Un nuevo fenómeno celestial ha provocado el interés de científico, astronautas y aficionados. Se trata de la deslumbrante cinta púrpura, verde y blanca que sin explicación apareció en el cielo, y a la cual se le llama STEVE.
Un reciente estudio acaba de averiguar que STEVE (siglas en inglés para “fuerte mejora de la velocidad de emisión térmica”), es un fenómeno que no tiene nada que ver con las auroras “tradicionales”, sino que es un fenómeno celestial completamente nuevo.
El nombre se lo pusieron en Canadá unos seguidores del movimiento ciencia ciudadana cuando divisaron en julio de 2016, una línea violeta en el cielo nocturno de la provincia canadiense de Alberta.
Los cuatro investigadores responsables de este estudio analizaron las observaciones de brillos celestes en el este de Canadá captadas a partir de marzo de 2008.
Emplearon datos de una serie de cámaras dispuestas en formación para captar todo el cielo, así como de un satélite que mide partículas cargadas. Si STEVE se formaba al estilo de las auroras tradicionales, los datos del satélite deberían registrar un aumento en el número de partículas cargadas – electrones o iones – cada vez que STEVE era visible.
Pero los resultados del estudio sugieren que STEVE es producido por un proceso atmosférico diferente al de la aurora, lo que lo convierte en un tipo completamente nuevo de fenómeno óptico.
«Nuestra principal conclusión es que STEVE no es una aurora», dijo Bea Gallardo-Lacourt, física espacial de la Universidad de Calgary en Canadá y autora principal del nuevo estudio en Geofysical Research Letters, una revista de la Unión Geofísica Americana. «Así que ahora mismo, sabemos muy poco al respecto. Y eso es lo bueno, porque esto ha sido conocido por los fotógrafos durante décadas. Pero para los científicos resulta completamente desconocido».
Un espectáculo de luces diferente
Las auroras se producen cuando las partículas con carga (electrones y protones) despedidas por el sol, chocan contra la capa protectora terrestre de la magnetosfera emitiendo luz de diferentes colores, más a menudo verde, rojo y azul.
Con STEVE, no hubo evidencias significativamente altas de un aumento de partículas cargadas golpeando átomos y moléculas en la atmósfera terrestre y provocando que estas brillen, en su lugar, cuando STEVE aparece en el cielo solo se percibieron aumentos relativamente pequeños en la cantidad de electrones y protones de baja energía, lo que muestra que es un fenómeno “claramente distinto.
Además, las auroras son visibles todas las noches si las condiciones de visión son las adecuadas, pero las finas cintas de luz de STEVE, solo eran visibles unas pocas veces al año. La luz de STEVE también se veía más cerca del ecuador que la aurora, que solo puede verse en latitudes altas.
Para dilucidar el enigma del origen del nuevo fenómeno, los científicos comenzaron entonces a utilizar datos de satélites e imágenes de observatorios terrestres para tratar de entender qué estaba causando las inusuales rayas de luz.
El primer estudio científico publicado sobre STEVE encontró una corriente de iones de movimiento rápido, y electrones súper calientes que pasaban a través de la ionosfera, justo donde se observaba el fenómeno. Los investigadores sospecharon que estas partículas estaban conectadas a STEVE de alguna manera, pero no estaban seguros de si eran su causa.
Después de este primer estudio, del que Gallardo-Lacourt fue coautor, los investigadores querían averiguar si la luz de STEVE se produce por la lluvia de partículas en la ionosfera, como ocurre normalmente con la aurora, o por algún otro proceso. En el nuevo estudio, Gallardo-Lacourt y sus colegas analizaron un evento de STEVE que tuvo lugar en el este de Canadá el 28 de marzo de 2008, usando imágenes de cámaras terrestres que graban auroras en Norteamérica.
Norman Siemens caught this beautiful photo of me on Friday night (Aug 17, 2018) near Powder King, in the Pine Pass area of BC!@TweetAurora #Aurora #NotAurora #solarstorm pic.twitter.com/0fQKLRrDSK
— Phenomenal STEVE (@STEVEPhenomena) 20 de agosto de 2018
Los resultados de ese estudio sugieren que STEVE es un fenómeno totalmente nuevo, distinto de las auroras típicas. El satélite POES-17 no detectó ninguna partícula cargada que lloviera a la ionosfera durante el evento STEVE, lo que significa que es probable que sea producida por un mecanismo totalmente diferente, según los autores.
Los investigadores dijeron que STEVE es un nuevo tipo de fenómeno óptico que llaman «skyglow». Ante tanta incertidumbre ahora se prepara una nueva prueba que tratará de aclarar si las corrientes de iones rápidos y electrones calientes en la ionosfera originan la luz de STEVE, o si esa la luz viene de más arriba; lo que por ahora es el mayor secreto.
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