JERUSALÉN—El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, realizó una visita sorpresa a las tropas en el sur de Gaza el jueves, dijo su oficina, pocos días antes de que pronunciara un discurso ante el Congreso de Estados Unidos.
La visita de Netanyahu a la ciudad de Rafah, en el sur del país, se anunció horas después de que el ministro de Seguridad Nacional de Israel, Itamar Ben-Gvir, visitara el lugar sagrado más sensible de Jerusalén. La visita de Ben Gvir podría interrumpir las delicadas conversaciones destinadas a alcanzar un alto al fuego en la guerra entre Israel y Hamás, que ha durado ya nueve meses.
Ben-Gvir, un líder colono ultranacionalista, dijo que había ido al lugar del conflicto para rezar por el regreso de los rehenes israelíes «pero sin un acuerdo imprudente, sin rendirse». Los negociadores israelíes aterrizaron en El Cairo el miércoles para seguir trabajando en los dialogos.
Las tensiones en torno al complejo han alimentado anteriores rondas de violencia. El Ministerio de Asuntos Exteriores palestino condenó la visita de Ben-Gvir como una «intrusión provocadora» que ponía en peligro el frágil status quo en relación con el complejo de Jerusalén, que los judíos veneran como el Monte del Templo y los musulmanes como Haram al-Sharif, lugar sagrado e importante símbolo nacional.
Las visitas de ambos líderes ocurrieron horas después de que el Parlamento israelí aprobara por abrumadora mayoría una resolución de rechazo a la creación de un Estado palestino. La votación, en una sesión nocturna que se prolongó hasta el jueves por la mañana, fue en gran medida simbólica y pretendía enviar un mensaje antes del viaje de Netanyahu a Estados Unidos.
La oficina de Netanyahu anunció su visita a Rafah una vez que el primer ministro había salido del territorio palestino devastado por la guerra, y más tarde emitió una declaración en la que subrayaba que «sólo la presión militar nos ayuda a avanzar en el acuerdo sobre los rehenes».
Las fuerzas israelíes invadieron Rafah a principios de mayo, obligando a huir a la mayoría de los 2 millones de palestinos refugiados allí. Rafah, que una vez fue un punto de entrada crucial para la ayuda humanitaria, es ahora una polvorienta ciudad fantasma llena de edificios de apartamentos destrozados por las balas, con paredes reventadas y ventanas rotas. Quedan muy pocos civiles.
Los líderes israelíes han señalado que la operación de Rafah está a punto de concluir—un paso que se espera conduzca a una nueva fase de la guerra de menor intensidad y que podría mejorar las condiciones para un alto al fuego. Israel había afirmado anteriormente que Rafah era el último bastión importante de Hamás en Gaza.
Los ataques israelíes de la noche del jueves en el centro de Gaza mataron al menos a 11 personas, según la organización de Defensa Civil liderada por Hamás y los hospitales. Al menos dos niños y dos mujeres murieron en ataques aéreos contra una casa y un automóvil.
En las últimas semanas, Israel ha intensificado sus ataques en el centro de Gaza, adonde han huido muchos palestinos para escapar de los combates en otras partes del asediado territorio. El ejército israelí dijo que había atacado a un alto comandante de las fuerzas navales del grupo militante palestino Jihad Islámica en la ciudad de Gaza, y a otro comandante de Jihad Islámica responsable de los lanzamientos en la ciudad de Shijaiyah.
Ben-Gvir declaró el jueves frente a la cúpula dorada de la mezquita de Al-Aqsa que «reza y trabaja duro» para que Netanyahu no ceda a la presión internacional y continúe con la campaña militar en Gaza. Ben-Gvir ha visitado con frecuencia el lugar en tiempos de conflicto, provocando condenas. La última vez que visitó el lugar fue en mayo para protestar contra el reconocimiento unilateral del Estado palestino por parte de los países.
Como ministro de Seguridad, Ben-Gvir supervisa las fuerzas policiales del país. Como socio clave de la coalición, Ben-Gvir también tiene poder para arrebatar a Netanyahu su mayoría parlamentaria e intentar forzar las elecciones anticipadas.
Ben-Gvir ha utilizado su influencia para sacar adelante proyectos favoritos y animar a Netanyahu a seguir adelante con la guerra en Gaza, frente a los llamamientos generalizados para alcanzar un acuerdo de alto al fuego que traería de vuelta a casa a los rehenes.
Ha sido condenado ocho veces por delitos que incluyen racismo y apoyo a una organización terrorista. Cuando era adolescente, sus opiniones eran tan extremas que el ejército le prohibió realizar el servicio militar obligatorio.
El viernes se espera que el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU emita una opinión consultiva sobre la legalidad de la ocupación israelí en los territorios que se atribuyen a Palestina, que dura ya 57 años, un caso legal en curso que no está relacionado con la actual guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás.
Israel dijo también que había matado a un alto mando afiliado a Hamás y a otros grupos militantes en Líbano. En un comunicado, la organización suní al-Yamaa al-Islamiya, o Grupo Islámico, lo identificó como Mohammad Hamed Jabbara y dijo que había muerto en un ataque en la zona occidental de Bekaa, en Líbano, no lejos de la frontera con Siria. El ejército israelí describió a Jabbara como un operativo de Hamás en el Líbano que ayudaba a coordinar los ataques del Grupo Islámico contra el norte de Israel.
La guerra en Gaza, desencadenada por el ataque de Hamás el 7 de octubre contra el sur de Israel, ha causado la muerte de más de 38,600 personas, según el Ministerio de Sanidad del territorio, que no distingue entre combatientes y civiles en su recuento. La guerra ha creado una catástrofe humanitaria en el territorio palestino costero, ha desplazado a la mayoría de sus 2.3 millones de habitantes y ha provocado un hambre generalizada.
El ataque de Hamás de octubre mató a 1200 personas, en su mayoría civiles, y los militantes tomaron como rehenes a unas 250 personas. Alrededor de 120 permanecen cautivos, y se cree que un tercio de ellos han muerto, según las autoridades israelíes.
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