Una monja católica que estuvo como misionera en Medio Oriente cambió su hábito de azul a rojo en honor a la sangre de los cristianos perseguidos. Ella conoció de cerca cómo los cristianos son perseguidos por los fundamentalistas islámicos.
La hermana Guadalupe Rodrigo, una religiosa argentina, habló en una entrevista con The Epoch Times México sobre su experiencia como misionera en Medio Oriente. Rodrigo estuvo casi 20 años en distintos países de la región luego de terminar su formación religiosa en Argentina.
Rodrigo llegó en 1996 a Tierra Santa —territorio comprendido entre Israel y Palestina— a los 23 años de edad. Dijo que durante su estancia en Medio Oriente fue testigo de distintas maneras de persecución y hostigamiento.
“Lo recuerdo que varias veces nos pasó ser amenazadas de que nos iban a quemar el convento, ser apedreadas o ser insultadas es una cosa que es bastante corriente en Medio Oriente para un cristiano”, dijo la religiosa, explicando que la hostilidad no fue de “todos los musulmanes, pero sí de los fundamentalistas”.
El fundamentalismo islámico se refiere a una corriente del Islam que justifica el uso de la violencia para alcanzar sus objetivos políticos.
Rodrigo también contó cómo fue para ella enterarse que miembros de su comunidad religiosa murieron asesinados.
“Y conocer estas personas que uno después ya no las veía porque habían sido asesinadas o habían muerto en una explosión, ciertamente para nosotros [fue] un dolor tremendo en nuestra misma parroquia, ver la parroquia diezmada. No es que propiamente nosotros podíamos presenciar esos momentos de asesinato, porque sino no estaría aquí contándolo”, señaló Rodrigo.
“Sí que era muy doloroso y a la vez, a la vez edificante, porque uno veía a los familiares de estas personas llorar a sus seres queridos, pero también sentirse privilegiados, por así decir, de tener un mártir en la familia, es decir, tener a alguien que dio la vida por Jesucristo”, agregó.
Para Rodrigo la etapa más importante de su vida fue cuando conoció la vida de otros cristianos perseguidos durante la guerra civil en Siria que estalló en 2011.
“El máximo ejemplo que tuve y el más edificante fue el de Siria durante la guerra, los cuatro años de guerra que estuve ahí. Y conocer a tantos cristianos tan valientes, tan fervorosos, dispuestos a dar su vida, tantos mártires que derramaron su sangre por Jesucristo. Y ver este ejemplo de fe, de firmeza, de amor a Jesucristo, considerando el martirio como la mayor muestra de amor que pueden dar como cristianos”, dijo.
Rodrigo ahora utiliza un collar con la letra árabe “nun” y cambió su hábito de azul a rojo como una muestra de apoyo a los cristianos perseguidos. Ella explicó lo que la letra nun significa para los fundamentalistas islámicos en Medio Oriente.
“Allá los terroristas del ISIS tomaron la costumbre de marcar las casas de los cristianos con esta letra árabe, la letra nun, la primera letra de la palabra nazareno, y marcaban las casas para indicar que ahí había cristianos. Era la letra de la maldición para ellos”, dijo la religiosa.
“Se convierte entonces para nosotros en el símbolo de nuestros mártires. Y así surge (…) este movimiento de laicos que se llaman nazarenos y que estoy acompañando. Son personas de todo tipo de vida. Simplemente se suman a esta causa rezando por los cristianos perseguidos y difundiendo estos testimonios”, agregó.
Aunque Rodrigo no vivió una experiencia directa de persecución, cuenta que estuvo a punto de perder la vida por un misil que cayó apenas a 50 metros de su parroquia, donde ella vivía.
“Yo estaba justamente por salir a la terraza, por salir (…) Estaba a punto de salir cuando me llamaron desde abajo, por eso me volví y cayó el misil en ese momento que quizás, bueno, si hubiera salido quizás no estoy hoy contándolo”.
Dijo que tuvo que pasar muchas de estas situaciones al igual que el resto de la gente que vivia en Siria, “pero al estar en iglesias o en barrios cristianos, incluso había ciertamente más peligro”.
La hermana ahora dedica su vida a compartir el testimonio de aquellos cristianos perseguidos con el propósito de que las personas reflexionen sobre como están viviendo su fe en el mundo actual.
«Creo que en estos momentos que estamos viviendo tan difíciles en el mundo actual, de tanta confusión (…), porque evidentemente el mundo y sus principios se infiltran también en nuestra espiritualidad de alguna manera y tienden justamente a llevarnos a mundanizarnos», reflexionó la monja.
«Por eso yo creo que los mártires nos sacuden en este sentido y nos ayudan a volver a vivir (…) así nuestra fe. (…) Por eso yo creo que los mártires son justamente esa luz, ese faro que Dios pone en estos tiempos tan difíciles», agregó.
Actualmente las expresiones públicas de la fe cristiana en Siria están prohibidas y las iglesias destruidas no pueden repararse ni restaurarse. Además, la evangelización y la conversión del islam al cristianismo se considera como una amenaza para la estabilidad social, según la ONG Puertas Abiertas. Se estima que hay cerca de 638,000 cristianos en ese país que representan alrededor del 3.3% de la población.
El escritor y filósofo iraní, Hamid Dabashi, escribió en un artículo de opinión para Al Jazeera que los ataques dirigidos contra los cristianos se deben a que grupos islamistas como ISIS quieren alcanzar cuatro objetivos: la erradicación de la multiculturalidad en la región, socavar la estabilidad de los estados en que los cristianos habitan, provocar intervenciones de las potencias occidentales y mantener una imagen de invencibilidad.
Siga a Eduardo Tzompa en X: @JEduardoTzompa
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