En la noche del 28 de octubre, miles de personas se manifestaron en Tiflis, la capital de Georgia, para protestar por los resultados de las elecciones parlamentarias ganadas por el partido gobernante Sueño Georgiano.
Sueño Georgiano obtuvo casi el 54 por ciento (unos 1.12 millones de votos) del total de sufragios emitidos en los comicios del 26 de octubre, según la comisión electoral del país.
La oposición, sin embargo, denunció que la votación estuvo amañada a favor del partido gobernante.
Ana Korkia, manifestante de 28 años y residente en Tiflis, declaró a Reuters que se había unido a la manifestación para “mostrar a los líderes europeos que… este [resultado] electoral no es nuestra elección”.
Hasta ahora, las manifestaciones han sido en su mayoría pacíficas.
Cuatro partidos de la oposición que obtuvieron escaños en la asamblea se han negado a reconocer el resultado de los comicios y han prometido boicotear toda actividad parlamentaria.
Por su parte, Sueño Georgiano y la comisión electoral insisten en que los resultados reflejan la voluntad popular.
Los críticos occidentales del partido, incluidos Bruselas y Washington, afirman que los comicios se vieron empañados por irregularidades, y tanto la Unión Europea como la OTAN piden que se investiguen los resultados.
Una misión de observación dirigida por la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, con sede en Viena, informó sobre una serie de infracciones, pero no llegó a afirmar que las elecciones fueran fraudulentas.
Washington, que recientemente impuso sanciones y restricciones de visado a funcionarios georgianos por supuestas “prácticas antidemocráticas”, también pidió una “investigación completa” a los resultados electorales.
“Nos unimos a los llamamientos de los observadores internacionales y locales para que se investiguen a fondo todas las denuncias de violaciones relacionadas con las elecciones”, declaró a la prensa el 28 de octubre el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller.
“Hemos instado constantemente al gobierno georgiano (…) a que dé marcha atrás en sus acciones antidemocráticas y vuelva a su senda euroatlántica”.
“No descartamos más consecuencias si el rumbo del gobierno georgiano no cambia”.
Poco después de conocerse los resultados, Salome Zourabichvili, presidenta prooccidental de Georgia, instó a sus partidarios a expresar su descontento manifestándose frente al edificio del Parlamento en Tiflis.
“Ustedes no perdieron las elecciones”, dijo, flanqueada por banderas de la UE y de Georgia. “Les han robado sus votos”.
“Juntos, pacíficamente… defenderemos lo que es nuestro: su derecho constitucional a que se respeten sus votos”.
En una entrevista con Reuters, Zourabichvili, cuya posición como presidente es en gran medida simbólica, describió el resultado del sondeo como una “operación especial rusa”.
“La metodología utilizada y el apoyo de muy probablemente tipos del FSB [Servicio Federal de Seguridad] ruso se muestran en esta elección”, dijo.
Moscú rechazó las acusaciones.
“Se ha convertido en rutina para muchos países apresurarse a culpar a Rusia de interferencia en cualquier ocasión”, dijo un portavoz del Kremlin, calificando las afirmaciones como “completamente infundadas”.
Los detractores del partido gobernante, tanto nacionales como extranjeros, le acusan desde hace tiempo de querer estrechar los lazos de Georgia con Moscú, que están congelados (al menos a nivel oficial) desde 2008.
También acusan a Georgian Dream de poner en peligro las posibilidades del país de ingresar en la Unión Europea, la cual le concedió a Georgia el estatus de candidato el año pasado.
Sin embargo, Bruselas suspendió posteriormente la candidatura de Georgia después de que el país aprobara este verano una ley contra la supuesta influencia extranjera.
Sueño Georgiano afirma que apoya la posible adhesión del país al bloque europeo de 27 miembros.
Orban respalda los resultados
Tras los comicios, el primer ministro húngaro, Viktor Orban, visitó Tiflis, donde felicitó a Sueño Georgiano por su victoria electoral y calificó las elecciones como “justas y democráticas”.
“He leído la evaluación de las organizaciones internacionales”, dijo Orban en una conferencia de prensa conjunta el 29 de octubre con Irakli Kobakhidze, su homólogo georgiano.
“Veo que nadie se atreve a cuestionar que estas elecciones hayan sido unas elecciones justas y democráticas”.
A pesar de las críticas occidentales a los resultados, Orban dijo: “Nadie se atreve a ir tan lejos”.
También expresó su apoyo a la candidatura de Georgia a la UE, afirmando que la victoria electoral del partido gobernante reflejaba la “opción proeuropea” del país.
Kobakhidze agradeció a Orban el “ardiente” apoyo de Budapest a la candidatura de Georgia a la UE, afirmando que Hungría había “desempeñado un papel especial en la adquisición del estatus de candidato por parte de Georgia”.
Desde el 1 de julio, Hungría ocupa la presidencia semestral rotatoria del Consejo Europeo.
Más de una docena de ministros de Asuntos Exteriores y Europeos de la UE criticaron la visita de Orban a la capital de Georgia, la cual calificaron como “prematura”.
En una declaración conjunta, dijeron que el líder húngaro “no habla en nombre de la UE”.
La comisión electoral de Georgia, por su parte, anunció planes para llevar a cabo un recuento de votos en cinco colegios electorales seleccionados al azar en cada uno de los 84 distritos electorales del país.
“Para garantizar la transparencia, se invita a todos los representantes autorizados a observar el proceso de recuento de votos”, declaró la comisión en un comunicado del 29 de octubre.
Con información de Reuters
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