El influencer transgénero Dylan Mulvaney habló por primera vez en público sobre Bud Light desde el fiasco de marketing que le ha costado a la compañía cervecera miles de millones en ventas y la primera posición entre las marcas de cervezas minoristas.
«Yo acepté un acuerdo de marca con una empresa que me encantaba, y publiqué en mi página un vídeo patrocinado, y debió haber sido una semana baja de noticias, porque la forma en que este anuncio se infló, ustedes habrían pensado que estaba como en una valla publicitaria o en un anuncio de televisión o algo importante, pero no, era solo un vídeo de Instagram, y lo más salvaje es que ellos también me enviaron una lata con mi cara en ella», dijo Mulvaney en un reciente Instagram Reel.
«Yo lo traigo a colación porque lo que trascendió del vídeo fue más acoso y transfobia de lo que yo jamás podría haber imaginado y yo tendría que haber hecho este vídeo hace meses, pero no lo hice, yo tenía miedo, y tenía miedo de más reacciones, y me siento personalmente culpable por lo que trascendió».
«Así que yo esperé pacientemente a que las cosas mejoraran, pero sorpresa, ellos en realidad no lo han hecho, y yo esperaba que la marca se pusiera en contacto conmigo, pero ellos nunca lo hicieron. Entonces desde hace meses tengo miedo de salir de casa. Yo he sido ridiculizada en público. A mí me han seguido y he sentido una soledad que no le desearía a nadie».
«En mi opinión, que una empresa contrate a una persona trans y luego no la respalde públicamente es peor que no contratarla, porque da permiso a los clientes para ser todo lo transfóbicos y odiosos que quieran», prosiguió Mulvaney.
«Y el odio no acaba conmigo. Este tiene consecuencias serias y graves para el resto de nuestra comunidad, y ustedes saben —nosotros también somos clientes. Yo conozco a mucha gente trans y queer a la que le encanta la cerveza».
Mulvaney no mencionó a Bud Light por su nombre.
A continuación, el activista habló del apoyo a los transexuales. «Apoyar a las personas trans, no debería ser político. No debería haber nada polémico ni divisivo en trabajar con nosotros».
«Yo voy a celebrar el hecho de que no importa cuántos miles de mensajes horribles o presentadores de noticias me confundieran de género o empresas estén guardando silencio, yo puedo mirarme en el espejo y ver a la mujer que soy y que me encanta ser».
Mulvaney terminó el vídeo pidiendo donaciones para el Transgender Law Center. El centro legal se encarga de demandas que apoyan las causas transgénero como, en 2017, cuando ganaron un caso contra el Distrito Escolar Unificado de Kenosha por no permitir a una persona trans acceder al baño de chicos.
Mulvaney tiene 1.8 millones de seguidores en Instagram y el último vídeo ha recibido 2 millones de visitas y más de 300,000 «me gusta». El vídeo también se compartió en TikTok, una plataforma en la que Mulvaney saltó a la fama.
Bud Light responde
Anheuser-Busch, la empresa matriz de Bud Light, dijo en una declaración de respuesta a múltiples medios de comunicación que «seguimos comprometidos con los programas y asociaciones que hemos forjado durante décadas con organizaciones de varias comunidades, incluidas las de la comunidad LGBTQ +. La privacidad y seguridad de nuestros empleados y socios es siempre nuestra máxima prioridad. A medida que avancemos, nos centraremos en lo que mejor sabemos hacer —elaborar una gran cerveza para todos y ganarnos un lugar en los momentos que importan a nuestros consumidores».
La declaración no menciona a Dylan Mulvaney por su nombre. The Epoch Times se ha puesto en contacto con Anheuser Busch para solicitar sus comentarios.
Tras los boicots a escala nacional que comenzaron en abril, cuando salió a la luz el vídeo promocional de Mulvaney, las ventas de la empresa se desplomaron de forma histórica.
En una reciente nota de investigación, el analista de Deutsche Bank, Mitch Collett, reveló que el 24% de los clientes de Bud Light ya no compran la marca, mientras que un 18% adicional compra menos, según Barron’s. Collett advirtió de que Bud Light, como marca, se enfrenta a «retos significativos», especialmente entre los consumidores de más edad.
«Nosotros creemos que el reciente bajo rendimiento implica una reducción permanente en el negocio estadounidense de ABI», escribió Collett en la nota, refiriéndose a Anheuser-Busch InBev, la empresa matriz de Bud Light.
«Nuestros datos de encuestas propias sugieren que es probable que estos vientos en contra desaparezcan, aunque no esperamos que el negocio estadounidense se recupere nunca por completo de sus retos actuales».
La capitalización bursátil de Anheuser-Busch se ha desplomado desde la polémica sobre Mulvaney. Entre el 3 de abril y el 26 de junio, la capitalización bursátil ha caído de USD 134,140 millones a USD 113,570 millones.
Esto supone un descenso de más de USD 20,000 millones, más del 15%.
A pesar de la reacción de los consumidores, Brendan Whitworth, CEO de Anheuser-Busch, reiteró en una reciente entrevista con la CBS que la empresa sigue comprometida con las causas LGBT.
«Pero Light lleva apoyando a LGBT desde 1998. Eso son 25 años, y como hemos dicho desde el principio, seguiremos apoyando a las comunidades y organizaciones que hemos apoyado durante décadas».
Durante más de dos décadas, Bud Light fue la cerveza más vendida en Estados Unidos. Tras la polémica sobre Mulvaney, Modelo Especial, propiedad de Constellation Brands, se convirtió en mayo en la marca de cerveza más vendida en Estados Unidos, destronando a Bud Light, que descendió al segundo puesto.
Kevin O’Leary, presidente de la plataforma de inversión O’Leary Ventures, expresó su intención de enseñar sobre el desastre de Bud Light durante sus visitas a las universidades.
«Esto no tiene precedentes en la industria cervecera. Las marcas de cerveza tardan décadas en construirse y normalmente se lucha por un 1-2% de cuota al año gastando cientos de millones de dólares en publicidad», dijo O’Leary en una entrevista con Fox News el 20 de junio. La situación de Bud Light «no se había dado nunca. Ninguna marca de cerveza había perdido nunca un 25% de cuota de mercado en cuestión de horas. Es algo tan inaudito que no existe un libro de jugadas para esto».
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