El régimen que lidera Daniel Ortega en Nicaragua excarceló este miércoles a 12 sacerdotes y los envió al Vaticano tras un acuerdo con la Santa Sede.
Entre esos religiosos, sin embargo, no se encuentra el obispo Rolando José Álvarez Lagos, que se ha negado a abandonar el país.
A través de una declaración, el régimen de Nicaragua explicó que «luego de sostener fructíferas conversaciones con la Santa Sede» se logró un acuerdo para el desplazamiento hacia el Vaticano de 12 sacerdotes «que, por distintas causas fueron procesados, y que han viajado hacia Roma, Italia, esta tarde».
En la nota, el Ejecutivo nicaragüense dijo que «este acuerdo logrado con la intercesión de altas autoridades de la Iglesia Católica de Nicaragua y en el Vaticano representa la voluntad y el compromiso permanentes de encontrar soluciones, en reconocimiento y aliento de tanta fe y esperanza que anima siempre a los creyentes nicaragüenses, que somos la mayoría».
Los sacerdotes excarcelados y enviados al Vaticano son Manuel Salvador García Rodríguez, José Leonardo Urbina Rodríguez, Jaime Iván Montesinos Sauceda, Fernando Israel Zamora Silva, Osman José Amador Guillén, y Julio Ricardo Norori Jiménez.
También Cristóbal Reynaldo Gadea Velásquez, Álvaro José Toledo Amador, José Iván Centeno Tercero, Pastor Eugenio Rodríguez Benavidez, Yessner Cipriano Pineda Meneses, y Ramón Angulo Reyes.
Los sacerdotes serán recibidos en Roma por personal de la Secretaría de Estado de la Santa Sede, indicó el Gobierno de Managua.
La lista no incluye al obispo Rolando Álvarez, condenado en febrero pasado a más de 26 años de prisión por “traición a la patria” tras negarse entonces a ser expulsado de Nicaragua hacia Estados Unidos junto a otros 222 presos políticos.
Ortega tildó a Álvarez de “desquiciado” y “energúmeno”
Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa, administrador apostólico de la diócesis de Estelí, ambas en el norte de Nicaragua, fue condenado a 26 años y 4 meses de prisión, despojado de su nacionalidad, y también le quedaron suspendidos sus derechos ciudadanos de por vida por delitos considerados “traición a la patria”.
La condena contra el alto jerarca fue dictada un día después de que no aceptara subirse a un avión que lo iba a llevar, junto con otros 222 excarcelados políticos, hacia Estados Unidos, lo que provocó la indignación del líder Ortega, quien lo llamó “soberbio”, “desquiciado” y “energúmeno”.
El papa Francisco calificó como una “dictadura grosera” al régimen de Ortega en Nicaragua, un mes después de esa condena, según una entrevista del 10 de marzo pasado.
“Con mucho respeto, no me queda otra que pensar en un desequilibrio de la persona que dirige (Ortega). Ahí tenemos un obispo preso, un hombre muy serio, muy capaz. Quiso dar su testimonio y no aceptó el exilio”, aseveró Francisco al portal Infobae.
Ortega, que ha calificado como una “mafia” a la Iglesia, declaró interrumpidas las relaciones con el Vaticano.
En julio pasado, el obispo salió por unas horas de la cárcel “La Modelo”, pero regresó a prisión tras negarse a abandonar Nicaragua.
Álvarez es el primer obispo arrestado, acusado y condenado desde que Ortega retornó al poder en Nicaragua en 2007, tras coordinar una Junta de Gobierno de 1979 a 1985, y presidió por primera vez Nicaragua de 1985 a 1990.
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