La ciudad de Nueva York pronto subvencionará a sus residentes sin hogar y con bajos ingresos para que vivan al norte del estado, una medida que llega tras meses de esfuerzos infructuosos por reasentar a los inmigrantes ilegales en los condados al norte de la ciudad.
El alcalde de Nueva York, Eric Adams, anunció el martes que emitiría un decreto de emergencia que, por primera vez, permitiría a las personas utilizar los vales de vivienda financiados por la ciudad en cualquier lugar del Empire State.
Los vales, que se administran como parte del programa Suplemento para la Lucha contra la Falta de Vivienda y la Prevención de Desahucios de la Ciudad, o CityFHEPS, tradicionalmente solo han podido ayudar a familias e individuos a pagar el alquiler dentro de los cinco distritos. Los beneficiarios aportan el 30 por ciento de sus ingresos al alquiler, mientras que la ciudad cubre el resto.
En junio de este año, el programa CityFHEPS ayudaba a unas 30,000 familias. No está claro cuántos titulares de vales optarían por abandonar la ciudad.
La posibilidad de mudarse fuera de la ciudad con un vale CityFHEPS, según el gobierno de Adams, aliviará la presión sobre el ya saturado sistema de albergues de la ciudad, un problema gravemente agravado por la llegada de cientos de miles de inmigrantes ilegales.
«Como resultado de una crisis de vivienda y de más de 116,000 solicitantes de asilo llegados a Nueva York pidiendo refugio desde la primavera pasada, tenemos más gente que nunca al cuidado de la ciudad», dijo el alcalde en un comunicado.
«Estas reformas darán a los neoyorquinos de toda la vida la posibilidad de salir del sistema de refugios de nuestra ciudad hacia otras partes del estado con opciones de vivienda más asequibles, al tiempo que abrirán espacio en el sistema de refugios de nuestra ciudad para los aproximadamente 10,000 inmigrantes que siguen llegando a la ciudad en busca de refugio mes tras mes», continuó.
«Esperamos que nuestros socios de todo el estado reciban a estos neoyorquinos de toda la vida con los brazos abiertos y buenas oportunidades de trabajo».
Se espera que Adams emita la orden de emergencia a principios de la próxima semana, y los cambios entren en vigor inmediatamente después.
Líderes de los condado: Revertir esta iniciativa
La decisión se enfrenta a la oposición casi inmediata de los líderes de los condados del norte del estado. Lo que el Ayuntamiento está ofreciendo, dijeron, no es una solución, sino una «extensión directa del fracaso del gobierno federal para hacer frente a la crisis de los migrantes.»La solución a esta crisis descansa directamente a los pies del gobierno federal, donde comenzó», dijo Stephen Acquario, director ejecutivo de la Asociación de Condados de Nueva York, en un comunicado el martes.
«Aunque los condados reconocen la grave situación a la que se enfrenta la ciudad, nos preocupa seriamente que el plan anunciado hoy no haga sino agravar la crisis de vivienda asequible que sufren los condados de todo el estado», señaló Acquario.
En concreto, a los condados les preocupa que esta medida suponga una carga adicional para una serie de servicios del condado, desde la salud mental hasta la salud pública y la educación, que ya están «al límite» en muchas comunidades.
«Trasladar un problema de una parte del estado a otra no resuelve nada, simplemente crea más problemas», dijo Acquario, pidiendo a la ciudad que, mientras tanto, rescinda la iniciativa ampliada de vales de vivienda.
NYC abandona la demanda de reubicación de inmigrantes
El plan de Adams también llega después de que su administración abandonara discretamente las acciones legales contra los condados y ciudades del norte del estado que habían emitido órdenes de emergencia para impedir que los inmigrantes ilegales fueran trasladados allí para recibir vivienda y otros servicios.
La ciudad demandó en junio a más de 30 localidades por esas órdenes, calificándolas de edictos «erróneos e ilegales» «basados en afirmaciones falsas» de que la presencia de inmigrantes ilegales supondría una grave amenaza para la seguridad pública.
«Las OE de los demandados obstaculizan y obstruyen los esfuerzos legales y razonables de la ciudad de Nueva York para hacer frente a la actual crisis humanitaria en todo el estado de una manera que está explícitamente permitida por la ley y requerida por esta emergencia en todo el estado», se lee en una demanda de 37 páginas presentada ante la Corte Suprema de Nueva York.
La semana pasada se suspendió la mayor parte de los recursos judiciales, después de que un juez dictaminara que la ciudad tendría que llevar cada caso ante la corte de los condados correspondientes, en lugar de que todos ellos se vieran en una sola corte de Manhattan, lo que resultaba insostenible desde el punto de vista logístico para los abogados de la ciudad.
Aún quedan cuatro condados en la demanda de la ciudad, a saber, los condados de Dutchess, Orange, Onondaga y Rockland. También han demandado a la ciudad de Nueva York por los intentos de enviar inmigrantes ilegales a sus puertas.
El gobierno de Adams llevaba meses intentando que los condados del norte del estado y de los suburbios acogieran a parte de la creciente población de inmigrantes ilegales bajo tutela de la ciudad. En primavera, Adams hizo uso de su autoridad de emergencia para suscribir un contrato sin licitación por valor de 432 millones de dólares con DocGo, una empresa de sanidad móvil que ya había colaborado con la ciudad en la distribución de vacunas COVID-19, para sacar a los recién llegados de la ciudad en autobús y encargarles habitaciones de hotel y motel en otros condados.
«Limitaría el espacio hotelero durante nuestra temporada turística más activa, amenazando así los puestos de trabajo locales existentes, la economía de la que depende nuestra comunidad», declaró la semana pasada Yvette Aguiar, supervisora de Riverhead, en el condado de Suffolk, en una rueda de prensa sobre el cese de la acción legal de la ciudad de Nueva York contra su localidad.
«Nadie debería intentar burlar nuestra propia zonificación», dijo Aguiar. «Conocemos nuestra ciudad. Conocemos los entresijos. Conocemos a la gente. Y no creo que alguien de Nueva York deba dictar las leyes de nuestro pueblo».
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