Después de que una clínica médica de Misuri se negara a poner fin voluntariamente a la transición de género de menores, el fiscal general del estado anunció una «normativa de emergencia» que añade salvaguardias a la práctica de forma temporal.
Al mismo tiempo, los legisladores del estado están avanzando en una ley destinada a prohibir permanentemente estas intervenciones quirúrgicas y hormonales para los jóvenes.
El fiscal general, Andrew Bailey, afirma que la legislación estatal vigente cubre las «prácticas comerciales desleales, engañosas y desmedidas», y considera que los procedimientos transgénero entran en esa categoría a menos que se advierta debidamente a los pacientes de las consecuencias.
«La regulación es necesaria debido al vertiginoso aumento del número de intervenciones de transición de género, a pesar de la creciente preocupación en la comunidad médica de que estos procedimientos son experimentales y carecen de pruebas clínicas de seguridad o éxito», escribió Bailey en un comunicado de prensa del 20 de marzo.
La regulación propuesta por Bailey aclara que los proveedores de estos procedimientos deben cumplir con «salvaguardias» específicas, incluida la divulgación de consentimiento informado que advierte a los pacientes sobre la naturaleza «experimental» de los tratamientos hormonales que no están aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.
Su decisión se produce en medio de un intenso debate estatal, nacional e internacional sobre si los procedimientos de transición de género ayudan o perjudican a los jóvenes vulnerables que se cuestionan su sexo.
Epicentro del debate en EE. UU.
Misuri ha pasado a ocupar un lugar central en la controversia nacional porque Bailey y el senador Josh Hawley (R-Mo.) han iniciado investigaciones sobre supuestas prácticas poco éticas e ilegales en una clínica de transexualidad de San Luis.
A principios de este año, la extrabajadora de la clínica Jamie Reed hizo públicas sus acusaciones, desatando una intensa respuesta pública. Se cree que es la primera denunciante de este tipo en el país.
El 21 de marzo, unos dos meses después de que comenzara la investigación de Bailey, una portavoz dijo a The Epoch Times por correo electrónico que la investigación continuaba; no dio más información.
En todo el país, la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) se ha opuesto firmemente a los intentos de restringir o regular los procedimientos.
La sección de Misuri de la ACLU denunció la normativa propuesta por Bailey como una restricción «peligrosa e imprudente» de una «asistencia médica que salva vidas».
El grupo argumenta que los jóvenes con trastornos de género pueden suicidarse si no pueden cumplir su deseo de alterar médicamente su apariencia para que coincida con su identidad de género percibida.
Sin embargo, quienes se oponen a estos procedimientos afirman que no hay pruebas de que la transición de género salve vidas.
De hecho, afirman que el único estudio a largo plazo sobre el bienestar de los transexuales, realizado en Suecia, muestra que el riesgo de muerte por suicidio y todas las demás causas aumentó entre los adultos que se sometieron a procedimientos de reasignación de sexo.
Bailey dice que intenta «proteger a los niños y hacer cumplir las leyes tal como están escritas».
La nueva norma que citó entraría en vigor una vez inscrita en el Registro de Misuri, y duraría «30 días legislativos o 180 días, lo que sea más largo», dijo Bailey.
«Incluso Europa reconoce que mutilar a los niños en aras de una agenda woke e izquierdista tiene consecuencias irreversibles, y países como Suecia, Noruega y el Reino Unido han restringido drásticamente estos procedimientos», escribió Bailey.
«Me dedico a utilizar todas las herramientas legales a mi disposición para interponerme en la brecha y proteger a los niños de ser sometidos a experimentos científicos inhumanos».
La clínica defiende sus acciones
Julie Hail Flory, respondiendo en nombre de The Washington University Transgender Center at St. Louis Children’s Hospital, dijo que la organización está al tanto del anuncio de Bailey y «revisará cualquier reglamento propuesto cuando se presente».
«Nos tomamos muy en serio el cuidado y la seguridad de nuestros pacientes», dijo a The Epoch Times en un correo electrónico.
«Nuestro enfoque sigue siendo nuestro compromiso de proporcionar atención compasiva y centrada en la familia a todos los pacientes y familias que servimos».
El mes pasado, The Transgender Center rechazó la petición de Bailey de detener los procedimientos a la espera de los resultados de una investigación de varias agencias.
Reed denunció que niños con graves problemas mentales fueron tratados de forma inadecuada con diversos fármacos, entre ellos bloqueadores de la pubertad y hormonas del sexo opuesto.
