Al menos 20 miembros de las fuerzas de seguridad afganas murieron este viernes en un ataque talibán a un puesto de control en la provincia de Zabul, en el sureste de Afganistán, en el que colaboraron supuestos insurgentes infiltrados.
El ataque fue perpetrado por «ocho policías que eran pro-talibanes», según informó al canal afgano Tolo el presidente de la Asamblea Provincial de Zabul, Atta Jan Haq Bayan.
Bayan añadió que entre la veintena de fallecidos hay miembros del Ejército y de la Policía.
Según detalló Tolo, que cita fuentes locales anónimas, los agentes que colaboraron en el ataque se hicieron con varias armas y luego se unieron a los insurgentes.
Los talibanes, sin embargo, no han confirmado la autoría del ataque.
Esta acción se produce un día después de que el ministro de Defensa afgano, Asadullah Khalid, pidiera a los talibanes un alto el fuego nacional para poder hacer frente a la expansión en el país del virus del PCCh que, hasta la fecha, ha dejado 22 casos positivos.
Pero al tiempo que ofrecía un alto el fuego, el ministro anunciaba que las fuerzas de seguridad abandonarían su postura defensiva para contrarrestar el incremento de la violencia de los talibanes, que habían reducido los ataques de cara a la firma del histórico acuerdo, el 29 de febrero, entre EE.UU. y los insurgentes.
En ese acuerdo, las fuerzas extranjeras se comprometieron a salir de Afganistán en 14 meses y los talibanes a liberar 1000 prisioneros de las fuerzas de seguridad afganas, mientras el Gobierno de Kabul liberaría por su parte a 5000 insurgentes.
Sin embargo, las partes aún no han alcanzado un acuerdo sobre la liberación de los prisioneros, un paso que los talibanes consideran clave para el inicio de unas negociaciones de paz intraafganas, que según el pacto deberían haber comenzado el pasado 10 de marzo.
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