Esta noche comienza la imposición de un toque de queda en albergues de migrantes de la ciudad de Nueva York. El alcalde Eric Adams tomó la decisión tras abordar quejas de los vecinos.
El toque de queda afecta a cuatro «centros de respiro», donde los migrantes no podrán salir entre las 11 p.m. y las 6 a.m., aunque habrá excepciones para ir o volver de trabajar, estudiar, y de citas legales o médicas. Estos son centros operados por la oficina de Gestión de Emergencias, que albergan a personas por periodos cortos mientras esperan que se los ubique en albergues de migrantes o de indigentes donde podrán quedarse a más largo plazo.
Dos de los centros afectados se encuentran en Queens, otro en Brooklyn y otro en Manhattan. En ellos se encuentran unas 1900 solicitantes de asilo, según indicaron funcionarios de la ciudad.
Quienes violen el toque de queda tres veces en 30 días serán expulsados del albergue.
En una entrevista del 15 de enero en la radio 77 WABC, el alcalde Adams explicó que ya hay otros albergues con toques de queda en la ciudad, aquellos dependientes del Departamento de Servicios Públicos. «No deberíamos permitirle a la gente llegar a cualquier hora de la noche, vamos a seguir imponiendo… Nuestro objetivo no es dañar a las comunidades».
Funcionarios de la ciudad declararon a medios de comunicación que una de las razones para imponer el toque de queda fueron las quejas de vecinos, por motivos que van desde mendigar o ir casa por casa pidiendo ropa, a robos en tiendas y otros episodios violentos.
A principios de enero, el alcalde Adams había reconocido en una rueda de prensa que algunos de los inmigrantes ilegales que han estado llegando a la ciudad se han involucrado en lo que él llamó un «patrón de robos«, aunque no culpó específicamente a los inmigrantes por el aumento de ciertos tipos de crímenes en la ciudad.
«Identificamos un patrón de robos, y hubo algunos migrantes que participaron en ese patrón de robos», dijo el alcalde respondiendo a una pregunta de un reportero. «No es que cada patrón de robos que tenemos en la ciudad es cometido por migrantes, pero identificamos que este era un patrón de robos y que había migrantes participando en ese patrón de robos».
También dijo que si la gente se encuentra en una situación en la que no tienen permiso para trabajar y no pueden ganarse el sustento «tienen que estar sentados todo el día, y eso no es una buena situación».
Tanto el alcalde Adams como la gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, han estado pidiendo a la Administración Biden que tome medidas para que los inmigrantes ilegales puedan obtener autorización para trabajar más rápido.
Adams también ha estado reclamando a la Administración Biden que tome medidas para frenar el flujo de inmigrantes que llegan a la ciudad, y en la entrevista de radio antes mencionada, explicó que hay muchas leyes que restringen lo que él como alcalde puede hacer.
«Estas leyes me impiden entregar a ICE a quienes cometen delitos graves. Las leyes me lo impiden. La ley me impide que detenga los autobuses [de migrantes que llegan desde otros estados]. (…) Y no tengo el poder de deportarlos», dijo.
En el último año, casi 170,000 inmigrantes ilegales han llegado a la ciudad de Nueva York. Unos 2,500 continúan llegando cada semana. Adams ha advertido repetidas veces que la ciudad no podrá mantenerlos por mucho más tiempo.
The Epoch Times se comunicó con la oficina del alcalde Adams para pedir más comentarios.
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