El capitán de corbeta venezolano Rafael Acosta Arévalo fue torturado mientras estuvo detenido, hasta que falleció frente a un juez en junio de 2019, asegura un informe publicado este viernes por Amnistía Internacional (AI) que contradice la versión oficial del hecho.
El militar falleció el 28 de junio de 2019, cuando llevaba una semana bajo custodia del régimen de Nicolás Maduro, luego de que las autoridades lo detuvieran el día 21 -acusado de conspiración-, si bien no confirmaron esta aprehensión hasta dos días antes de su muerte.
Contradicciones
AI obtuvo 550 páginas del expediente penal contra dos militares acusados de participar en la muerte del capitán y «contrario a lo que muestra la investigación penal por parte de la Justicia venezolana, Rafael Acosta Arévalo no falleció en un hospital», dijo Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de la organización.
«Fue desaparecido, torturado y murió ante un juez. Sobre estos hechos no se ha hecho justicia», subrayó en un comunicado.
Según las nuevas evidencias que maneja AI, Acosta Arévalo «fue presentado, mientras agonizaba, ante un tribunal militar para imputarle cargos» y falleció «en la sala donde se llevaría a cabo la audiencia de presentación, sin recibir atención médica en los momentos previos a su muerte».
Otros hallazgos apuntan a que los imputados por el caso, dos militares de bajo rango, sostuvieron versiones contradictorias de los hechos.
«Las actas de investigación no vinculan la actuación de los condenados a la muerte de la víctima y, además, se les imputa un cargo que insinúa que la muerte fue causada accidentalmente, haciendo a un lado que la misma fue consecuencia de múltiples y serias lesiones que comprometieron sus pulmones al punto de provocar un edema cerebral severo», señala AI.
El fiscal general chavista, Tarek Saab y el ministro de Defensa chavista, Vladimir Padrino, aseguraron entonces que el militar se había desmayado en el juzgado, por lo que fue trasladado a un hospital, donde falleció luego de recibir atención médica.
Torturas
Aunque hay poca información sobre el paradero de Acosta Arévalo mientras estuvo detenido, explica AI, uno de los imputados en el caso declaró que lo trasladaron a un «sótano».
Por tal motivo, la organización exige que se realice una investigación independiente a cargo de una autoridad civil para evaluar la posibilidad de que Rafael Acosta Arévalo haya sido trasladado a un centro de detención clandestino, «donde fue sometido a tortura».
«En las 550 páginas del expediente a las que Amnistía Internacional tuvo acceso no se menciona la palabra tortura ni una sola vez, a pesar de que constan múltiples documentos que refieren a las más de 50 lesiones corporales de la víctima y a su precario estado de salud al llegar ante el tribunal militar que le imputaría cargos», dijo Guevara Rosas.
AI sostiene que numerosos casos de detenciones arbitrarias, desapariciones forzadas, tortura, ejecuciones extrajudiciales y sometimiento de civiles a procesos penales ante la Justicia Militar en Venezuela son parte de una política sistemática o generalizada.
En el informe de este viernes, la organización apostilla que las nuevas evidencias «demuestran la mortífera política de represión del régimen de Nicolás Maduro para silenciar a la disidencia».
AI agrega que ha recibido múltiples denuncias de detenciones arbitrarias y períodos iniciales de incomunicación, así como la existencia de centros de detención clandestinos que pertenecen al Servicio Bolivariano de Inteligencia (Sebin) y a la Dirección General de Contrainteligencia Militar (Dgcim), donde estuvo recluido Acosta Arévalo.
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