La Sala de Prensa de Equipos de Médicos Sin Fronteras (MSF) reportó el 29 de octubre un informe que revela un aumento de secuestros y violencia extrema hacia migrantes en la frontera sur de México en manos de “bandas criminales que operan con impunidad” en el territorio mexicano.
“Lo que estamos viendo es un crecimiento exponencial de los secuestros en esta área y un aumento en la crueldad y los métodos de tortura que emplean los grupos delictivos que operan en esta zona”, dijo Gemma Pomares, responsable de actividades médicas de MSF en Tenosique, Tabasco, la frontera con Guatemala.
De acuerdo al documento en menos de un mes MSF brindó atención a 11 migrantes y ellos dieron “cuenta de secuestros, tortura, violencia extrema, tratos crueles y agresiones sexuales con fines de extorsión”.
Esta cifra es igual al número total de casos de secuestro que se atendieron en Tenosique en los primeros ocho meses del año, añadió.
Los afectados contaron en la consulta médica y psicológica que una vez raptados los llevaron a casas abandonadas donde fueron obligados a quitarse la ropa para exponerse desnudos “a la intemperie a altas temperaturas y bajo las inclemencias del tiempo a cambio de que proporcionaran los números de teléfono de sus familiares”, dice el reporte de MSF.
“Con el fin de extorsionar a sus familiares los someten a golpizas”, dijo la Sra. Pomares, destacando que atendieron “pacientes que recibieron impactos de arma de fuego, agresiones con armas blancas, agresiones sexuales y otras torturas como descargas eléctricas en áreas genitales y el ano”.
Incluso “varios de ellos relataron que fueron obligados a presenciar violaciones a sus compañeros”, resaltó.
MSF sostiene en su reporte que esto se debe a que los inmigrantes que buscan llegar a la frontera Norte hacia Estados Unidos están tomando rutas “cada vez más peligrosas para evitar ser detenidos y deportados”.
Las bandas criminales los esperan en particular en la ruta de Guatemala a Tenosique y en las ciudades tamaulipecas de Nuevo Laredo y Matamoros en la frontera con Estados Unidos.
De acuerdo a Sergio Martín, coordinador general de MSF en México, estos altos niveles de violencia son los que habían sido reportados en la frontera norte con Estados Unidos y ahora se trasladaron en las últimas semanas al sur del país.
En septiembre el Instituto Nacional de Migración (INM) mexicano informó en su sitio web que la migración de personas centroamericanas se redujo un 30% entre julio y agosto al bajar de 71.000 detenciones un mes a 51.000 en el siguiente, después del acuerdo de Estados Unidos con México para frenar el flujo migratorio de extranjeros indocumentados. El mayor flujo sucedió en mayo, cuando detuvieron a 132.000 inmigrantes.
A su vez, unos 727 migrantes fueron deportados en promedio a diario a sus países de origen durante el primer semestre de 2019. Esto es 21.815 al mes y 130.995 en total, de acuerdo con cifras del estudio Tendencias Migratorias en Centroamérica, Norteamérica y el Caribe, elaborado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), informó la Secretaría de Gobernación (SEGOB), según el artículo del INM.
Los migrantes originarios de Honduras ocupan el primer lugar en 2019 con 52,85%, seguido por los de Guatemala, con 31,71% y El Salvador, con 11,98%, de acuerdo a otras cifras preliminares de la Unidad de Política Migratoria de la Secretaría de Gobernación (Segob) citadas.
MSF apoya a los migrantes que viajan por México para llegar a Estados Unidos desde el año 2012, ofreciendo asistencia en los estados de Baja California, Tabasco, Veracruz, Tamaulipas, Oaxaca, Chiapas, Hidalgo, Estado de México, San Luis Potosí, Jalisco y Ciudad de México.
Para quienes buscan asilo político en Estados Unidos, los migrantes tienen los mismos requisitos que menciona la Convención de Ginebra, y debe ser en el primer país de tránsito, afirmó este mes Mauricio Claver-Carone, asesor especial del presidente Donald Trump para asuntos del Hemisferio Occidental en una entrevista a Voz de América.
“Una persona de Honduras que esté siendo perseguida por motivos políticos, étnicos o religiosos no sería perseguida por esas razones en Guatemala y se le adjudicaría el asilo en Guatemala, y si llega a EE.UU. y pide asilo en EE.UU. se le devolvería a Guatemala a llevar a cabo ese proceso”, dijo.
“No queremos que el asilo sea una vía o una excusa para lo que es la inmigración ilegal económica, que es lo que estamos viendo”.
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