El periodista y poeta nicaragüense asilado en Estados Unidos Ariel Montoya anunció hoy a Efe la constitución del Partido Anticorrupción en Nicaragua (PANA), una fuerza de centro-derecha que reniega de la política tradicional en ese país.
«Todos los partidos, sin excepción alguna, obedecen a una conducta atávica de caudillos y están coludidos con la dictadura de Daniel Ortega», afirma Montoya para explicar la necesidad de un cambio en la manera de hacer política.
Detrás de PANA, una iniciativa de la que se conversaba desde hace años pero que ha cobrado impulso a raíz de la crisis en Nicaragua, están nicaragüenses de dentro y fuera de su país, dice Montoya, quien es el secretario de la junta directiva de Diáspora Global Nicaragüense.
El directorio de PANA está formado por el excandidato presidencial y líder conservador Noel Vidaurre, radicado en Nicaragua, por el politólogo Max Bradford, en España, el médico Rafael Carcamo, en California, la activista de derechos humanos Muñeca Fuentes, en Miami, el empresario Álvaro de la Rocha, en Washington, y el propio Montoya, en Miami.
Montoya señala que hoy por hoy sería imposible inscribir al partido en Nicaragua, pues las autoridades electorales que responden al sandinismo no lo permitirían, pero lo harán cuando se logre el objetivo de echar a Ortega, a su juicio «el más corrupto» de los gobernantes que Nicaragua ha tenido a lo largo de la historia.
Sin embargo, se busca designar delegados de PANA en cada uno de los departamentos de Nicaragua.
El periodista y escritor, que, según dice, debió dejar Nicaragua por su participación activa en las protestas contra Ortega que estallaron en abril de 2018, señala que PANA va a tener una estructura «sólida, pequeña y moderna» y en lugar de uno va a tener dos secretarios generales para que todas las decisiones se tomen colegiadamente y así ahuyentar el caudillismo.
A juicio de Montoya, no solo los políticos sino todos los que tienen puestos en los poderes del Estado o se han beneficiado económicamente del Gobierno de Ortega son «cómplices» de un régimen que ha hecho bueno incluso al somocismo.
PANA surge porque es hora de «volver a la política decente», subraya el periodista, quien es contrario al diálogo entre el Gobierno y la Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia.
Ambos acordaron el pasado 18 de marzo la liberación de cientos de personas capturadas en el contexto de las manifestaciones contra el presidente Daniel Ortega a partir del 18 de abril de 2018, en un plazo máximo de 90 días.
«Es una burda manipulación para ganar tiempo», dice sobre los tres meses brindados a Ortega para liberar a los presos políticos, un compromiso que no cree que vaya a cumplir.
Montoya se mostró muy crítico con la postura de organismos como la Organización de Naciones Unidas o la Organización de Estados Americanos ante la crisis en Nicaragua y también con Vaticano, incluido el papa Francisco.
Sobre la posición de Estados Unidos y la Unión Europea, la definió como «pasiva».
A su juicio, la diáspora nicaragüense, que cifró en dos millones de personas -Nicaragua tiene seis millones de habitantes-, va a tener un papel clave para que se produzca un cambio en el poder y los criminales paguen por sus delitos.
La crisis que atraviesa Nicaragua desde abril pasado ha dejado 325 muertos, según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), mientras que grupos locales humanitarios elevan la cifra a 561 y Ortega reconoce a 199.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos considera que el Gobierno de Ortega ha cometido crímenes «de lesa humanidad».
La aplicación de la Carta Democrática Interamericana está en proceso en la Organización de Estados Americanos, lo que podría culminar con la suspensión del país centroamericano del organismo continental.
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