Los organismos estatales están investigando si los profesionales médicos del centro deben enfrentarse a medidas disciplinarias sobre sus licencias profesionales y si hubo irregularidades en la facturación, como ha afirmado Reed.
El centro también estaba llevando a cabo su propia investigación interna, según Flory.
No se dejan desanimar por Antifa
Mientras tanto, Misuri se encuentra entre las dos docenas de estados en los que los legisladores han propuesto o aprobado prohibir los procedimientos para menores.
A pesar de un obstruccionismo liderado por los demócratas que persistió durante unas 13 horas, intentando bloquear la legislación de Misuri, una medida respaldada por los republicanos fue aprobada por el Senado estatal el 21 de marzo.
Ahora se dirige a la Cámara de Representantes del estado.
Los legisladores de estados como Misuri afirman que están defendiendo a los padres y a los jóvenes que son engañados sobre los posibles problemas emocionales, sociales y físicos de por vida que puede causar la transición de género.
Pero los activistas transexuales han atacado los esfuerzos reguladores como intrusiones gubernamentales «transfóbicas» en la relación médico-paciente.
Estos activistas también afirman que tales normativas médicas contradicen el consenso de las grandes organizaciones médicas estadounidenses.
Scott Newgent, que estuvo a punto de morir tras someterse a operaciones de reasignación de sexo cuando era adulto y se opone a la transición de género médica de los niños, afirma que ese consenso es forzado y se basa en falacias.
Newgent, que nació como mujer pero ahora parece ahora varón, reconoce libremente: «Nunca seré un hombre».
Newgent ha impulsado iniciativas legislativas en más de una docena de estados, entre ellos Misuri.
El 20 de marzo, Newgent intervino en una manifestación en Jefferson City (Misuri); el 21 de marzo, estaba previsto que Newgent testificara en Indianápolis para apoyar una propuesta de ley en Indiana que impediría la transición médica de género de los menores.
En el intervalo, Newgent habló con The Epoch Times.
Un grupo vestido de negro y con la cara cubierta, que se cree que está asociado con Antifa o un grupo antifascista similar, se presentó en Misuri, dijo Newgent.
Sin embargo, una amplia coalición de homosexuales, transexuales y cristianos se mantuvo firme a pesar del aparente esfuerzo por intimidar al grupo para que guardara silencio, dijo Newgent.
Un simpatizante escribió un mensaje a Newgent: «Gracias por tu [increíble] valentía, incluso mientras mirabas a Antifa a la cara».
Newgent, que ha llevado a cabo una cruzada contra los procedimientos durante casi cinco años, ha afirmado que el público estadounidense solía ser muy poco consciente de las cuestiones relacionadas con la transición de género de los menores.
Ahora, según Newgent, parece que la tendencia está cambiando.
Más estadounidenses están informados sobre las graves consecuencias de la transición de género de los niños, incluidos los daños mentales, físicos y emocionales, dijo Newgent.
Activistas como Newgent afirman haber recibido amenazas de muerte y de violencia por oponerse a los tratamientos médicos de los niños. Newgent afirma haber recibido empujones en California y escupitajos en Nebraska, pero sigue sin desanimarse.
A pesar de su condición de transexual y lesbiana, Newgent describe haber sido acusada de tener «transfobia interiorizada».
Antes de someterse a la cirugía de masculinización, Newgent tuvo tres hijos. Ahora Newgent se centra en proteger a esos niños —y a los de otras personas— para que no sucumban a las estratagemas del marketing y las tendencias sociales, y sufran los efectos que alteran sus vidas.
«Sus hijos me importan y no los defraudaré como me defraudé a mí misma», dijo Newgent en un tuit reciente.
Newgent ha dicho a los periodistas: «Qué vergüenza», por negarse a revelar los daños que pueden causar. Newgent también ha utilizado esa frase contra los legisladores que se oponen a las prohibiciones del tratamiento para transexuales.
Pero el 21 de marzo cambiaron las cosas. Los jóvenes a los que se ha hecho creer que los procedimientos son beneficiosos coreaban «debería darles vergüenza» a los adultos que se planteaban prohibirlos.
Newgent grabó las palabras de los jóvenes resonando en la Cámara de Representantes de Indianápolis.
En Twitter, Newgent reaccionó: «Me sentí como un padre que tiene que ser más adulto y lidiar con ser firme hoy para salvar el mañana. Estos chicos me rompieron el corazón. Hoy he sido 100% mamá… este es mi temperamento cuando estoy rota, asustada e intentando con todas mis fuerzas ser fuerte por unos niños que hoy no saben que los quiero».
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