La música de mariachi no solo es un género musical que enorgullece a todo un pueblo, sino que también desempeña un gran rol en la formación educativa de los niños y ha contribuido en el aumento de hispanos graduados de las escuelas de Estados Unidos.
“Muchos niños que aprenden mariachi, terminan mejorando sus vidas, y eso es maravilloso”, dijo José Hernández, fundador del grupo Mariachi Sol de México, en una entrevista a California Insider, un programa de The Epoch Times, el 25 de julio.
Hernández es un reconocido músico y compositor mexicano que migró a los Estados Unidos a los cuatro años y se crió en Pico Rivera, California. Es la quinta generación de una familia de mariachis que empezó a tocar desde los 1800. Su pasión por la música le ha permitido pisar los escenarios más reconocidos del mundo, y colaborar con artistas mexicanos de talla internacional como Selena, Luis Miguel, y Vicente Fernández; así como también para artistas de otros estilos musicales como los Beach Boys y Bryan Adams.
“El mariachi es como la bandera de México. No importa dónde estés, si escuchas una canción de mariachi, quieres gritar y decir: ‘¡Viva México!’”, dijo Hernandez, quien siente que el mariachi está arraigado en los corazones de cada mexicano y es el género que más representa al país. “Cuando escuchas un mariachi es como sentirte en casa (…) Quieres cantar ‘Cielito Lindo’, quieres cantar ‘El Rey’”, agregó.
En 2011, la UNESCO declaró a la música de mariachi como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad. “La música de mariachi transmite valores que fomentan el respeto del patrimonio natural de las regiones mexicanas y de la historia local”, dice la organización en su nominación de “El Mariachi, música de cuerdas, canto y trompeta”.
Es por ello que Hernández siente una gran responsabilidad por representar una imagen auténtica de los mariachis, y rechaza los proyectos en donde siente que los mexicanos no son bien retratados.
“Puedes aparecer en un video de Bon Jovi que se va a grabar probablemente en un pueblo viejo en Tucson, y aparecerías empolvado y con bigotes’”, contó Hernández sobre una propuesta que le hicieron hace un tiempo para un video musical. “No estoy interesado, porque es un gran estereotipo, y quiero apartarme de eso», dijo. «El mariachi no es el estereotipo que mucha gente piensa: un mexicano gordo con una botella de tequila al costado, con una guitarra y sentado debajo de un cactus”.
“Los mariachis tenemos educación musical, sabemos componer, podemos orquestar para una sinfónica, sabemos enseñar música”, agregó.
Es por eso que desde 1980, Hernández compartelos vibrantes sonidos del mariachi con los más jóvenes, a través de programas educacionales en más de 47 estados en Estados Unidos que no solo ayudan al desarrollo infantil en las escuelas, sino también a la comunidad hispana.
Hernández ayudó a desarrollar una currícula junto con profesores de música y la presentaron a los distritos escolares como una opción más para los niños, aparte de los programas de música ya establecidos como el jazz o la música clásica; especialmente en los estados con comunidades de gran demografía latina.
“Los programas dentro de escuelas como en Clark County, en Las Vegas tienen más de 1600 estudiantes. Y estos niños tienen una mayor posibilidad de graduarse. En Clark County el índice de graduación de jóvenes hispanos es más del 90 por ciento gracias al programa”, dijo Hernández.
“También fuimos a Nashville y empezamos el programa en dos escuelas, donde su índice de latinos graduados allí era cerca del 40 por ciento. Cuando empezó el programa de mariachi, luego de tres o cuatro años, el índice subió a 93 por ciento”.
De acuerdo con el último informe 2018 del Instituto Gubernamental de Ciencias de la Educación (IES), los hispanos ocupan el segundo índice más alto de deserción escolar de secundaria de Estados Unidos con un 9.1 por ciento. El primer lugar lo ocupan los nativos americanos.
No solo fueron los niños que se enamoraron del mariachi, sino también los padres se sintieron más integrados a las escuelas y también quisieron apoyar al programa, recaudando fondos para ayudar a costear los uniformes de mariachis de sus hijos. La música de mariachi también ha traspasado las barreras culturales, y Hernández contó que muchos estadounidenses nativos también han empezado a formar parte del programa de mariachi.
“Unos profesores formaron su primer grupo de mariachis en Iowa, y fui a verlos en su primer concierto. Era un grupo de 20 niños, y solo 3 niños eran latinos. Los otros 17 eran completamente blancos, rubios, de ojos azules. Ellos no sabían hablar español pero (…) fue muy lindo ver cómo se paraban con orgullo porque estaban usando el uniforme de mariachi. Me conmovió mucho”, dijo Hernández.
“Ahora están presentándose por todo Iowa; haciendo eventos, ganando dinero extra; y eso les ayuda para cuando vayan a la universidad. Es sorprendente. Escucho historias así todo el tiempo, sobre cómo los estadounidenses del medio oeste de EE. UU. han ayudado a muchos mexicanos”, agregó.
En 1961, la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA ) se convirtió en la primera universidad en tener su conjunto universitario de mariachi llamado Mariachi Uclatlán. En la actualidad, muchas escuelas en California, Texas, Nuevo México, Nevada, entre otros, imparten clases de mariachi que se pueden convalidar con universidades.
Hernández explicó que cuando los niños se unen a estos programas de mariachi en las escuelas, no necesariamente se convertirán en músicos profesionales de mariachi, pero el programa ayudará a que realmente aprendan a concentrarse, a trabajar en equipo y a que sean mejores alumnos.
“Ser mariachi no es fácil, requiere de mucha disciplina (…) porque no solamente es una música hermosa, sino que también representa a todo un país”, agregó.
Puede ver la entrevista completa (en inglés) aquí:
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