales de emergencia con 31,786 camas, y estaba tratando a 24,181 pacientes.
Las autoridades de la ciudad de Jilin admitieron que se habían producido infecciones en la obra de construcción del hospital de emergencia en la Zona Norte de Alta Tecnología de la ciudad, el 28 de marzo. Sin embargo, los funcionarios locales afirmaron que no se registró ninguna transmisión de virus en la obra, y que estaban protegiendo y garantizando eficazmente los derechos e intereses de los trabajadores.
En cambio, muchos trabajadores de las obras informaron de que contrajeron COVID-19 por estar cerca de los pacientes dispuestos en cuarentena en estos hospitales.
Varios trabajadores de la obra del hospital de emergencia de Jilin Dahongtu informaron a The Epoch Times el 31 de marzo sobre la transmisión del virus en su lugar de trabajo y sus imposibles condiciones laborales. Ellos culparon a la empresa constructora y a la mala gestión de las autoridades locales de sus infecciones.
«Cuando nuestra construcción aún no estaba terminada, los contactos cercanos eran enviados en docenas de autobuses todos los días al hospital de emergencia. Muchos de ellos daban positivo y se los llevaba el 120 (el servicio de ambulancias), todos los días. La dirección no nos decía nada en absoluto, y el lugar nunca se desinfectaba», dijo el trabajador Tan Congming (seudónimo) a The Epoch Times.
Otro de los trabajadores, Zeng Tao (seudónimo), declaró a The Epoch Times que «enviaron a los pacientes antes de que se terminara la construcción. No había medidas de protección. El brote masivo entre los trabajadores se produjo el 23 de marzo, con muchos dando positivo al mismo tiempo».
Desde que empezaron las obras a mediados de marzo, los trabajadores se han visto obligados a hacer turnos de 18 horas. Otras veces, han tenido turnos de 24 horas, tras los cuales solo duermen dos horas antes de ser llamados a trabajar de nuevo.
Cientos de ellos comen y duermen en las mismas obras. Ellos indicaron a The Epoch Times que la Octava Oficina de Construcción de China, que supervisa su trabajo, no proporcionó a ningún trabajador equipos de protección.
Según los trabajadores, algunos dieron positivo en la obra el 22 de marzo, pero los responsables de la Octava Oficina y de la ciudad de Jilin no interrumpieron su trabajo de inmediato e incluso les pidieron que hicieran horas extras.
El 24 de marzo, estos trabajadores fueron trasladados a lugares de cuarentena de gran concentración e incluso a diferentes lugares, tras lo cual empezaron a aparecer publicaciones en las redes sociales de que algunos de ellos se habían infectado con COVID-19.
«Por lo que sé, puede haber más de 400 trabajadores que han dado positivo ahora», dijo Tan, quien también dio positivo.Él afirmó que, en su opinión, el riesgo de transmisión aumenta cuando las autoridades los trasladan de unas instalaciones a otras.
El trabajador Ma Qi (seudónimo) dijo a The Epoch Times el 30 de marzo que más de 100 pacientes infectados, incluido él mismo, fueron trasladados desde la ciudad de Bai al hospital de emergencia de la Escuela Superior de Mujeres de Jilin, en lo que tardaron siete horas.
«Aquí no nos han dado ninguna medicina, ni nos han hecho pruebas. Los pacientes que tosen sangre o tienen fiebre alta no han recibido ningún medicamento. Hay tanto contactos cercanos como personas positivas que comparten la misma cabina», dijo Ma.
Ma relató sobre las condiciones en los hospitales y dijo que hay unas 2000 personas en el hospital de emergencia para la cuarentena. Ocho personas, tanto hombres como mujeres, comparten una habitación con literas. La comida que se proporciona es fría. Hay ancianos y niños en la habitación. Un padre y sus dos hijos tienen que compartir una cama. La ventilación de la habitación es muy mala».
The Epoch Times llamó a la sucursal del noreste de la Oficina de Ingeniería de la Construcción de China, Ltd., para informarse sobre el contagio de los cientos de trabajadores de la construcción, su cuarentena, y los pedidos de indemnización. Un miembro del personal dijo que todo eso eran rumores a través de las redes.
A los entrevistados se les dio un seudónimo para evitar represalias del régimen chino.
Con la contribución de Gu Qing’er y Gu Xiaohua
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