El CEO de MyPillow, Mike Lindell, dijo el lunes que su compañía ha sido «paralizada» por American Express después de que supuestamente recortara la línea de crédito de MyPillow en aproximadamente un 90 por ciento.
Lindell, un partidario vocal del ex presidente Donald Trump, ha dicho durante mucho tiempo que se está llevando a cabo una extensa campaña por parte de los minoristas y las instituciones financieras para cancelarlo a él y a sus empresas tras sus afirmaciones después de las elecciones de 2020.
«Realmente necesitamos la ayuda de todos en este momento. Tenemos cosas en marcha que os haré saber a todos esta semana», le dijo a Steve Bannon en su programa «War Room» Rumble. «American Express, no iba a decir esto, hemos estado con ellos 15 años y hacemos todo nuestro marketing en línea, todos nuestros envíos con ellos, de la nada nos quitaron nuestra línea de crédito de un millón de dólares a $ 100,000, simplemente paraliza MyPillow».
Añadió que la empresa de tarjetas de crédito redujo la línea «sin motivo alguno» y «sin dar ninguna explicación», añadiendo que «simplemente la bajó el martes pasado». The Epoch Times se ha puesto en contacto con American Express, que no se ha pronunciado públicamente sobre la declaración del Sr. Lindell, para pedirle comentarios al respecto.
Lindell ha declarado que la medida forma parte de un «ataque total contra MyPillow» y ha afirmado que su empresa también ha sido objeto de ataques por parte de otra empresa que no ha revelado en los últimos días.
En verano, Lindell anunció que subastaría 700 equipos, entre ellos carretillas elevadoras, escritorios y cubículos. En declaraciones a un periódico local de Minneapolis, dijo que la subasta se produce después de que MyPillow perdiera 100 millones de dólares en ingresos debido a que los minoristas y otras empresas detuvieron las ventas de sus productos.
«Fue una cancelación masiva, masiva», declaró al Minneapolis Star Tribune en julio. «Perdimos 100 millones de dólares por los ataques de las tiendas de descuento, las redes de compras, los canales de compras, todos ellos nos aplicaron la cultura de la cancelación».
Según una búsqueda en el sitio web de Walmart, el gran minorista, no vende productos MyPillow. La empresa dijo el año pasado que dejaría de vender artículos MyPillow en establecimientos físicos. En enero de 2022, uno de sus bancos, el Minnesota Bank & Trust, calificó al CEO de MyPillow de «riesgo para la reputación» y cortó lazos con él semanas después.
Otros minoristas como Bed Bath & Beyond, Wayfair, H-E-B y Kohl’s también dejaron de vender los productos de Lindell, según ha declarado anteriormente. Como una de las primeras empresas en cortar los lazos con MyPillow-días después de la incursión del Capitolio del 6 de enero-Bed Bath dijo que suspendería las ventas debido a un «número de artículos y marcas de bajo rendimiento.»
Y a principios de este año, Lindell declaró a Business Insider que tuvo que vender un «edificio que tenía en Savage, en Minnesota, en octubre. Y también tuve que pedir prestados 2 millones. Me lo he gastado todo en luchar por este país». En marzo, declaró a un medio de comunicación de izquierdas que su negocio va bien tras lanzar lo que describió como «MyPillow 2.0».
Hace aproximadamente un año, el magnate de las almohadas también dijo que agentes del FBI se incautaron de su teléfono móvil en un restaurante de comida rápida, y también publicaron una citación del gran jurado de un fiscal federal de Colorado y lo que parecía ser una orden de registro. La oficina de campo del FBI en Denver dijo a los medios de comunicación en ese momento que «sin hacer comentarios sobre este asunto específico, puedo confirmar que el FBI estaba en ese lugar ejecutando una orden de registro autorizada por un juez federal.»
«El FBI vino a por mí y se llevó mi teléfono», escribió Lindell en Facebook. «Me rodearon en un Hardee’s y se llevaron mi teléfono con el que dirijo todos mis negocios, todo. Lo que han hecho es convertir el FBI en un arma, es repugnante. No tengo ordenador. Todo lo que hago [es] de ese teléfono. Todo estaba allí. Y me dijeron que no le dijera a nadie. Aquí hay una orden: ‘¡No se lo digas a nadie!’ ‘¡Vale, no lo haré!’ Pues lo estoy haciendo».
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