Al parecer, el estado de Nueva York se prepara para promulgar la primera prohibición legislativa del país a las estufas de gas para la mayoría de las nuevas construcciones, incluidas las viviendas unifamiliares y los edificios comerciales.
En medio de un revuelo en todo el estado sobre el plan, la legislatura estatal, liderada por los demócratas, está dispuesta a avanzar como parte del proyecto de presupuesto de USD 227,000 millones de la gobernadora demócrata Kathy Hochul, que se centra sobre todo en la eliminación gradual del uso de combustibles fósiles con el compromiso de crear un «medio ambiente más limpio y saludable para las generaciones futuras».
Si se aprueba tal cual, la medida prohibiría la instalación de «equipos y sistemas de construcción que utilicen los combustibles fósiles» en la construcción de nuevas viviendas unifamiliares y multifamiliares más pequeñas, a partir del 31 de diciembre de 2025. La misma prohibición se aplicaría a las nuevas viviendas multifamiliares más grandes y a los edificios comerciales a partir del 31 de diciembre de 2028.
Esta política significa que los nuevos apartamentos o casas construidos después de las fechas de entrada en vigor no podrán tener muchos otros elementos domésticos comunes que utilicen combustibles fósiles, como hornos, calentadores de agua y secadoras de ropa. El término «equipos que funcionan con combustibles fósiles» abarca en realidad una amplia gama de equipos de fontanería, calefacción, iluminación, aislamiento, ventilación, aire acondicionado y refrigeración que funcionan con petróleo o gas, así como ascensores y escaleras mecánicas que funcionan con combustibles fósiles.
Es probable que haya exenciones para las cocinas comerciales, laboratorios, lavanderías, hospitales, crematorios y proyectos de infraestructuras críticas, declaró la oficina del gobernador el mes pasado.
El presupuesto del Estado debe presentarse el 1 de abril a medianoche.
Los partidarios del plan esperan que el estado de Nueva York lleve al siguiente nivel las políticas de California y Washington, informó Politico. Ambos estados, de la costa del Pacífico, han prohibido las estufas de gas en las nuevas viviendas, pero lo hicieron modificando los códigos de construcción en lugar de aprobar leyes.
«Todos los ojos están puestos en nosotros, y muchos otros estados se fijan en lo que hace Nueva York», declaró a Politico Pat McClellan, director de políticas de la Liga de Votantes por la Conservación de Nueva York. «Si demostramos que se puede hacer y tenemos la voluntad política de hacerlo, se abrirán las compuertas para que otros estados tomen medidas».
Críticas
El plan desató la indignación entre los republicanos neoyorquinos. El representante Nick Langworthy (R-N.Y.), que preside el Comité Republicano del Estado de Nueva York, calificó a Hochul de hipócrita por no deshacerse de las estufas de gas en su casa de Buffalo ni de la mansión de la gobernadora en Albany.
«¿Acaso sorprende que la reina Kathy cocine en su cocina de gas cuando viaja en avión privado? Los neoyorquinos están hartos de los hipócritas guerreros del clima y de sus ‘normas para ustedes, pero no para mí'», declaró el congresista al New York Post, en enero. «Nuestro estado está en caída libre, criminal y económicamente, y ella está haciendo la guerra a los electrodomésticos».
Lee Zeldin, excongresista republicano por Long Island y excandidato a gobernador, también discrepó de las prioridades de la administración Hochul.
«Aparte de los impuestos más altos, el aumento de la delincuencia, la eliminación de las estufas de gas, la menor libertad, las calificaciones más bajas en los exámenes y otras tonterías, la vida en el Nueva York de Kathy Hochul va de maravilla para sus ‘apóstoles’ que aún no se van», escribió Zeldin en Twitter el 24 de marzo.
Incluso algunos demócratas expresaron su escepticismo, afirmando que obligar a las familias con bajos ingresos a optar por la electricidad podría hacerles la vida más difícil.
«Yo preferiría que incentiváramos los edificios eléctricos, ya sea a través de créditos fiscales u otras propuestas, en lugar de forzarlo como un problema porque hay mucha preocupación y angustia, en particular en el oeste de Nueva York», dijo la asambleísta Monica Wallace, demócrata, a Politico. «No deberíamos necesariamente prohibir a la gente que busque otras opciones si eso es lo que quieren».
Duelo de estudios
Un estudio reciente (pdf), respaldado por el grupo de defensa de las energías verdes Rocky Mountain Institute, con sede en Colorado, atribuye casi el 13% del asma infantil actual en todo el país al uso de estufas de gas. Esa cifra es similar al porcentaje de asma infantil estadounidense atribuido a la exposición al humo de segunda mano.
«El uso de estufas de gas debería tenerse en cuenta en los enfoques polifacéticos de prevención del asma», afirmaron los investigadores. «Dado que esta exposición se puede prevenir, nuestro estudio demuestra que las estrategias de mitigación conocidas disminuirán la carga de asma infantil provocada por las estufas de gas».
Sin embargo, una exhaustiva revisión bibliográfica (pdf) llevada a cabo por la consultora californiana Catalyst Environmental Solutions concluyó que cocinar con gas «no es un determinante significativo de la calidad del aire interior residencial», concluyendo que muchos estudios científicos sobre este tema se han utilizado en California y otros países afirman falsamente que las estufas de gas dañan la salud respiratoria.
Los investigadores, cuya investigación fue financiada por la Asociación de Restaurantes de California, dijeron que el riesgo de asma tiene más que ver con el tipo de comida cocinada que con el combustible usado para cocinarla.
«Cocinar suele depender de fuentes de calor más limpias, como el gas natural y la electricidad, y se realiza en entornos en los que se procura proporcionar ventilación», escribieron los autores. «En estos entornos, las emisiones atmosféricas se deben al tipo de fuente de calor (es decir, electricidad y gas natural), a los alimentos que se cocinan y al método de cocción».
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