Las mitocondrias son las plantas de energía microscópicas que se encuentran en casi todas las células del cuerpo y son responsables de producir la mayor parte de la energía que usamos a diario. Si bien su función de producción de energía es crítica para la actividad celular normal, recientemente se descubrió que también se comportan como «el primer mecanismo de respuesta» cuando la célula está expuesta a químicos, virus u otros factores estresantes que pueden dañar el ADN.
En un estudio reciente publicado en Nature Metabolism, los investigadores descubrieron que las mitocondrias actúan como la primera línea de defensa para detectar el estrés del ADN. Las mitocondrias sentirán que la célula está bajo ataque y advertirán al resto de la célula que se prepare para protegerse.
Otros investigadores teorizaron que en estas situaciones las mitocondrias sufren algo llamado respuesta de peligro celular (CDR). La CDR ocurre cuando las mitocondrias detectan un estresor celular que los induce a cambiar de un orgánulo productor de energía al de un orgánulo productor de inflamación. En una situación aguda, como una infección, esto ayudaría al sistema inmunitario a mantener el cuerpo en equilibrio y ayudaría a eliminar el factor estresante de manera oportuna. Los nuevos hallazgos de que las mitocondrias juegan un papel en la detección temprana de estresores celulares respaldan aún más la teoría CDR.
Si bien el objetivo principal de este reciente estudio fue encontrar nuevos tratamientos contra el cáncer que eviten que los tumores se vuelvan resistentes a la quimioterapia, podemos utilizar esta información para avanzar en nuestra búsqueda de lograr una salud óptima al mejorar la producción de energía, mantener el equilibrio inmunológico y, potencialmente, reducir inflamación crónica en nuestros cuerpos.
Lograr una salud óptima está estrechamente relacionado con la función mitocondrial para cualquier persona mayor de 40 años.
Las mitocondrias son las baterías de la célula y su disfunción está presente en una gran cantidad de afecciones crónicas, especialmente el envejecimiento. Después de los 40 años, nuestras mitocondrias comienzan un proceso de declive natural que refleja el deterioro de nuestros cuerpos durante el proceso de envejecimiento.
La función mitocondrial también está deprimida en adultos con enfermedades crónicas y la creciente porción de niños con enfermedades crónicas.
El apoyo mitocondrial con dieta, cambios en el estilo de vida y suplementos es el primer paso en cualquier esfuerzo exitoso para retrasar el envejecimiento o recuperar la energía y el vigor. Apoyar nuestras mitocondrias también es un tratamiento fundamental para cualquier afección inflamatoria crónica.
En el mundo de hoy, vemos cada vez más signos de disfunción mitocondrial a edades cada vez más jóvenes. La inflamación crónica y el aumento en el uso de medicamentos crónicos en los jóvenes, son las principales causas de esta disfunción de inicio temprano, y deberían ser una primera consideración para los médicos que tratan a pacientes con problemas mitocondriales.
El apoyo mitocondrial consiste en dieta, factores de estilo de vida y el reemplazo de nutrientes cruciales para este importante orgánulo.
Dieta
Una dieta sin gluten y baja en granos, con azúcares simples reducidos, puede aliviar la disfunción mitocondrial. Agregar grasas dietéticas de alta calidad, nutrientes antiinflamatorios y ciertos «superalimentos» conocidos por mejorar la función mitocondrial también pueden ayudar. Estos superalimentos incluyen almendras, aguacates, carne de res alimentada con pasto, coco, aceite de oliva, salmón salvaje y té verde, por nombrar algunos.
Estilo de vida
Un estilo de vida sedentario no es saludable para nadie, pero puede ser peor para alguien que sufre esta afección. El ejercicio diario regular adaptado a las necesidades únicas del individuo puede ayudar. Otro buen hábito es el ayuno intermitente o la alimentación con restricción de tiempo, lo que le da al cuerpo el tiempo adecuado para descansar y permite que las células realicen la autofagia, que es esencialmente un proceso por el cual las células se reciclan.
Suplementos
Los tratamientos complementarios reemplazan los nutrientes que se sabe que hacen que la función mitocondrial sea más eficiente. Algunos ejemplos son la coenzima Q10, carnitina, ácido alfa lipoico, vitamina C, vitamina E y otros. La dosificación se realiza en función del peso y, por lo general, va mucho más allá de las recomendaciones de RDA o la dosificación estándar recomendada por las compañías de suplementos.
Un profesional experimentado en medicina funcional debe poder formular un programa de apoyo mitocondrial adecuado a las necesidades únicas del individuo y sus problemas asociados.
Si bien el apoyo mitocondrial se ha utilizado tradicionalmente para mejorar síntomas como fatiga, niebla cerebral y otros problemas centrados en la producción de energía, estos nuevos hallazgos, que vinculan las mitocondrias con la respuesta temprana al estrés celular, pueden revelar aspectos completamente nuevos para el tratamiento.
Muchos pacientes con disfunción mitocondrial tienen una respuesta inmune disminuida e infecciones recurrentes. Se pensó durante muchos años que las respuestas inmunes mejoradas a través del apoyo mitocondrial estaban relacionadas con una mejora a la eficiencia energética celular, sin embargo, las mejoras en la función de las mitocondrias que son las que «primero responden», explican mucho mejor este resultado del tratamiento.
La diversidad y el poder de nuestro sistema inmune es enorme, con nuevos aspectos que se descubren cada año. ¿Qué otras funciones inmunes puede mejorar el soporte mitocondrial? Aunque este reciente estudio no profundiza en las complejidades de activar y desactivar la inflamación, debería ser posible reducir rápidamente la respuesta inflamatoria con una mejor función mitocondrial. Un «primer orgánulo de respuesta» debería ser capaz de detectar cuándo el estresor celular ha disminuido o desaparecido, permitiendo que el sistema inmunitario apague su ataque más rápidamente.
Los investigadores a menudo han observado que la inflamación crónica se reduce en pacientes a través de un apoyo mitocondrial adecuado, pero no tenían un mecanismo para explicar cómo sucedió esto.
Con estos hallazgos, podemos haber encontrado este mecanismo. Con más del 60 por ciento de los estadounidenses que poseen al menos una afección asociada con la inflamación crónica, agregar este nuevo tratamiento a nuestra caja de herramientas puede beneficiar a millones de personas.
Armen Nikogosian, M.D., practica medicina funcional e integradora en Southwest Functional Medicine en Henderson, Nev. Está certificado en medicina interna y es miembro del Instituto de Medicina Funcional y de la Academia Médica de Necesidades Especiales Pediátricas. Su práctica se centra en el tratamiento de afecciones médicas complejas con un énfasis especial en el trastorno del espectro autista en niños, así como en problemas intestinales crónicos y afecciones autoinmunes en adultos.
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