La exgobernadora de Carolina del Sur, Nikki Haley, ha prometido que, si es elegida presidenta en 2024, su objetivo será alcanzar un consenso nacional sobre el controvertido tema del aborto.
Haley hizo la promesa el martes durante un discurso organizado por la organización provida Susan B. Anthony List en Arlington, Virginia.
«Quiero salvar tantas vidas y ayudar a tantas madres como sea posible: ese es mi objetivo», dijo. «Para hacerlo a nivel federal, el próximo presidente debe encontrar un consenso nacional».
Haley, que aspira a la nominación republicana a la presidencia, señaló que está abiertamente a favor de la vida «no porque el Partido Republicano me lo diga, sino por razones muy personales».
«Mi marido es la primera razón por la que defiendo la vida», dijo Haley. «Cada día que puedo pasar con el amor de mi vida me recuerda que tengo la bendición de que alguien le salvara la vida».
La exembajadora de las Naciones Unidas reveló que su marido había nacido en un hogar empobrecido y desestructurado, donde su padre biológico «entraba y salía de la cárcel» y su madre biológica había sufrido una lesión cerebral traumática.
Cuando era muy pequeño, el marido de Haley y sus hermanos fueron apartados de la casa de sus padres biológicos y, más tarde, ingresaron en un centro de acogida.
«Afortunadamente, cuando tenía 4 años, una familia adoptó a Michael y a su hermana pequeña. «Les cambió la vida. La adopción literalmente les salvó».
La otra razón que Haley citó para justificar su postura provida fue el hecho de que ella personalmente había luchado por concebir hijos, y sólo lo había conseguido tras «innumerables» tratamientos de fertilidad.
«Creo que cada vida es una bendición de Dios», afirma. «Me duele el corazón cuando alguien decide no seguir adelante con un embarazo».
Consenso
Citando su historial provida como legisladora del estado de Carolina del Sur, gobernadora y embajadora ante la ONU, Haley dijo que su objetivo era salvar la profunda división política sobre el aborto e iniciar una «conversación constructiva» para encontrar un consenso nacional.
«El aborto es un tema profundamente personal tanto para las mujeres como para los hombres», señaló. «Entiendo por qué. El cuerpo y la vida de una persona no son cosas que deban tomarse a la ligera, y no deben politizarse. La cuestión debe abordarse con sensibilidad y respeto, no con juicio y odio».
En los meses transcurridos desde la sentencia de la Corte Suprema de junio de 2022 en el caso Dobbs contra Jackson Women’s Health Organization, según la cual el aborto no es un derecho constitucional, la cuestión ha seguido suscitando debate nacional, protestas y, en algunos casos, violencia y actividad delictiva.
Por ejemplo, el mes pasado, un centro para embarazadas de Nueva York que había sufrido graves daños en un incendio provocado el pasado mes de junio fue objeto de nuevos actos vandálicos con graffitis a favor del aborto.
Haley, en sus declaraciones del martes, dijo que los políticos provida debían ser más enérgicos en su condena de este tipo de ataques, al igual que el presidente Joe Biden.
«El presidente Biden no ha hecho nada para desalentarlo», afirmó. «De hecho, lo promueve. Eso no es liderazgo. Es más partidismo del peor tipo».
Y los medios de comunicación, señaló, no son mejores.
«Seamos sinceros: la mayoría de los medios de comunicación dan prioridad a la demonización», dijo. «Avivan la división, enfrentando a los estadounidenses entre sí. Nadie habla de buscar el consenso. Todo el mundo va a las barricadas y ataca al otro bando. Han convertido una cuestión delicada que ha dividido a la gente durante mucho tiempo en una especie de guerra de ofertas ‘te atrapé'».
Sosteniendo que la Corte Suprema había acertado en su decisión de devolver a los estados la toma de decisiones sobre el aborto, el exgobernador subrayó que la nación debe ahora cambiar su enfoque hacia la búsqueda de un terreno común y abandonar la práctica de demonizar a la otra parte.
«Alcanzar el consenso empieza por humanizar, no demonizar», afirmó. «Igual que yo tengo mi historia, respeto a todos los que tienen la suya. No juzgo a alguien que está a favor del aborto, como tampoco quiero que me juzguen a mí por estar a favor de la vida».
Haciendo un llamamiento a ambos lados de la discusión sobre el aborto para acercarse a un punto de acuerdo, Haley subrayó que había muchos aspectos de la cuestión en los que la mayoría de la gente ya está de acuerdo, como que las vidas de los bebés que nacen vivos después de abortos fallidos deben ser protegidas, y que la disponibilidad del aborto hasta el nacimiento es «un paso demasiado lejos».
«Y todos estamos de acuerdo en que no se debe encarcelar a las mujeres que abortan», añadió. «Unos pocos han pedido incluso la pena de muerte. Es la postura menos provida que puedo imaginar».
Lo más importante, señaló, es que ambas partes reconocen la humanidad de la otra.
«No estamos hablando sólo de política, sino de personas. Esto se pierde a menudo en este debate, tanto en la izquierda como en la derecha, pero yo lo tengo muy presente. Reconozco la humanidad tanto del bebé no nacido como de la madre embarazada».
Papel presidencial
Aunque la presidencia no está facultada para tomar decisiones radicales sobre la legalidad del aborto, Haley afirmó que el ejecutivo de la nación aún tiene un papel que desempeñar en la orientación del debate.
«Necesitamos un presidente que una a los estadounidenses y saque lo mejor de ellos, incluso en los temas más difíciles», señaló. «Ese será mi enfoque como presidenta».
Y es una hazaña que Haley dijo haber logrado antes como gobernadora cuando, en 2015, un tirador en masa mató a nueve feligreses negros durante un estudio bíblico en la Iglesia Episcopal Metodista Africana Emanuel de Charleston (Carolina del Sur).
La tragedia desató un intenso debate en todo el estado sobre la bandera confederada que ondeaba frente a la Casa del Estado de Carolina del Sur.
Haley, reconociendo las divisiones sobre el tema, dijo que ella dirigió los esfuerzos para encontrar un consenso bipartidista sobre el asunto, que dio lugar a la retirada de la bandera.
Haley prometió hacer lo mismo en el tema del aborto y subrayó que había llegado el momento de que el país se uniera en un espíritu de compromiso.
«Discutamos [el aborto] de un modo que permita a los estadounidenses mostrar amor por los demás, no juicio ni desprecio», dijo. «Y encontremos un consenso que nos permita salvar a tantos bebés como podamos, al tiempo que apoyamos a las mujeres en situaciones difíciles».
«Estoy preparada para el duro trabajo que nos espera», añadió. «Y confío en que podamos avanzar juntos hacia nuestra promesa fundacional de vida, libertad y búsqueda de la felicidad para todos».
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