El presidente de EE.UU., Joe Biden, y la primera dama, Jill, anunciaron este sábado la muerte de «Champ», un pastor alemán que acompañó a la pareja durante los últimos 13 años y al que le encantaba tomar el sol, perseguir pelotas de golf y recibir caricias en la barriga.
En un comunicado distribuido por la Casa Blanca, los Biden explicaron que «Champ» había fallecido «pacíficamente» en casa.
Debido a su avanzada edad, «Champ» había tenido menos fuerza en los últimos meses pero seguía recibiendo con alegría a los Biden cada vez que entraban en una habitación.
«Cuando entrábamos en una habitación, inmediatamente se levantaba, meneaba su cola, nos acariciaba con la nariz para que le rascáramos las orejas o le masajeáramos la barriga», recordaron los Biden.
El perro comenzó a formar parte de la familia después de la elección presidencial de 2008 en la que Biden, hasta entonces senador de Delaware, se convirtió en vicepresidente del Gobierno de Barack Obama (2009-2017).
Durante ese tiempo, «Champ» vivió en el Observatorio Naval, la residencia de los vicepresidentes y que tiene extensos jardines.
Entonces, narró Biden, «Champ» era joven y se divertía persiguiendo pelotas de golf en el Observatorio Naval o corriendo detrás de los nietos de la familia en el patio trasero de su residencia en Delaware.
«En nuestros momentos más alegres y en nuestros días más tristes, él estaba allí con nosotros, atento a cada uno de los sentimientos y emociones que no expresábamos», afirmó el gobernante, quien aseguró que «todo mejoraba instantáneamente» cuando su compañero estaba al lado.
Otra de las aficiones de «Champ» era tomar el sol en el jardín de la Casa Blanca y acurrucarse a los pies de la pareja presidencial al final del día, en el que su presencia era siempre algo «reconfortante».
Para rendirle homenaje, Biden colgó en Twitter y en Instagram el comunicado sobre la muerte su fiel amigo y una foto en la que se le ve tumbado en el césped.
Los Biden adoptaron a otro pastor alemán, «Major», en 2018.
En la historia de EE.UU., la mayoría de las familias presidenciales han contado con la compañía de una mascota en la Casa Blanca.
Los Obama tuvieron dos perros de agua portugués: «Sunny» y «Bo», quien falleció por cáncer en mayo.
Por su parte, la familia de George W. Bush (2001-2009) convivió con tres canes y una gata, llamada «India» pero que también respondía al nombre de «Willie».
Otro gato famoso fue «Socks» (Calcetines), de pelo blanco y negro, y que fue una de las estrellas de la Casa Blanca de Bill Clinton (1993-2001), quien también tuvo un compañero canino, un labrador llamado «Buddy».
Donald Trump (2017-2021) fue la excepción y se convirtió en el primer presidente en un siglo que no tuvo mascota durante su estancia en la Casa Blanca.
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