Una advertencia de bandera roja por altas temperaturas y vientos peligrosos que arranca este miércoles en California expone nuevamente a miles de residentes del estado a sufrir apagones programados, una medida controvertida que pretende evitar incendios forestales.
La compañía Pacific Gas & Electric (PG&E), encargada de dar suministro al norte del estado evalúa cortar el servicio a 189.000 clientes en un esfuerzo por evitar que cables caídos o equipos eléctricos provoquen incendios forestales.
La primera ronda de cortes podría comenzar en la tarde de este miñercoles en las estribaciones de la Sierra Nevada, donde en octubre de 2018 las líneas eléctricas derrumbadas desataron el fuego «Camp Fire», que mató a 86 personas y prácticamente incineró la ciudad de Paradise.
Los condados vinícolas de Napa y Sonoma podrían perder el servicio también a mitad de la tarde.
Las áreas afectadas permanecerían sin servicio hasta el jueves en la tarde.
El gobernador de California, Gavin Newsom, quién ha criticado la forma como se realizaron los apagones programados que afectaron a casi dos millones de clientes hace dos semanas, dijo anoche que espera que PG&E mejore en su estrategia de realizar los cortes de fluido eléctrico.
Por su parte, Mark Quinlan, vocero de PG&E, advirtió a los medios que están siguiendo de cerca las condiciones adversas y que todavía evalúan si apagarán el servicio a unos 40.000 usuarios en el área de la Bahía de San Francisco.
El panorama en el sur de California no es diferente. Jimmy Taeger, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional en San Diego, dijo a los medios que el área se encuentra en medio de una ola de calor de otoño, que traerá temperaturas que oscilan entre 90 y 100 grados Fahrenheit (32 -37 grados centígrados).
Las altas temperaturas combinadas con los vientos de Santa Ana que traen ráfagas de hasta 60 millas por hora (100 kilómetros por hora) se convierten en la mezcla perfecta para alimentar incendios como el de Pacific Palisades, que aún no está contenido completamente y amenazó el lunes pasado con quemar varias mansiones millonarias cerca a Malibú.
La empresa Southern California Edison, encargada del suministro de energía en el sur del estado, y San Diego Gas & Electric de Sempra Energy, tampoco han descartado la posibilidad de realizar apagones programados.
La semana pasada, en una audiencia de emergencia en la Comisión de Servicios Públicos de California, Bill Johnson, director ejecutivo de PG&E, advirtió que la compañía podría demorar hasta diez años en mejorar su sistema eléctrico lo suficiente como para disminuir la necesidad de realizar los apagones y reducir así el riesgo de provocar incendios.
PG&E proporciona gas y electricidad a 16 millones de clientes y cortó el suministro eléctrico a más de 700.000 hogares y negocios hace dos semanas.
Y su preocupación está fundamentada, porque cables o infraestructuras eléctricas de PG&E que cayeron como consecuencia de los fuertes vientos desataron al menos 19 graves incendios solo entre 2017 y 2018.
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